El día después

En los últimos tiempos, ocurrieron hechos que confirman el carácter irreversible del retroceso del kirchnerismo. Uno de ellos viene del mundo del espectáculo. Nos referimos al acuerdo que suscribieron Cristóbal López (uno de los empresarios del riñón del oficialismo) con Marcelo Tinelli y Canal 13, del archienemigo Héctor Magnetto. El empresario adquirió la productora Ideas del Sur del famoso conductor, quien seguirá protagonizando “Showmatch”. Este, junto a otros programas que elaborará la empresa de Cristóbal López, se pasarán por la pantalla de Canal 13. Uno de los programas sería entre Tinelli y ¡Lanata! Es difícil no percibir el retroceso que este acuerdo representa.

Sólo hace unos meses atrás, el gobierno quiso forzar la salida de Tinelli del Canal 13 de Magnetto. En parte lo lograron, porque en el crucial año electoral, Tinelli levantó su programa. Pero ahora, luego de la derrota sin atenuantes de agosto, es éste quien le “roba” al kirchnerismo uno de sus principales “burgueses nacionales”, al que ayudó a enriquecerse con la obra pública de Santa Cruz y el negocio del juego. Resulta obvio, además, que este acuerdo refuerza la posición del grupo Clarín para el fallo de la Corte sobre la Ley de Medios.

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A dónde va el kirchnerismo ahora

Ni los kirchneristas creen que han sufrido un ‘tropiezo’ electoral, aunque algunos fantaseen con recrear la transición que siguió a la derrota electoral de 2009. Lo prueba el cruce de opiniones y el pase de facturas que han generado en el oficialismo los resultados de las primarias.

Para Horacio Verbtisky, el gobierno hizo una elección de medio término satisfactoria. Si en algún caso hubo un retroceso de votos, no habría que preocuparse, porque quien gana las elecciones de medio término nunca repite ese resultado en las presidenciales. De esta tesis debiera extraerse la conclusión que conviene perder.

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La Corte Suprema propina otra derrota al gobierno

En tiempo récord, la Corte Suprema declaró la inconstitucionalidad de la ley que establece la elección popular de 12 de los 19 miembros del Consejo de la Magistratura. La resolución no generó sorpresas. Aun antes que la ley sea aprobada en el Congreso se sabía que la corporación judicial rechazaría la ley por inconstitucional, haciendo valer la interpretación que a los jueces, abogados y académicos que integran el Consejo deben elegirlos sus pares y no el voto universal del electorado. De este modo, la Corte Suprema declaró la validez de un principio corporativo en una institución del Estado.

Para rechazar la elección del Consejo de la Magistratura la Corte Suprema argumentó que la Justicia debe ser independiente del poder político. Se trata, sin embargo, de un argumento llamativo, pues hasta la reforma constitucional de 1994 los jueces siempre fueron designados por un acuerdo entre el Senado y el Poder Ejecutivo, o sea, por una rosca política que involucró al peronismo y al radicalismo, e incluso en algunos períodos por los gobiernos militares (una parte del actual Poder Judicial fue designado por la dictadura militar sin que a la “democracia” se le mueva un pelo).

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