La paradoja Vidal

Que bajó 15 kilos. Que probablemente se haya hecho un tratamiento de piel. Que las ojotas doradas. Que la mochila animal print. En fin: las observaciones estéticas que hacen los medios de comunicación sobre María Eugenia Vidal merecen un etcétera. Pocos detalles quedan afuera. El último descubrimiento —que alcanzó el estatus de titular— fue que la primera dama, Juliana Awada, era su asesora de vestuario. Toda una ¿primicia?

Meses atrás, cuando Vidal ya había ganado la Gobernación, el filósofo José Pablo Feinmann tropezó en una entrevista radial con su propio machismo y soltó entre risas: “Soy un tipo de mucho humor, porque si no, no podés tolerar que esta chica tan rica, tan linda, haya ganado la provincia de Buenos Aires. No sabe lo que le va a pasar ahí. Puede gobernar brillantemente la provincia de Buenos Aires o puede ser víctima de ese trabajo y terminar en una trata de blancas”. La opinión pública, con razón, le saltó a la yugular.

Lo paradójico es que entre los críticos más entusiastas del intelectual estaba ese mismo periodismo que hoy empuja a la gobernadora a caminar por la pasarela. Esa prensa que reduce el mundo de la joven dirigente a un escaparate. Esos medios que dicen poco —o nada— sobre sus cualidades técnicas, su olfato político o sus yerros en la gestión. La cobertura gira en torno a su figura; lo político queda relegado al rincón de la anécdota. Como si fuera un complemento, cuando es lo primordial, la razón que justifica que Vidal sea noticia. Continuar leyendo

El boomerang feudal

Joven de la Unión Cívica Radical (UCR) acribillado en circunstancias misteriosas en Jujuy. Inquisición político-mediática contra el jugador de fútbol más popular del país por opinar sobre pobreza. Piromanía electoral en el jardín de la república. Protesta, represión policial y tres militantes del Partido Obrero presos, también en Tucumán. Y para rematar esta cronología dantesca, la senadora nacional del Frente para la Victoria (FPV), Beatriz Rojkés, amplía su antología de frases descarnadas justificando la violencia de género.

Tres semanas y monedas pasaron del triunfo en las PASO y Daniel Scioli todavía no pudo pronunciar el lema de su campaña: ¡victoria! Desde el 9 de agosto todo ha sido una migraña para el gobernador. Pálida tras pálida. Y, exceptuando el diluvio que azotó a la provincia bonaerense, todas provenientes de un mismo punto cardinal: el norte. ¿Avatares del destino o causalidad geopolítica?

Para empezar, conviene poner sobre la mesa algunos papeles interesantes: las tres provincias donde sucedieron dichas tragedias están comandadas por mandatarios que están enquistados en el vértice del Estado desde hace varios almanaques. En Jujuy, Eduardo Fellner ha sido jefe del Ejecutivo en dos tramos: 1998-2007 y 2011-actualidad (y va por la reelección), José Alperovich es la máxima autoridad política en Tucumán desde el 2003 hasta la fecha, y Gildo Insfrán, empecinado en triturar cuanto Guinness político se le presente, se encamina a su sexta gestión consecutiva en Formosa. Ergo: estamos hablando de dirigentes alérgicos a la alternancia y con una gran capacidad para conservar sus respectivas parcelas de poder. Continuar leyendo