Minerales estratégicos y renta minera

La explotación de minerales en Argentina enfrenta hoy diferentes dificultades, tanto por un marco normativo contrario al agregado de valor en origen como por reticencias sociales que generó la propia actividad. El próximo gobierno tiene la oportunidad de actualizar la Ley de Inversiones Mineras y generar más confianza sobre una actividad necesaria para el desarrollo nacional.

La reforma constitucional de 1994 estableció que corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos minerales, mientras que la Ley de Inversiones Mineras N° 24.196 de 1993 estableció un nuevo marco para la actividad.

La mencionada normativa, elaborada bajo las recomendaciones del Banco Mundial, concedió beneficios aún mayores a los otorgados por países de la región a las empresas mineras, mientras que en la práctica desalentó el procesamiento de los minerales en el territorio nacional. El cobro de regalías se realiza sobre la base de una declaración jurada entregada por la empresa minera en destino, tributada sobre tres minerales: oro, plata y cobre.

Los desarrollos de la tecnología han generado que en los últimos años ciertos minerales que nuestro país posee se revalúen en el mercado internacional y sean exportados sin pagar impuestos.

Así podemos mencionar en particular a las llamadas tierras raras, cuyo nombre científico es “elementos de tierras raras livianas” (ETRL), aunque no se trata de tierra sino de sustancias. Según cómo se las clasifique, pueden ser entre 15 y 17, tales como el holmio, praseodimio, cerio, lutecio, iterbio, gadolinio o el prometio.

Estos minerales se encuentran adheridos a los que normalmente se extraen y no son objeto de tributación en nuestro país a pesar de cotizar a un valor de mercado de entre 10.000  y 200.000 dólares la tonelada. Son necesarias para la fabricación de lásers, imanes, lentes especiales, superconductores y acumuladores de energías. Tanto un teléfono celular de uso común como una turbina eólica necesitan de las tierras raras para funcionar.

Otro mineral estratégico de cara al futuro es el litio, promisorio debido a su alto potencial electropositivo, lo que le permite generar una enorme densidad de energía y potencia por unidad de masa, sólo superado en la naturaleza por el hidrógeno. Argentina, Bolivia y Chile concentran el 85% de las reservas del mineral.

En nuestro país se extrae litio en el Salar del Hombre Muerto en Catamarca desde 1998, y desde 2013 en Olaroz, Jujuy. Este último se espera que avance en el agregado de valor al mineral extraído, ya que actualmente se produce carbonato de litio y se espera obtener cloruro de potasio y luego hidróxido de litio para baterías.

El gran desafío es lograr una mirada estratégica por parte del Estado para obligar al procesamiento del mineral en origen, obteniendo los productos que de otra forma deberían importarse. En ese sentido, existe un antecedente negativo que es la paralización de la fábrica Sol.Ar. en Catamarca, proyectada para fabricar baterías para las netbooks del programa Conectar Igualdad, pero la venta no se logró formalizar.

Por último, la reciente presentación del proyecto de una futura cuarta central nuclear a base de uranio natural y agua pesada, más el comienzo del estudio de una quinta central que funcionaría con uranio enriquecido y agua liviana, abre un nuevo panorama al desarrollo nuclear del país.

La posibilidad de dominar el ciclo completo del uranio, desde la extracción al enriquecimiento, podría potenciarse con estos desarrollos. La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) indica que en el país podrían existir reservas por 15.000 t U y estima otras 50.000 t U que requieren prospección-exploración.

La actividad minera en nuestro país enfrenta la reticencia social, en muchos casos fundada en prejuicios más que en hechos científicos. La misma división entre minería metalífera y no metalífera por momentos descuidada, y se propugna la prohibición completa de la actividad sin reflexionar sobre los correctos controles ambientales que la harían viable y sustentable.

Asimismo, la percepción de los escasos beneficios sociales de la actividad tiene mucho que ver con un sentimiento de una escasa tributación o la poca claridad del uso estatal de estos ingresos no renovables. En estas décadas de vigencia del régimen minero han surgido diferentes opiniones para hacer más eficiente la recaudación impositiva de la actividad.

Por ejemplo, se ha sugerido modificar el sistema de valuación del material extraído: en vez de cobrar percepciones sobre el actual costo “boca mina”, es decir al momento de la extracción, ponderarlo sobre el valor internacional de los metales.

Otras propuestas apuntan a aumentar el tope del 3% a la regalía que pueden cobrar las provincias, aunque esto requeriría que cada provincia modifique luego su ley provincial y así, sólo se aplicaría a los nuevos proyectos.

Finalmente, la posibilidad de aumentar el estímulo al procesamiento en el país a través de una mayor diferenciación impositiva entre la exportación del mineral concentrado y el procesado estaría en línea con el objetivo de potenciar la industrialización del país, que algunos precandidatos presidenciales defienden.

Como observamos, el escaso y poco profundo debate político sobre la actividad minera, su aporte a la sociedad, el destino de los fondos que genera y el accionar del Estado como regulador es algo que no se puede soslayar a futuro. Sería importante que durante la próxima campaña electoral se transparentaran iniciativas en la materia para conocer las diferentes propuestas sobre desarrollo que tienen en mente los diferentes actores políticos.

El balance de tres trimestres: el mundo y nuestro crecimiento

Estados Unidos, que presentaba un leve repunte del crecimiento en el segundo semestre, vio iniciarse una situación de incertidumbre con el cierre parcial del gobierno federal a partir del 1º de octubre, y el acercamiento del fiscal cliff”, el límite de endeudamiento. Sin embargo, algunas noticias parecen ser alentadoras: el gobierno se reabrió luego de un acuerdo en el Capitolio, Obama elevó el techo de endeudamiento y con el fin del año fiscal se reveló que el déficit estatal se redujo al 4,1% del PBI, el menor en cinco años.

Las perspectivas económicas europeas se muestran optimistas… en las páginas de los diarios. Las mayores alegrías las trae Portugal, que con sus mejora en las exportaciones alcanza a crecer el 1,1% durante el primer semestre, Alemania que repuntó en el segundo trimestre al crecer un 0,7%, y Francia salió de su leve recesión al experimentar una expansión del 0,5%.

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El frente externo: entre el apagón y la autonomía

Después de un 2012 donde los países centrales tuvieron crecimientos reducidos, el uso de las políticas fiscales y monetarias expansivas de manera agresiva en el caso de Japón, un poco más moderadas de parte de los Estados Unidos, va permitiendo la recuperación. En el caso de la Unión Europea, en cambio, la imposibilidad de aplicar estímulos de política monetaria a causa del Euro lleva a un alarmante crecimiento de la deuda soberana.

El año pasado, Estados Unidos creció un tímido 2,2% y Japón un 1%. Europa continuó su recesión, con países con un pobre crecimiento cercano al 1% como Alemania y Gran Bretaña, y franca depresión como Grecia y España. La declarada utilización de estímulos keynesianos por parte del primer ministro de Japón, Shinzō Abe, está generando un aumento del consumo y la inflación, aun cuando el desempleo se ubica en el 4%. Incluso de China se espera un crecimiento del 7,75% debido a la potencia de su producción industrial.

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Inversiones que nos potencian como país

Durante la década de los noventa, la integración de mercados a través del Mercosur se esperaba que atrajera inversiones ante la ampliación del mercado. En el sector automotriz esto sucedió, pero de manera desigual: Argentina y Brasil habían acordado igualar los estímulos a las inversiones.

Sin embargo, ciertos estados brasileños -principalmente del nordeste- dieron una serie de incentivos a la radicación de fábricas en sus territorios, tales como reducción del costo energético, cesión del espacio físico, subsidio a la contratación de personal. El desbalance que se produjo en la elección del lugar de asentamiento de las automotrices fue evidente.

En esta última década, sin embargo, Argentina observa una expansión impresionante de la actividad. No sólo las cifras de consumo interno y exportación son destacables: la producción de un millón de unidades no está muy lejos de ser alcanzada.

Por caso, a agosto de 2013 el total de producción era de 536.367 uniadades, y se había exportado un 24 % más que los primeros ocho meses de 2012, al alcanzarse las 296.328 vendidas al exterior.

Con la existencia de 11 terminales, el país muestra un sector automotriz que genera el 9% del valor bruto de la producción industrial del país, que se encuentra a la vanguardia tecnológica del mundo y a su vez dinamiza a distintos sectores conexos.

En un claro sentido del rumbo adoptado, en junio pasado la ministra de Industria, Débora Giorgi, expresó: “El mercado argentino es para el que produzca en Argentina”

En ese sentido, el 18 de septiembre la firma japonesa Toyota anunció inversiones por valor de 800 millones de dólares para ampliar su planta de Zárate, provincia de Buenos Aires. Toyota fue la misma empresa que, a partir del tsunami que afectó varias de sus plantas en Japón en 2011, decidió priorizar a Argentina como plataforma de exportación regional.

Las inversiones anunciadas generarán un aumento de producción del 50 % y la creación de mil puestos de trabajo directos e indirectos. Las obras comprenden una nueva planta de autopartes, una nueva línea de pinturas y la instalación de una subestación eléctrica.

La automotriz nipona no es la única que apuesta por el país: desde Argentina se lanzarán cinco modelos de manera exclusiva en los próximos años: serán los de Mercedes-Benz, Volkswagen, Toyota, General Motors y Ford.

En el marco del Plan de Integración de Autopartes Nacionales, el Ministerio de Industria informó en agosto el avance en sustitución de importación de componentes del sistema eléctrico-electrónico, tales como antenas, lámparas y luces, faros y baterías.

En baterías se ha avanzado hasta el grado en que dos terminales reemplazaron piezas importadas por un monto de $ 11 millones. En el futuro, y a medida que las baterías de ion-litio sean más demandadas para los vehículos híbridos, Argentina puede especializarse en su producción, ya que cuenta con importantes yacimientos de litio en el norte argentino.

Es importante resaltar que a partir de junio de 2013 el Mercosur se encuentra en una situación de libre comercio en el sector, ante la finalización del régimen que establecía topes al intercambio, el “flex”.

El mercado argentino y brasileño, en conjunto, representan el sexto productor mundial de automóviles y el cuarto mercado, aunque todavía tienen margen para crecer: en 2012 ambos países importaron de extrazona un poco más de 35 mil millones de dólares en autopartes.

También existe una oportunidad de diversificar las exportaciones hacia Sudamérica. Tal como distintos estudios lo señalan, entre 2000 y 2012 algunos países de la región tuvieron altos desempeños en el patentamiento de vehículos: Perú lideró el ranking con una tasa media anual del 24,2 %, Ecuador fue el segundo con el 16,6 % y le siguió Colombia con el 15%.

Asimismo, profundizar la especialización en los nuevos nichos de mercado que se abren al existir modelos más amigables con el medio ambiente, es una oportunidad que puede brindar grandes réditos en el futuro.

Justamente los cambios tecnológicos del sector a nivel mundial están imponiendo nuevos sistemas de administración inteligente del consumo de energía o de la propulsión a través de diversas fuentes, o sistemas de conectividad y navegación con acceso a Internet. Todos estos desarrollos abren un espacio para la producción de software, un sector en el que el país ha venido creciendo fuertemente.

Específicamente en el sector automotriz, Argentina es reconocida por la calidad de su mano de obra, lo cual también es un elemento sumamente valorado en el sector automotriz. El sector, que contaba con 39.735 empleos directos en 2003, con remuneración promedio de $1.646, alcanzó los 89.705 empleos en 2012 y un nivel salarial promedio de $11.443.

Si bien se presentan desafíos en cuanto a la integración nacional del sector, sobre las cuales se está trabajando, el potencial de expansión es sumamente positivo y la confianza de firmas internacionales a través de la realización de inversiones muestran que el camino elegido es el correcto.

Ante el discurso que habla de la pérdida de la competitividad de nuestro país, o del creciente déficit en el sector autopartista, los constantes anuncios de nuevas inversiones muestran que sólo el trabajo continuo y persistente permitirá avanzar en el camino de la sustitución de importaciones y la expansión de las exportaciones de alto valor agregado.

El nuevo escenario brasileño y el Mercosur

Las recientes protestas en Brasil y las medidas adoptadas por el gobierno federal para dar respuesta a los heterogéneos reclamos han permitido que desde Argentina diferentes medios realicen explicaciones disímiles de lo que acontece. Los más opositores al gobierno argentino creen ver en las protestas brasileñas una oleada similar a Libia, Egipto o Turquía, donde confluiría un rechazo a la clase dirigente con el uso de nuevas tecnologías por parte de ciudadanos jóvenes insatisfechos, autoconvocados y con poca -o nula- identificación partidaria.

Desde ámbitos oficiales se mira con atención estos problemas regionales, aunque cabría preguntarnos si no existe una posibilidad de retomar la convergencia entre los países más grandes del Cono Sur a partir de los hechos.

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Autopartes: apostar al futuro

Las últimas cifras de la producción automotriz argentina marcan una importante mejora en comparación con el primer trimestre de 2012, año en el que la producción totalizó 764.4895 unidades, un nivel menor al récord histórico de producción de 2011.

En marzo de este año se produjeron 79.031 vehículos, lo que representa un 16,8% más que en marzo del año anterior y un 49% más que en febrero de 2013. El primer trimestre suma 176.003 unidades, un 7,4% más que en el mismo período de 2012. Usualmente las notas de opinión de algunos medios masivos suelen criticar el desbalance comercial existente en el sector, que alcanzó los US$ 7.200 millones en 2012.

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