Todos somos nuestra propia start-up

En el siglo XXI, todos somos una start-up. Se acabaron los trabajos en una misma empresa toda la vida. Hasta no hace mucho, el acuerdo tácito entre un empresa y un individuo comprendía una entrega leal del empleado, a cambio de capacitación, promociones, estabilidad laboral y una pensión. Las carreras tradicionales ya no se ven en las corporaciones, solo basta preguntar alrededor suyo y lo podrá comprobar.

Un plan de carrera para toda la vida no pareciera existir más. Así como ninguna start up o emprendedor tiene un plan de negocios fijo para los siguientes 50 años, tampoco puede ser esa la realidad para un profesional joven. En el cambio constante de la economía del conocimiento, eso ya no es posible.

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