La actividad en caída libre

Si bien el INDEC trató de “lavar su imagen” a comienzos del año con la publicación de un nuevo índice de precios y el cambio de base de medición del PBI, los datos dados a conocer por dicho organismo en el transcurso de los meses, han ratificado que sólo se trató de un intento.

En el día de ayer, el instituto oficial de estadísticas dio a conocer el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), que adelanta la evolución del PBI. Según el INDEC, en el mes de mayo el PBI aumentó un 0,5%, y el dato corregido de abril mostró un avance del 0,4%, lo que muestra dos meses seguidos de expansión en términos mensuales.

Sin embargo, respecto del año anterior, mayo se contrajo por tercer mes consecutivo, un 0,2%, aunque desacelerándose la caída respecto a la de los meses anteriores (0,7% en abril y 0,9% en marzo). Asimismo, se estima que junio también arrojó un resultado negativo, lo que confirma que el país se encuentra en “recesión técnica”, ya que lleva tres trimestres seguidos de caída del nivel de actividad, con su consabido impacto sobre el nivel de empleo, el cual se está comenzando a hacer evidente, sobre todo en el sector automotor, el más golpeado por la recesión que atraviesa la economía.

Si bien el informe no presentó la evolución por sector económico, las mayores caídas se verificaron en industria, construcción y comercio – tanto interior como exterior - , mientras que la mayor cosecha de soja parece haber sido la causa de que la caída de mayo no fuese tan pronunciada.

Asimismo, la incertidumbre generada por la posibilidad que la economía vuelva a entrar en “default” podría acelerar aun más la caída del nivel de actividad, y además en el tercer trimestre se reduce el impulso de la producción agropecuaria, por lo que el tercer trimestre se prevé más recesivo.

Por otra parte, la trayectoria ascendente de la inflación no hace más que agravar la situación, debido a que la caída del poder de compra de los salarios también impacta sobre la evolución del comercio, y las diferentes trabas impuestas por el Gobierno a los distintos sectores no hacen más que desalentar la inversión.

En este escenario y con la probabilidad de que todo se complique aun más la semana que viene por el tema de la deuda, sólo queda rezar para que la política económica argentina se estabilice y comience un sendero de expansión. No obstante, sin considerar el tema de la posibilidad del “default”, se espera que el año termine con una recesión de alrededor de un 1%, superando las previsiones iniciales. Una cifra que no se encuentra en línea con las de la “década ganada”.

El fin del boom del consumo

Analizando el mercado laboral de los últimos años, encontramos que los trabajadores le ganaron a la inflación, a pesar de avance de esta. Examinando cifras de empleo y salarios frente al aumento de precios, se observa que entre 2003 y 2008 el empleo formal creció un 9%, el salario nominal un 20% anual, frente a una tasa de inflación promedio del 14% anual y entre 2008 y 2011 el empleo se expandió sólo un 2% frente a un aumento del 27% de los salarios y 22% de la inflación anual.

Según las cifras expuestas, hubo ocho años desde la salida de la Convertibilidad de incremento sostenido de salarios reales. De esta forma, el consumo privado se duplicó durante ese período, apuntalando el crecimiento económico, y permitiendo al equipo económico mantener el discurso del modelo “nacional y popular” que beneficiaba a los trabajadores. Si bien este esquema fue el prevaleciente hasta 2012, año en que se registró el último incremento -marginal- de salario real (+0,2%) dado que las paritarias lograban estar en línea con el aumento del nivel general de precios, ya el año 2013 cerró con una caída del poder de compra de 1,6% y con el nivel de empleo creciendo anémicamente, a una tasa del 1%.

Durante 2014 el panorama de los años previos no sólo se revertirá, sino que el alza de la inflación profundizará la caída del poder de compra de los salarios, debido a que las paritarias libres no lograron ponerse en línea con la suba esperada del nivel de precios, la cual se encuentra en torno al 35%.

Según estimaciones propias, durante los primeros tres meses del año los salarios reales acumularon una contracción del 5,2%, mientras que en marzo exhibieron una reducción del 5,3% interanual. En esta línea, se proyecta una caída del poder adquisitivo en torno al 10% para todo el año, una vez finalizadas las negociaciones salariales, debido a que el menor nivel de actividad que se estima para el resto del año (-1,1%) moderará, al menos parcialmente, la suba de precios.

Asimismo, debe destacarse que el panorama del mercado de trabajo no sólo muestra una contracción en el plano salarial, sino que la merma en el nivel de actividad se traduce en un menor dinamismo del empleo. Si bien aun no hay despidos masivos, si se observa que algunos sectores, principalmente el automotriz, comenzaron con las suspensiones y el pago del 60% de los haberes del personal suspendido. Así la demanda laboral acumula una caída del 6% en lo que va del año, mientras que comparado con marzo del año anterior y se observa una mayor disminución del 10,6% interanual.

En este escenario, el menor dinamismo del mercado de trabajo y el impacto de la inflación sobre los ingresos asestarán un duro golpe al consumo. De esta forma, 2014 marcará el fin del “boom” del consumo, un hito del modelo kirchnerista.

Este artículo fue escrito en colaboración con Mariano Carpineti