El cuidado de la vida vulnerable es la solución

Esteban Liendo

Recientemente ha tenido lugar un episodio doblemente triste en el Hospital Fernández. Una mujer fue criminalizada por haber llegado con un aborto en curso. Luego fue denunciada y detenida por algunas horas. Sin embargo, no son estas experiencias ulteriores lo que una mujer en esa situación necesita. Atención y contención son, en realidad, las verdaderas soluciones. En primer lugar para evitar el aborto, una carga pesada sobre el corazón y el cuerpo de la mujer. Y en segundo lugar, ante el primer fracaso, para paliar las consecuencias dolorosas de haberlo realizado.

Las paradojas del aborto son cada vez más claras: ¿quién gana con un aborto? Nadie. Ni la mujer, ni su hij@, ni la sociedad. Nadie. Es una claudicación a la miseria, a la desesperanza, a la apatía. Y así otras preguntas quedan flotando en el aire: ¿alguien la ayudó en su situación de riesgo?, ¿alguien la presionó para que abortara?, ¿alguien miró para otro lado?, ¿quién fue indiferente ante la situación del aborto de esta mujer?

Las madres en riesgo son vidas vulnerables, y para cuidar a los niños y niñas por nacer, debemos, antes que nada, cuidarlas a ellas, y afrontar los problemas integralmente: ofrecer protección, ayuda y contención real. Suplir las presiones violentas del entorno con una mano amiga, que la ayude a reconocer a su hij@ por nacer para que pueda darle la oportunidad de la vida, a la vez que ella –la mamá- se da una oportunidad. Ante la careta humanitaria del aborto, ofrecer un verdadero rostro solidario y una atención concreta.
La legisladora María Rachid ha acusado penalmente a las médicas que hicieron la denuncia. En un comunicado de prensa admite que el aborto es una experiencia “traumática”. Justamente, como es un trauma real para la mujer y nadie lo desea, existe lo que los médicos denominan síndrome post-traumático del aborto. Un dolor que queda, a veces manifiesto, a veces latente, en el corazón de toda madre que ha abortado.

¿Acaso son experiencias traumáticas lo que, como sociedad, le ofrecemos a estas mujeres, víctimas de la exclusión social, del machismo y de la indiferencia? Como Rachid, compartimos que el aborto supone un drama y una tragedia que la dignidad de las mujeres argentinas no merece. Pero no nos resignamos a ofrecerlo como solución. El aborto es cruel, frío, es un proceso de descarte de vidas humanas. El aborto no puede ser nuestra propuesta si buscamos una sociedad más justa. Como sociedad no podemos mirar para otro lado, mientras sentenciamos a la oscuridad del aborto a tantas mujeres vulnerables. Tenemos que ponerle la cara al problema y ofrecer una solución verdadera: la educación sexual integral y el cuidado real de la vida vulnerable, de la madre y de su hij@ por nacer.