La Obama brasileña

Fabián Calle

Tal como lo indicábamos en este portal la semana pasada, el accidente aéreo que provocó la muerte del candidato presidencial del Partido Socialista, Eduardo Campos, y de 6 acompañantes fue un verdadero “Cisne Negro” en estas elecciones brasileñas.

Hasta ese día, los mandos del oficialismo veían con preocupación pero con confianza una victoria de la presidente Dilma Rousseff en una segunda vuelta frente al socialdemócrata Neves. Un síntoma en este sentido era que la candidata petista encabezaba la intención de votos en el Estado de origen de Neves.
No obstante ello, para el Gobierno había quedado atrás la posibilidad de un triunfo en primera vuelta cómo mostraban las encuestas poco más de un año atrás. Las protestas de amplios sectores de las nueva y creciente clases medias brasileñas de mediados del 2013 dieron por tierra con ello, sumado a un escaso crecimiento económico, un leve pero aumento al fin de la inflación (pero siempre por debajo de un envidiable 7 por ciento anual) y críticas a los gastos por el Mundial de fútbol.

En tanto, las élites económicas y financieras comenzaron a ver con buenos ojos una alternancia en el poder, más aun frente a lo que se consideran un cierto exceso o intención de dirigismo económico y centralización en la tomas de decisiones de la Presidente. No casualmente, cualquier signo que apuntara a una Rousseff con un camino menos despejado a un segundo mandato se reflejaba en una suba de la Bolsa de Valores y otros indicadores de confianza de los inversores.