La “juventud militante” no pasa la prueba de una infracción de tránsito

La patoteada de Cabandié contra una agente de tránsito ha detonado una crisis política en la campaña oficial en la última semana. Cuando algún kirchnerista estaba a la espera que la operación quirúrgica de CFK despertara una compasión del electorado con los candidatos kirchneristas, la ‘chapeada’ del primer candidato porteño vino a subrayar la crisis de liderazgo del FpV. El único que se apiadó de Cabandié fue “6,7,8″ -lo cual no necesita comentarios. Su ‘cumpa’, Daniel Filmus, simplemente buscó que no lo alcancen los cascotazos.

El matoneo a una joven precarizada que cobra 3.300 pesos por trabajar incluso los fines de semana -y dos veces entre la medianoche y la madrugada- grafica, al mismo tiempo, a un régimen político y social. El burócrata que se encuentra en la jerarquía más alta de la escala, frente a la laburante que está en el punto más bajo del escalafón (precarizada). Uno se desencaja cuando no es reconocida su autoridad, la otra se mantiene firme contra el atropello. La ‘juventud militante’ no ha pasado la prueba de una infracción de tránsito.

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