Palabras cuidadas

Fernando Morales

En las últimas horas, el relato oficial ha resurgido despertando al mismo tiempo que el espasmódico letargo presidencial. La cadena oficial una vez más se puso en marcha para comunicar las buenas nuevas a los cuarenta millones de argentinos y argentinas. Ya que la Presidente es de todos ellos; si bien puede resultar llamativo ver por qué se pretende que las imágenes sean seguidas incluso por los veintinueve millones que no han votado a la actual mandataria, las emisiones de anuncios presidenciales en lugar de ser neutras y oficiales, son tenidas invariablemente de los colores, la mística y la impronta partidaria de la primera minoría que se encuentra transitoriamente en ejercicio del poder.

No es común en el resto del mundo ver actos oficiales de presidentes serios revestidos con la parafernalia partidaria totalmente válida para eventos realizados puertas adentro de la entidad partidaria que poseen los políticos devenidos en funcionarios públicos. De Obama a Piñera pasando por Dilma y con la excepción del inefable Maduro. Una cosa es el anuncio oficial y otra muy distinta es la arenga al militante. Ergo, la Casa de gobierno debería ser precisamente un lugar de comunión de la totalidad de los gobernados. Eso, si mal no recuerdo, se llamaba democracia…

Sólo una vez y en situaciones especialmente dramáticas, la presidente dio un mensaje al pueblo desde su despacho oficial, con la bandera de la patria como único símbolo a su diestra, realmente esa fue la única vez en la que los que no profesamos el credo K, sentimos que hablaba también para nosotros.

Pero lógicamente ella es así y será muy difícil que estando más cerca del final del camino institucional que de su debut en la política, la podamos hacer cambiar de parecer. Al fin y al cabo, hasta ahora no le ha ido mal con este estilo. Bueno, hasta hace un rato no le iba mal, ahora es otra cosa.

Como bien lo dijo la presidente al pedir perdón por el uso de la “cadena nacional”, su intención fue simplemente la de suplir la aparente falta de difusión de los actos y logros oficiales, utilizando este recurso para que millones de televidentes en todo el país vean que nuestros gobernantes se esmeran día a día para que estemos mejor.

De paso y fiel a su estilo, nuestra jefe de Estado aprovecha cada emisión televisiva para ilustrarnos sobre cuestiones que hacen a los más variados aspectos de la realidad nacional e internacional, pasada o presente. También condimenta sus magistrales arengas en tres ambientes (salón de actos y dos patios) con detalles que tienen que ver con la historia, con la economía, con la salud y con cientos de datos que incrementan los conocimientos generales de la población.

En la última entrega nacional y popular, no se privó la mandataria de hacer mención a la espectacular geografía que rodea al ahora “binacional” Lago Lácar. De haber conseguido la emisión nacional de sus palabras el efecto deseado, hoy debería realizarse una nueva cadena nacional para informar a los cuarenta millones de argentinos en qué momento nuestro Congreso Nacional dio por derogado el laudo de su majestad británica por gracia de Dios, Eduardo VII, quien zanjó buena parte de las diferencias entre Argentina y Chile a la hora de interpretar el tratado de límites de 1881, adjudicando a nuestro país la totalidad del Lago Lacar.

Si tal derogación no existe, se debería informar por lo menos a miles de estudiantes secundarios que se trató de un error involuntario de la presidente y también rezar para que del otro lado de la cordillera no estuvieran sintonizando la cadena, ya que nuestros vecinos siempre cuentan con un mojón y una bandera en la mano para plantarlo donde dé lugar. Y que nada menos que la máxima autoridad nacional les arroje semejante perla, entusiasma al más pusilánime.

Tal vez pudiera pensarse que siendo que laudo arbitral iniciado durante la estancia en el trono británico de la reina Victoria y concluido por Eduardo VII mientras que en Argentina el poder era ejercido por el general Julio Argentino Roca, resulta ser un hecho intolerable para el modelo y por lo tanto hemos decidido ignorarlo, ya que como es habitual por estos días, lo que no nos resulta amigable o lo que siendo beneficioso para el país haya sido realizado con anterioridad al redescubrimiento de América acaecido el 10 de diciembre de 2003, no existe.

Quizás, la corporación mediática, los ocultos poderes multinacionales que acechan a la vuelta de cada esquina o algún juez independiente (de los pocos que van quedando) realizaron una maniobra francamente destituyente y nos robaron un pedazo del lago. O tal vez como dijimos más arriba y con vuelo especulativo significativamente más pequeño, podemos pensar que la presidente, quien a pesar de alto cargo no deja de ser humana, simplemente se equivocó. Si esto fuera así sería totalmente comprensible, pues ciertamente por estos días no debe ser nada sencillo intentar mantener el rumbo y capear los frentes de tormenta del modelo que son cada día más en cantidad y mucho más en gravedad.

Y parafraseando a la presidente, quien dijo “es muy difícil aún lograr el control total del plan Precios Cuidados”, me permito acotar –amigo lector- que al parecer está resultando más difícil aún implementar alguna estrategia gubernamental que permita emitir por cadena nacional discursos menos improvisados y con un poco más de “Palabras Cuidadas”.