Brasil: fin del ajuste monetario

La séptima economía del mundo y la primera de América Latina se encuentra ahogada tanto por factores externos como internos: la caída del precio de las materias primas, las turbulencias en China y, sobre todo, el debilitamiento del Gobierno de la presidente Dilma Rousseff, cuya popularidad se derrumbó al ritmo de un gigantesco escándalo de corrupción en la estatal Petrobras, seguido de una disminución de su fuerza de apoyo en el Congreso.

Para completar el cuadro negativo, en medio de este escenario, el Gobierno presentó un presupuesto deficitario para 2016 por primera vez en su historia, lo que acercó al país a la posibilidad de perder el preciado grado de inversión.

En este complejo contexto, el miércoles el Comité de Política Monetaria (Copom) de Brasil decidió detener uno de los ciclos más agresivos de subas de tasas de interés a nivel mundial, a pesar de la creciente inflación que sufre la economía carioca.

Luego de que hace dos semanas se conociera que la primera economía de la región entró en recesión técnica, el Copom relajó el ajuste a una economía en caída libre, pese a que aún persisten los temores de alta inflación, en un contexto de severa crisis fiscal. Continuar leyendo

El desafío de impulsar la inversión

Durante los últimos años, el Gobierno ha sostenido como estrategia de crecimiento el fomento del consumo, en detrimento de otras variables de la demanda, tales como la inversión y las exportaciones, las cuales son los componentes más dinámicos de la demanda agregada. La primera constituye tanto mayor demanda en el corto plazo como más oferta en el mediano plazo, ya que expande la capacidad productiva de una economía. La segunda, en tanto, representa más demanda, y con una correcta administración del tipo de cambio en niveles competitivos, más divisas comerciales.

Si bien ambas cumplen un rol crucial en el proceso de crecimiento económico, nos centraremos en esta ocasión en la inversión. Como se mencionó previamente, la formación de capital tiene un doble efecto. En el corto plazo, desde el punto de vista de la contabilidad nacional, la expansión de la inversión aumenta la demanda agregada, y por lo tanto, el PBI.

Por su parte, en el mediano plazo, la inversión productiva en capital físico expande la oferta agregada, eleva el stock de capital per cápita y con ello la productividad laboral. Asimismo, según las teorías de crecimiento endógeno, a través de la inversión se puede influir sobre el avance tecnológico y el proceso de innovación. De esta forma, la inversión favorece al crecimiento económico sostenido.

Pero para que no quede todo en meras palabras y teorías, veamos un poco de números para la economía argentina. En el gráfico 1 se muestra la relación positiva entre la tasa de variación de la inversión y el PBI entre el primer trimestre de 2005 y 2015.

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La clave está en la inversión

A menos de un año del cambio de gobierno, son numerosas las preguntas que nos hacemos en torno a cuestiones de política económica. Una muy importante es: ¿cuál será la “variable estrella” de la nueva administración?

Para el kirchnerismo el consumo fue la clave del crecimiento económico. Sin embargo, el mismo no fue sostenible debido al agotamiento de la capacidad ociosa inicial y a la  desaceleración del viento de cola (altos precios de los commodities).

Y a pesar de los malos resultados de los últimos trimestres, la administración actual repetirá esta estrategia en 2015: mantendrá (en la medida de sus posibilidades) el tipo de cambio atrasado con el fin de mantener la inflación, al menos parcialmente, bajo control; lo que de manera adicional provocará un aumento de salarios en dólares. Todo esto en pos de expandir el consumo privado en un año de elecciones. Continuar leyendo