Son muchas las investigaciones que demuestran correlación entre los niveles de educación superior, los ingresos individuales y el crecimiento económico nacional. Pero ¿sigue siendo la universidad la única forma de alcanzar la mejor empleabilidad? Un estudio realizado por McKinsey, basado en la experiencia de 5000 graduados, consideró que “no se utiliza todo el potencial de los graduados, ya que casi la mitad de ellos dicen que están en puestos de trabajo que no requieren estudios universitarios”.
En este contexto, muchos analistas y recientes libros se preguntan: ¿vale la pena estudiar en la universidad? ¿O el sistema de educación superior simplemente está produciendo alumnos sobreeducados, que en muchos casos están, además, agobiados por deudas difíciles de pagar debido a su incapacidad para encontrar aquellos buenos empleos que anhelaban cuando comenzaron su educación?