El desafío de impulsar la inversión

Durante los últimos años, el Gobierno ha sostenido como estrategia de crecimiento el fomento del consumo, en detrimento de otras variables de la demanda, tales como la inversión y las exportaciones, las cuales son los componentes más dinámicos de la demanda agregada. La primera constituye tanto mayor demanda en el corto plazo como más oferta en el mediano plazo, ya que expande la capacidad productiva de una economía. La segunda, en tanto, representa más demanda, y con una correcta administración del tipo de cambio en niveles competitivos, más divisas comerciales.

Si bien ambas cumplen un rol crucial en el proceso de crecimiento económico, nos centraremos en esta ocasión en la inversión. Como se mencionó previamente, la formación de capital tiene un doble efecto. En el corto plazo, desde el punto de vista de la contabilidad nacional, la expansión de la inversión aumenta la demanda agregada, y por lo tanto, el PBI.

Por su parte, en el mediano plazo, la inversión productiva en capital físico expande la oferta agregada, eleva el stock de capital per cápita y con ello la productividad laboral. Asimismo, según las teorías de crecimiento endógeno, a través de la inversión se puede influir sobre el avance tecnológico y el proceso de innovación. De esta forma, la inversión favorece al crecimiento económico sostenido.

Pero para que no quede todo en meras palabras y teorías, veamos un poco de números para la economía argentina. En el gráfico 1 se muestra la relación positiva entre la tasa de variación de la inversión y el PBI entre el primer trimestre de 2005 y 2015.

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El sector público es el único que “mantiene” el nivel de actividad

Esta semana el INDEC presentó las estimaciones preliminares sobre nivel de actividad para el segundo trimestre del año. Las mismas, si bien son muy cuestionadas, sirven como guía para delimitar la trayectoria de los componentes de oferta y demanda agregada.

Para el organismo oficial, la oferta de la economía se contrajo un 1,8% respecto al mismo trimestre de 2013 explicado por un comportamiento neutro del PBI (0,0%) y una fuerte caída de las importaciones (-10,5%), debido a las fuertes restricciones impuestas por el gobierno a la compra de bienes en el exterior.

En tanto, desde la perspectiva de la demanda, las exportaciones de bienes y servicios cayeron un 7,4%, la inversión un 3,7% y el consumo privado un 2,5%. El único componente que se expandió en la comparación anual fue el consumo de gobierno (+4,2%). Continuar leyendo

La actividad en caída libre

Si bien el INDEC trató de “lavar su imagen” a comienzos del año con la publicación de un nuevo índice de precios y el cambio de base de medición del PBI, los datos dados a conocer por dicho organismo en el transcurso de los meses, han ratificado que sólo se trató de un intento.

En el día de ayer, el instituto oficial de estadísticas dio a conocer el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), que adelanta la evolución del PBI. Según el INDEC, en el mes de mayo el PBI aumentó un 0,5%, y el dato corregido de abril mostró un avance del 0,4%, lo que muestra dos meses seguidos de expansión en términos mensuales.

Sin embargo, respecto del año anterior, mayo se contrajo por tercer mes consecutivo, un 0,2%, aunque desacelerándose la caída respecto a la de los meses anteriores (0,7% en abril y 0,9% en marzo). Asimismo, se estima que junio también arrojó un resultado negativo, lo que confirma que el país se encuentra en “recesión técnica”, ya que lleva tres trimestres seguidos de caída del nivel de actividad, con su consabido impacto sobre el nivel de empleo, el cual se está comenzando a hacer evidente, sobre todo en el sector automotor, el más golpeado por la recesión que atraviesa la economía.

Si bien el informe no presentó la evolución por sector económico, las mayores caídas se verificaron en industria, construcción y comercio – tanto interior como exterior - , mientras que la mayor cosecha de soja parece haber sido la causa de que la caída de mayo no fuese tan pronunciada.

Asimismo, la incertidumbre generada por la posibilidad que la economía vuelva a entrar en “default” podría acelerar aun más la caída del nivel de actividad, y además en el tercer trimestre se reduce el impulso de la producción agropecuaria, por lo que el tercer trimestre se prevé más recesivo.

Por otra parte, la trayectoria ascendente de la inflación no hace más que agravar la situación, debido a que la caída del poder de compra de los salarios también impacta sobre la evolución del comercio, y las diferentes trabas impuestas por el Gobierno a los distintos sectores no hacen más que desalentar la inversión.

En este escenario y con la probabilidad de que todo se complique aun más la semana que viene por el tema de la deuda, sólo queda rezar para que la política económica argentina se estabilice y comience un sendero de expansión. No obstante, sin considerar el tema de la posibilidad del “default”, se espera que el año termine con una recesión de alrededor de un 1%, superando las previsiones iniciales. Una cifra que no se encuentra en línea con las de la “década ganada”.