La historia reescrita y otra institución denostada

Fernando Morales

Doce años de relato deberían ser más que suficientes para que usted, querido amigo lector, al igual que todos, ya no pueda ser engañado fácilmente por las contradicciones discursivas del mismo.

Creo recordar que, cuando “nació la República”, allá por 2003, la Patria Grande latinoamericana era casi una meta a alcanzar en forma inmediata. Doce años después, fronteras afuera de la Patria se respira fastidio hacia nuestro particular concepto de la “hermandad”; nos hemos abusado sin piedad de nuestros hermanos menores y hemos fastidiado hasta el hartazgo a los mayores. Ni le cuento cómo están nuestras relaciones con la Madre Patria luego de ningunearles desde Colón al Rey Juan Carlos y mejor no hablar de los primos lejanos del resto de América y Europa.

En pleno vértigo pre-electoral, el modelo y su manual de instrucciones (el relato) también es confuso; con contadas excepciones la mayoría de la férrea oposición proviene de las huestes de los refundadores de la Nación; curiosamente el principal candidato del oficialismo es sospechado de ser opositor. ¿Se imagina a nuestros nietos, cuando tengan que estudiar esta porción de la historia Argentina? Pobres chicos, no habrá machete capaz de resumir semejante desbarajuste.

Si de historia hablamos, usted y yo deberíamos volver a cursar la materia en todas sus variantes, desde la vernácula hasta la antigua, han sido “sabiamente” revisadas por la pluma renovadora de la gestión K. Sabemos obviamente que Colón era un genocida; que el Sargento Cabral era angoleño y que Sarmiento era un señor muy, muy malo. San Martín no hubiera sido quien fue sin el apoyo logístico de Juana Azurduy (ahora generala) y, como todos y todas sabemos, la gran frustración que se llevó Artigas a la tumba es no haber podido obtener el DNI argentino que, si hubiera vivido unos años más, Randazzo le hubiera entregado gustoso.

Personajes controvertidos como el Gaucho Rivero o Ernesto “Che” Guevara gozan ahora de santidad reverencial; la misma que se le aplica convenientemente al Sable de San Martín, aunque no al propio Libertador, porque el favorito oficial es Belgrano; aunque el billete de mayor denominación lleve en su frente la imagen de Eva Perón.

SI de geografía hablamos, deberemos seguramente recurrir para la recursada a una profesora particular (si es militante mejor). Como hemos cambiado el mapa oficial alterando las escalas para una mayor “comprensión”, aumentamos de paso la confusión general sobre la Antártida Argentina, la que como deberíamos saber no lo es en virtud del tratado antártico; asimismo en poco tiempo más todo volcán, península o bahía pasara a llamarse Néstor Kirchner, lo que amerita un repaso conceptual.

Sin con este breve “repaso”, he logrado arrancarle aunque sea una tibia sonrisa, me doy por bien pagado. Pero, mi querido amigo, solo lo hago para que el baño de realidad que le tengo preparado no le provoque escalofríos.

Algunos de los más nefastos indicadores que nos dejará esta etapa de la conducción política de la Patria tienen que ver con la desnutrición, la salud en general, la educación y la seguridad. Tal vez este último ítem, sea el que más nos angustie cada mañana al despertar y escuchar las noticias sobre muertes y asesinos; violadores y violadas; golpeadores y maltratadas y sobre como por muchas marchas que se organicen, los culpables de cada acto son más temprano que tarde exculpados por la mano blanda y comprensiva de la” justicia legítima”.

Curiosamente, cuando la política o, mejor dicho, cuando los políticos oficialistas no atinan a dar con las soluciones a cada uno de los problemas que la gestión plantea; sin vergüenza, sin asco y sin rencor, el modelo puede sacar del arcón de los trastos inservibles, aquellas “cosas” que había tildado de inservibles “ayer nomas”.

La “excelencia” de la salud pública, a la cual recurriría siempre la familia presidencial, fue rápidamente reemplazada por los más “elitistas” centros privados de medicina para atender adecuadamente a la Jefa y a su entorno cercano. En mi pago chico veo con sorpresa como prósperos empresarios capitalistas ocupan subsecretarias de Estado, mientras en sus astilleros se reparan los buques del propio Estado (algo que antes era ilegal según creo recordar) y hasta periodistas denostados ayer nomás por integrar la “corpo” hoy son bien recibidos en los sets del canal oficial, con su pasado golpista totalmente reseteado.

Pero si hay algo que ha sido totalmente denostado, denigrado y basureado hasta la sumisión total han sido nuestras instituciones militares, sus jefes anteriores y muchos de los que han servido como cachorros fieles a esta gestión y terminaron procesados por distintas cuestiones.

El modelo vedó la participación militar en la seguridad interior, pero aparece un coronel funcional al relato y se lo encarama como jefe de las fuerzas policiales. Condenamos a prisión en suspenso a varios almirantes por un dudoso caso de espionaje, pero ponemos al frente de la inteligencia interior al jefe del ejército sospechado de actos que tienen tras las rejas a muchos de sus jefes y hasta compañeros de promoción. Y aunque usted no lo crea querido amigo los usan hasta para solucionar los desatinos producidos por funcionarios de alto cuño K.

Hace ya 5 años, los caprichos modelistas, encaramaron a un funcionario con probada fidelidad en la gestión, en el centro mismo de la estructura educativa naval. Violando varias leyes y reglamentos; se le concedió un doble empleo estatal y se lo puso al frente del instituto educativo naval más antiguo de las 3 fuerzas armadas, el que curiosamente no forma militares sino marinos civiles. La cantidad de denuncias y sumarios judiciales abiertos en estos años, van desde el fuero laboral al penal y, en un acto casi demencial, su gestión terminó abruptamente cuando ordenó la destrucción de archivos de inteligencia y material clasificado perteneciente a las épocas más duras de la dictadura militar.

El escándalo es tan grande y la falta tan grave que hasta el presente nadie atina a encontrar la solución; así las cosas, en medio de la tormenta, volvimos a abrir el baúl de trastos y desde el fondo del mismo salieron “generosos” varios jefes militares a poner la cara y el cuerpo para “intervenir” la malograda institución naval.

En pocas horas más, como en las épocas más duras de la dictadura, un instituto educativo con 220 años de historia será intervenido militarmente. Es muy probable que en pocos meses el modelo se ocupe de procesar y expulsar de la fuerza a quienes hoy cumplan una orden que mañana será tildada de ilegal. Dependerá de cuánto tarde en cambiar el viento y de cuán lejos o cerca queden del diente de la política esos hombres que hoy son el jamón del sándwich.