Una década después

Fabián Perechodnik

Con la celebración de los 203 años de la Revolución de Mayo se cumplen los primeros diez años del kirchnerismo en el poder. Son sin duda diez años que han cambiado la historia en la Argentina, a veces para bien y otras tantas para mal.

Para entender el proceso K en el ejercicio del poder, debemos retrotraernos a la elección imperfecta de 2003, cuando Néstor Kirchner, entonces un ignoto gobernador patagónico, perdió la primera vuelta electoral frente a Carlos Menem, quien días después renunciaría de competir en el ballotage para evitar una derrota segura.

De esta manera, el binomio Kirchner-Scioli quedó consagrado para ocupar la máxima magistratura del país y enfrentar una situación político-institucional aún alarmante y compleja.

Kirchner se abocó en lo inmediato a fortalecer la autoridad presidencial, al tiempo que la Argentina emergía de la profunda crisis socioeconómica: el empleo se recuperaba, la economía se sojizaba y el sistema político se encolumnaba detrás de un presidente que atraía a la sociedad con sus discursos de renovación, su exaltación de los derechos humanos y sus convicciones democráticas, que no estaba dispuesto a dejar en la puerta de la Casa Rosada.

La historia es conocida, Kirchner no tardó en romper con su mentor político, el ex presidente Eduardo Duhalde, e impulsar la instalación de su mujer, y entonces senadora nacional, Cristina Fernández de Kirchner.

Con el famoso “Pingüino o Pingüina”, Kirchner abriría la puerta para un ambicioso proyecto político ideado para burlar las limitaciones constitucionales a la reelección indefinida.

Indudablemente, Kirchner interpretó con inteligencia las necesidades de un tiempo político que demandaba mayor intervención del Estado, políticas concretas de inclusión social y la generación del empleo como motor de la recuperación social.

Todo ello, sumado a un atractivo discurso sobre la justicia y los derechos humanos, le permitió consolidar su posición central en la política argentina.

En 2007, el kirchnerismo realizó su primer -y a la postre- único enroque. Cristina Kirchner ganó las elecciones en primera vuelta e inmediatamente defraudó las expectativas de cambios institucionales que amplios sectores de la población habían depositado en la Presidenta.

A mediados de 2008, el Gobierno generó un grave enfrentamiento con los sectores agropecuarios del país por la política de retenciones implementadas, al que luego se sumaron las clases medias urbanas, provocando una drástica caída de la popularidad de la Presidenta (36 puntos de imagen positiva en el primer semestre de Gobierno).

Este conflicto se resolvió con el voto no positivo del vicepresidente Julio Cobos, lo que además produjo una ruptura en el seno del oficialismo entre la Presidenta y los aliados encabezados por el radical mendocino.

La elección de 2009 encontró a Néstor Kirchner encabezando las listas oficialistas en la provincia de Buenos Aires y perdiendo las elecciones a manos de Francisco de Narváez. Los efectos del enfrentamiento con el campo, la crisis económica internacional y una inadecuada estrategia política propiciaron una dura derrota electoral que ponía al oficialismo en una posición de extremada vulnerabilidad.

El repentino fallecimiento del ex presidente en octubre de 2010 le concedió a la Presidenta, desde la viudez, la posibilidad de dotar de una épica histórica y de época a la figura de Néstor Kirchner.

El acompañamiento y la empatía de amplios sectores de la población hizo que la Presidenta subiera 20 puntos de imagen positiva en un solo mes y la catapultó de manera ineludible hacia la reelección. Fortalecida por el nuevo relato, una economía en recuperación y la ausencia casi absoluta de oposición, Cristina Kirchner obtuvo una aplastante victoria en los comicios de 2011.

Los 54 puntos obtenidos tras inaugurar un sistema de primarias diseñado a la medida del Gobierno, inauguraron la tercera administración kirchnerista.

En ella, la Presidenta mostraría su intención de dejar de lado al peronismo y recostándose en los jóvenes de “La Cámpora“.

 

Fuente: NA