Sin fecha de caducidad

Ismael Cala

Yuichiro Miura es un ejemplo de vida. La cultura occidental nos lleva a pensar que cuando superamos los 80 años (a veces incluso antes), nuestras oportunidades y nuestras experiencias son limitadas. ¡Cuánto error! El japonés Yuichiro, precisamente con 80, consiguió llegar a la cima del Everest. Logró así entrar al Record Guinness, a pesar de una reciente operación de corazón y de una rotura de cadera pocos años antes. Como dice un proverbio chino: “Hay que subir la montaña como viejo para llegar como joven”.

Lo más trascendental no es que haya conseguido escalar la montaña más elevada del planeta, sino que a su bajada aseguró: “Soy el hombre más feliz del mundo”. La felicidad no es cosa de edades. La alegría se consigue cumpliendo las metas que nos vamos imponiendo en la vida.

Un estudio de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, ha determinado que la felicidad en los seres humanos varía dependiendo de las edades. Según la investigación, la alegría comienza a descender a partir de los 20 años y vuelve a aumentar a los 65. Las preocupaciones se olvidan y podemos disfrutar de nuestros logros.

El único límite al que nos enfrentaremos, en el día a día, es la salud. Debemos mantener el equilibrio del cuerpo y la mente para potenciar nuestra vitalidad, manejar el estrés y mantener esa salud perfecta que practicamos con Deepak Chopra.

Como explica la psicóloga Pilar Sordo: “Uno envejece como vive. Debe decidir qué ser humano quiere ser y prepararse para la vejez de la forma en que considere mejor. El paso de los años permite profundidad, cierta desfachatez y seguridad para disfrutar el presente, caminar lento y ver todo lo que la locura de los 30 nos impidió”.

Este es el caso de la española Carmen Delgado, apasionada del periodismo desde niña, pero con un deseo frustrado. Cuando su marido falleció, decidió aprovechar el tiempo libre, en lugar de deprimirse por la pérdida. Se matriculó en la Universidad Complutense de Madrid y con 84 años es licenciada en Periodismo. Por cierto, coincidió en clases con uno de sus nietos.

El filósofo francés Jean-Paul Sartre aseguraba: “Felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace”. De lo único de lo que se arrepiente Carmen es de no haber dado este paso antes.

Ahora queda claro que es inútil pensar que una persona tiene fecha de caducidad. Tomando el control de nuestro cuerpo y mente, convirtiéndonos en seres autoconscientes, podremos expandir vitalidad y salud. Con ella de nuestro lado y con el control de las emociones seremos capaces de ser líderes, incluso a edades impensables.

Por cierto, otro japonés, llamado Sherchan —que tenía el récord escalando el Everest—, se ha propuesto recuperar su título a los 81 años. Estas y otras aptitudes inspiradoras nos llevan a preguntarnos: ¿cómo queremos envejecer?