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Enrique Avogadro

Las fotos vienen siendo “la noticia” y si se las saca uno mismo, aún más. Aquel domingo de la ceremonia de la entrega de los premios Oscar, la selfie o autofoto que realizó la presentadora Ellen DeGeneres fue la más retuitiada de la historia –según fuentes de Twitter- y no sólo eso, sino que la empresa del teléfono que usó DeGeneres donará 3 millones de dólares para obras de caridad, por haber usado el mismo.

Del daguerrotipo a la selfie hay un largo e histórico camino recorrido, desde los soportes, las luces y sombras, del blanco y negro a los colores, la foto digital y hasta el photoshop, todo ha sido posible dentro de su universo, y aunque tenga tanto que ver la innovación y la tecnología, los cambios no han echado a perder la mística que contiene una imagen congelada. Porque más allá de las cualidades de la foto o la habilidad de su fotógrafo, contemplar una imagen es poder estar y vivir “de alguna manera” en esa foto, transportarse. Hay fotos que han cambiado la historia, que han torcido un destino, otras que han hecho justicia y muchas tantas han hablado más que mil palabras.

Una foto de la torre Eiffel nos hace volar a Paris, una foto de una pareja bailando tango nos transporta a Buenos Aires, una foto de gente escapando de la guerra nos puede hacer llorar y así infinitamente. Para sacudir las emociones, valdrá la pena aprovechar “In your Face” la muestra del fotógrafo peruano Mario Testino, que aterrizó este mes de marzo en la Ciudad de Buenos Aires y que permanecerá en el Malba hasta el 16 de junio. Las 122 imágenes que se exponen son la muestra de su trayectoria como fotógrafo de grandes producciones de moda, retratos, campañas y su fórmula única de abundancia de culturas y códigos visuales, cuentos de hadas, sadomasoquismo y pop. También será distinguido como Huésped de Honor de la ciudad de Buenos Aires. Habrá que ajustar el lente y hacer clic en la agenda, para no perdérselo.