¿UVI o nueva 1050?

Sin dudas todos sabemos y conocemos la necesidad de generar inversión y consumo en nuestro país a los efectos de darle dinámica a la economía para que en un mediano plazo se puedan alcanzar los niveles de crecimiento del PBI que no tenemos desde el año 2010 como consecuencia de la falta de inversión. Debemos notar que la inversión total del país entre los años 2004 y 2009 ascendía al 24%-25% anual, fogoneada por la inversión pública y desde el año 2010, cuando se retiró dicha inversión pública, la inversión total cayó al orden del 1,5% máximo —según los datos brindados por el mismísimo Instituto Nacional de Estadística y Censos antes de la salida de la administración anterior.

Como ya dijimos anteriormente, debemos generar inversiones para dinamizar la economía. Una de las formas de generar inversión es a través de la construcción y para darle dinamismo al mercado de propiedades (“mercado del ladrillo”, que siempre seduce en forma histórica a los argentinos), la compra-venta de viviendas. Para ello, la actual administración ha generado un nuevo esquema de créditos hipotecarios indexados por inflación (UVI) en el cual se requiere un 30% aproximadamente de los ingresos contra lo que se solicitó hasta el viernes 8 de abril de 2016 para acceder a él, aunque sufrirá el ajuste por inflación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en cada una de sus cuotas. Continuar leyendo

Restablezcamos el sistema tributario

En nuestro país desde hace ya mucho tiempo se ha establecido un régimen tributario y no un sistema tributario, pero ello se ha acentuado en la última docena de años. Hasta 2003 la presión tributaria era del 23%, mientras que en los últimos meses esta arribó al 46%; la presión total no es ni más ni menos que la sumatoria de los tres estados —nacional, provincial y municipal. Para que se entienda mejor todo ello, podemos decir que por cada 100 pesos que una persona gasta 46 son impuestos.

También debemos reconocer que en los primeros días de este nuevo Gobierno se empiezan a mostrar signos de tratar de enmendar todo esto, los más a la vista son hasta el momento la eliminación de retenciones (que si bien no son parte explícita del sistema tributario en su origen, sí lo son por el monto que representan en la recaudación nacional) y lo que sería la eliminación del impuesto a los vehículos de alta gama. Si tomáramos esta combinación, estaríamos reduciendo la presión en el orden del 3 o 4 por ciento nominal, pero la real en el orden del 6 o 7 por ciento. Sobre el tema también puedo incluir que debería eliminarse un número de 30 a 34 impuestos de los 40 en total que posee nuestro país y que representan el 13% de la recaudación total. Entonces, para decirlo más claro aún en cinco impuestos se concentra el 87% de la recaudación total del país.

Tengamos en cuenta que la recaudación total de nuestro país se encuentra cercana a los 1.500.000.000.000 pesos este año, contra un PBI a precios de mercado del orden de los 3.100.000.000.000 pesos. Todos estos números generan en definitiva cuellos de botella en cuanto a los medios de producción y generación de empleo necesarios para el crecimiento de nuestro país. Producir este tipo de efecto lleva en un plazo más cerca que lejano hacia la tendencia a la recesión con inflación que poseemos. Continuar leyendo

Más circulación de billetes

Desde la proclamación del nuevo Gobierno electo han surgido muchos proyectos de trabajo en el orden económico. Aunque digamos que el de mayor importancia no es el presentado por el futuro ministro de Hacienda y Finanzas, sino el del próximo ministro del Interior de la administración Macri, Rogelio Frigerio (n).

El anteriormente mencionado proyecto no es ni más ni menos que la impresión de billetes de 200, 500 y 1.000 pesos a los efectos de facilitar las transacciones comerciales, aunque indefectiblemente esto traerá aparejado un nivel de inflación superior al habitual durante los meses de enero y febrero.

En cuanto a lo positivo, es de utilidad para facilitar las transacciones comerciales, si se sacaran del circuito comercial algunas de las tres series de billetes de 100 pesos que hoy coexisten (Roca, Evita y Madres de Plaza de Mayo), de las que se mandaron a fabricar 80 millones adicionales de la misma denominación en las sedes de Retiro (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), ex Ciccone Calcográfica (Buenos Aires), Casa de la Moneda de Chile y de Brasil, a los efectos de saldar los sueldos y los aguinaldos del mes de diciembre de 2015. Continuar leyendo

El rechazo a una PASO amplia y total

Tras las idas y vueltas políticas de estas últimas semanas, y como consecuencia de la obcecación y cierto engreimiento de unos -que se colocan en un lugar que saben  no poseen en la actualidad- en contraste con las continuas muestras de humildad de otras fuerzas, sólo queda decir que la Alianza electoral celebrada entre el PRO, la UCR –de casi todo el país menos la única provincia fuerte como lo es Córdoba- y Elisa Carrió –puesto que la mayoría de la Coalición Cívica no ingresó en él- se convierte en plenamente funcional a la administración nacional, por la posición irreductible de la mayoría de sus integrantes, de no aceptar una PASO que incluya a la mayor parte posible de los actores de la oposición. Ante una negativa tan constante y cerrada, sólo quedaría por suponer: Continuar leyendo

Problemática post-default parcial y administrado

El Gobierno nacional parece estar encaminando al país hacia la que sería la octava cesación de pagos de su historia, apostando a una caída en un próximo default parcial y administrado, como pretenden los actuales funcionarios hacerlo aparecer, y presentándolo como consecuencia de la decisión del Juez Griesa y no de la inoperancia propia –algo normalmente llamado “relato”, destinado a los pocos adeptos incondicionales que aún conservan-. Desde esta perspectiva, evaluando las consecuencias posteriores al 31 de julio de 2014 -el plazo otorgado por el Juez vence el día 30 de julio próximo-, y sabiendo que estamos en una recesión cuyo mejor indicador es el menor incremento real de la recaudación nacional-, podríamos decir que nos encontraríamos con los siguientes inconvenientes:

 

-          falta de ingreso de divisas internacionales (dólares estadounidenses)

-          salida de divisas, como consecuencia de las compras al exterior, que salen desde el B.C.R.A.

-          incremento de pesos circulantes en la calle

-          niveles de inflación mayores a los convenidos hasta el mes de mayo de 2014, lo que acentuaría una espiral inflacionaria combinada por expectativa y por costos de los insumos, llegando a cerca del 55% anual

-         incremento del número de empleados que pagan impuesto a las ganancias, licuándose el aumento de paritarias y tornándolo inviable

 

Por todo lo anterior, estamos en condiciones de afirmar que el segundo semestre de 2014 no sólo no será un lecho de rosas sino que podría representar un verdadero calvario para el Gobierno nacional que trata de mantener las reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina en torno a los U$S 28.000 millones, aunque con los pagos a realizar entre septiembre y diciembre/2014 -alrededor de U$S 1.000 millones, más los pagos de costos e insumos en el orden de los U$S 2.000/3.000 millones- y ante la falta de ingresos que aseguren un flujo de fondos, nos encontraríamos con un nivel de reservas internacionales a fin de año de cerca de U$S 25.000 millones, con todos los problemas que ello traería aparejados para el país y el futuro gobierno. Lo que en la calle se llama normalmente embarrar la cancha, con la idea de que sería factible el regreso en el 2019.                                           

Fondos “buitre” y relato

Con referencia a los ya muy famosos “fondos buitre”, cabe aclarar que se califica de esta forma a grupos de inversión de empresas o aglomeraciones de compradores individuales agrupados por entidades financieras -como por ejemplo: jubilados italianos que compraron bonos del Estado argentino a través de diversos bancos-, que aprovechan situaciones desesperantes de títulos públicos, preferentemente de Estados con problemas financieros y/o económicos, para adquirir bonos en valores considerablemente menores a los normales.

A partir de esta definición, podemos preguntarnos qué pasaría por ejemplo si nos enteramos de que existen acciones de empresas muy solventes que operan en la Bolsa que poseen valores momentáneos en el orden del 20 ó 25% de su valor normal… Indudablemente la respuesta es que, si dispusiéramos de los fondos necesarios, compraríamos esas acciones esperando el momento en que vuelvan a sus valores habituales o normales para revenderlas y obtener así una ganancia directa y libre de impuestos -por encontrarse este tipo de transacciones exentas de ellos- o esperar y tratar de cobrar el total de los recursos comprometidos.

Entonces ¿cuál sería la diferencia entre nuestro accionar y el de los fondos internacionales? ¿Seríamos “buitres” incluso nosotros por tratar de tener una pequeña ganancia?

Esto claramente corresponde al relato que emana de la cúpula del poder político en nuestro país para tratar de revertir en la opinión pública  las consecuencias negativas que resultan de la prepotencia y la soberbia del “no pensamos pagarles”, mensaje comunicado por todos los medios de prensa nacionales e internacionales.

Por todo esto tenemos que entender que la sentencia del juez de Nueva York Thomas Griesa corresponde a la continua dilación de nuestro país en cuanto a los distintos fallos de conciliación dictados con anterioridad desde hace aproximadamente 5 años e incumplidos constante y regularmente por los abogados que defienden los intereses nacionales en base a directivas de nuestro Poder Ejecutivo, plenamente convencido de que esta situación no estallaría antes de fines de 2015 y sería el “regalo” para la próxima administración.

Nunca imaginaron que detonaría la situación en estos momentos como consecuencia de los distintos acuerdos logrados para saldar las deudas contraídas en el CIADI y organismos internacionales (como la expropiación de YPF a Repsol y el Club de París).

En definitiva, es la propia impericia del gobierno la que nos llevó a esta situación de “default técnico parcial” como consecuencia de una deuda de U$S 1.330 millones pero que en realidad llevaría a una suma cercana a los U$S 16.000 millones.

Con todo esto, deberíamos preguntarnos: ¿son fondos buitre o se trata de una expresión más del relato para llevar a la población a una confrontación generada desde ese mismo relato? ¿No están acaso los buitres dentro de nuestras fronteras?

Retenciones picantes

En cuanto a los temas más urticantes que posee el gobierno nacional hoy en día, el que se cree más picante lo constituyen las reservas del Banco Central de la República Argentina. En lo que se refiere a este tema en particular, debemos aclarar que se encuentran en el nivel más bajo de los últimos 8 años, y la administración Kirchner se encuentra esperando muy ansiosamente la liquidación de la exportación de la cosecha de soja que debe realizarse durante este mes de marzo por parte de los productores y así poder recaudar un valor cercano a los U$S 7.000 mil millones en concepto de las retenciones correspondientes. Esto le brindaría aire suficiente ya que recuperarían un caudal significativo para incrementar las reservas del BCRA.

Pero -como siempre, existe un pero- nadie sabe el nivel real de exportaciones que se van a dar en el mes de marzo y, en caso de hacerse realidad la estimación de que los productores sólo lleguen a exportar la cantidad necesaria de granos como para mantener los gastos de sus campos, entonces su nivel de retenciones (o también llamado “derechos de exportación”) podría llegar a ser en un nivel máximo entre U$S 1.500 y U$S 2.000 mil millones de dólares, lo que no le alcanzaría al gobierno para efectuar la cobertura de reservas necesarias para tranquilizar al mercado interno. Como sabemos, la economía como ciencia social que es se basa específicamente en los niveles de expectativa, credibilidad y confianza que cada administración genera en su ciudadanía es sólo el reflejo de esa circunstancia. Teniendo en cuenta lo demostrado por la ciudadanía desde el mes de junio/julio de 2013 a la fecha y exteriorizado en las elecciones primarias como generales del año próximo pasado, ese capital de confianza y credibilidad es lo que hoy el gobierno nacional no posee.

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Mejoras a un sistema impositivo

Ante todo debemos entender que un sistema impositivo, expresado de la forma más sencilla posible, es la coordinación de todos los impuestos que rigen en una Nación de forma tal que los ciudadanos tengan previsibilidad y no sientan asfixia constante sobre sus ingresos; mientras que cuando en un país existen un sinfín de tributos descoordinados y en cada momento de la vida del mismo se crean y/o modifican constantemente los tributos existentes pasa a ser un régimen impositivo. 

Lo más importante a entender es que en todos los países del mundo la cobranza de impuestos trata de realizarse sobre la mayor cantidad posible de ciudadanos, también en lenguaje técnico se llama “ampliación de la base de contribuyentes”, y puede realizarse de dos maneras distintas.

Una es mediante la no actualización de los montos mínimos sobre los que se deben pagar impuestos, lo cual a través de los aumentos constantes de los precios en forma continua se van incorporando una mayor cantidad de ciudadanos que los abonan. La otra es a través de la eliminación de exenciones (productos, servicios o actividades) lo que a su vez permite bajar la tasa de los impuestos que paga la mayor parte de la población.

Entre las anteriormente expresadas, debemos decir que la primera es potencialmente causante de problemas económicos complejos puesto que nos damos cuenta en el último momento que puede generar casos de aumentos desmedidos de precios, degradación de los ingresos de aquellas personas que viven gracias a una relación de dependencia y hasta una paralización de la actividad económica como consecuencia de la pérdida de valor de la moneda, y dicha problemática puede alcanzar niveles muy grandes.

En cambio, si observamos detenidamente la alternativa número dos,  nos podemos encontrar con que una disminución de tasas impositivas puede traer aparejada una baja de los precios de los productos y servicios que se venden en un país e incluso esta baja de tasas puede llegar a tener como efecto posterior una revaluación de la moneda del país y hasta un aumento de la recaudación nacional de impuestos en lapsos de corto plazo para una Nación (hasta 2 años) produciendo una sensación de bienestar en la población y promoviendo la reincorporación de las ganancias de las empresas en el circuito de la producción y no en lo financiero.