¡La tribu entera!

La escuela es esencial para la educación de los seres humanos. Es el lugar donde el niño comienza a relacionarse socialmente, conoce a sus primeros amigos y, por lo general, se inicia en los trajines del amor. Al margen de su objetivo educacional, el colegio juega una función social básica.

Sin embargo, en casa es donde el niño empieza a recibir los valores esenciales que lo acompañarán durante toda su vida. Aun cuando asiste a la escuela, el seno familiar sigue siendo imprescindible para su formación educacional y social, por lo que la relación positiva y funcional entre escuela y hogar es una necesidad permanente, no debe desligarse nunca.

Cuando funciona esta unión, además de sus beneficios educacionales, el estudiante reduce considerablemente el estrés que provocan los deberes escolares y sus dolencias derivadas, entre ellas, dolores de cabeza, cansancio, fatigas musculares y trastornos de la personalidad y del crecimiento.

El hogar enseña a respetar y a ser solidarios, ayuda a elevar la autoestima del niño y del joven, le enseña a decir “hola”, “gracias” y “buenos días”. Además, allí aprende a escuchar consejos y a respetar el punto de vista de los demás. Continuar leyendo