Piensa global, actúa localmente

Casi doscientos países, reunidos en París recientemente, llegaron a un acuerdo “extraordinario” contra el calentamiento global. Según el presidente François Hollande, es “el primer pacto universal de la historia de las negociaciones climáticas”. El tratado establece cifras de emisiones de gases de efecto invernadero, entre otros acuerdos, un logro que dará sus frutos a largo y mediano plazos.

El pacto me hizo recordar una frase relacionada que asegura: “Piensa global, pero actúa localmente”. Este pensamiento nos llama a poner atención a los planes establecidos por los Gobiernos, pero también a dedicar parte de nuestro tiempo al entorno. Que cada uno actúe individualmente, acorde con las necesidades del planeta.

En Canadá se desarrolla una iniciativa muy interesante, a nivel de oficina. Tiene como lema: “La basura no existe en la naturaleza: lo que a unos les sobra lo aprovechan otros”. Sus participantes se dedican a recolectar envases y productos supuestamente desechables y los transforman en utensilios y muebles con valor de uso. No podemos esperar a que la estrategia de los Gobiernos, por muy positiva que haya sido la reunión de París, comience a dar sus frutos. En el hogar, la escuela, el trabajo, en un parque, en el edificio donde vivimos, siempre podemos hacer algo.

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¡La tribu entera!

La escuela es esencial para la educación de los seres humanos. Es el lugar donde el niño comienza a relacionarse socialmente, conoce a sus primeros amigos y, por lo general, se inicia en los trajines del amor. Al margen de su objetivo educacional, el colegio juega una función social básica.

Sin embargo, en casa es donde el niño empieza a recibir los valores esenciales que lo acompañarán durante toda su vida. Aun cuando asiste a la escuela, el seno familiar sigue siendo imprescindible para su formación educacional y social, por lo que la relación positiva y funcional entre escuela y hogar es una necesidad permanente, no debe desligarse nunca.

Cuando funciona esta unión, además de sus beneficios educacionales, el estudiante reduce considerablemente el estrés que provocan los deberes escolares y sus dolencias derivadas, entre ellas, dolores de cabeza, cansancio, fatigas musculares y trastornos de la personalidad y del crecimiento.

El hogar enseña a respetar y a ser solidarios, ayuda a elevar la autoestima del niño y del joven, le enseña a decir “hola”, “gracias” y “buenos días”. Además, allí aprende a escuchar consejos y a respetar el punto de vista de los demás. Continuar leyendo