Los motivos de fondo de la marcha atrás

En menos de 12 horas Axel Kicillof dio marcha atrás con dificultad de sus dichos favorables a establecer un impuesto especial a las viviendas ociosas. Aunque al ministro se lo acusa de ser engreído, no dudó en calificar a sus propias palabras como una “taradez”. Kicillof, sin embargo, no improvisó. La propuesta que formuló fue uno de los ejes de la campaña kirchnerista en la ciudad. La marcha atrás de Kicillof, a su pesar, sirvió para mostrar que la campaña de Mariano Recalde estuvo montada sobre un fraude.

Al desdecirse de sus propias palabras, Kicillof no hizo otra cosa que seguir la posición de las grandes cámaras inmobiliarias. Estas pusieron el grito en el cielo ante una medida que, aunque tibia, afecta sus negocios actuales. Ocurre que un impuesto de este tipo serviría para incrementar la oferta de inmuebles para alquiler, lo que ante una demanda constante debería redundar en una baja de los alquileres. De este modo, tendríamos una afectación de la renta, ya sea por la vía de la baja de los alquileres o por una carga impositiva especial a quien adquirió una propiedad como reserva de valor de un activo dolarizado. De una manera indirecta y limitada, un impuesto a la vivienda ociosa conduce a una apropiación de la renta del suelo por parte del Estado.

La marcha atrás de Kicillof fue conceptual. Arguyó que la afectación de la renta derivaría en una caída de la construcción, pues las grandes constructoras verían afectada sus beneficios. Para alejar toda duda sobre sus propias convicciones, el ministro puede citar que fue él mismo y en persona quien se hizo presente en la Legislatura de la ciudad para asegurar el voto de la bancada kirchnerista al proyecto de ley elaborado con el PRO para entregar las tierras ferroviarias de Caballito, Palermo y Liniers a grupos como IRSA, del empresario oficialista Eduardo Elsztain, quien a su vez controla el Banco Hipotecario. La defensa de estos negocios inmobiliarios ha sido la base de los pactos entre el macrismo y el kirchnerismo en la ciudad de Buenos Aires. Continuar leyendo

El corso a contramano de Cabandié

Para los que piensan que las campañas electorales son pura demagogia de los partidos patronales, la marcha que realizó el kirchnerismo en la Ciudad a la jefatura de gobierno no hace más que darles la razón. Quienes se ‘movilizaron’ contra Macri fueron los mismos que votaron junto con el bloque del PRO en la Legislatura los proyectos clave que hacen a los grandes negocios armados para favorecer al capital inmobiliario. Al frente de la marcha, Juan Cabandié, cabeza de la lista de diputados K en la Ciudad, fue el mismo que recibió el repudio de sus propios compañeros (“¡traicionaste a tu viejo!”, le dijeron) por defender la entrega de la Isla Demarchi al grupo IRSA. Aníbal Ibarra, el responsable de la masacre de Cromanón, marchaba con carteles que denunciaban la “destrucción de la cultura”. Aquí directamente la demagogia se trucó en cinismo.

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