Es impericia propia, no terrorismo ajeno

La calidad de los gobiernos queda expuesta ante las adversidades o las situaciones comprometedoras. Allí es donde deben responder con rapidez y eficacia. El mensaje de ayer de la presidenta Cristina Kirchner es justamente inverso y deja zozobra, incertidumbre y miedo en la economía.

Cuando en el año 2011 se modificó la ley antiterrorista, teníamos dudas acerca de la conveniencia de esta señal para la sociedad. En aquel momento, la inflación ya llevaba cuatro años golpeando la economía, el tipo de cambio era un problema grave para muchos sectores de la producción y una incertidumbre por el cepo, y el empleo privado había dejado de crecer y sólo se expandía el empleo público.

Todas esas señales de alarma que llamaban la atención durante aquel 2011 se agravaron en estos tres años. Nuestra presunción con respecto a qué quería hacer el gobierno con esta ley, se confirmó.

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