La disidencia cubana en tierra de nadie

Probablemente el panorama político en el sinuoso Medio Oriente sea más complejo. Desde luego. Después del 17 de diciembre, tras el espectacular giro diplomático entre Cuba y Estados Unidos, dos naciones agazapada en sus respetivas trincheras y enemigos de la Guerra Fría, la Casa Blanca no esperaba que un segmento significativo de la disidencia pacífica en la isla enfilara sus cañones a la alfombra roja tendida por el presidente Obama a la autocracia verde olivo.

Las diferencias son sanas. No hay nada más dañino que la falsa unanimidad. Pero cuando usted lee la hoja de ruta del Foro por los Derechos y Libertades, difundida por un ala de la oposición liderada por Antonio Rodiles, Berta Soler, Ángel Moya, Guillermo Fariñas y Félix Navarro, y los cuatros puntos de consenso promulgados el pasado 22 de diciembre por otro grupo disidente, las diferencias son mínimas.

El periodista independiente Juan González Febles, director del diario Primavera de Cuba, cree que las divergencias no son de carácter ideológico, si no programático. “El personalismo y la ausencia de memoria histórica es una de las claves de ciertos disidentes para ningunear a otros opositores”.

El viernes 23 de enero esas incongruencias de la oposición cubana salieron a la palestra. Tras el desayuno de una docena de disidentes con Roberta Jacobson, funcionaria estadounidense al frente del equipo que negocia con el régimen la implementación de una futura embajada, las divisiones entre la oposición han provocado un sismo de mediana intensidad.

Ya el adversario no solo es el Gobierno de los hermanos Castro. Ahora Obama también está en la diana. El segmento que descalifica los pasos dados por Washington son disidentes por partida doble.

El cisma es evidente. El viernes, la facción liderada por el veterano opositor Elizardo Sánchez, Héctor Maseda y José Daniel Ferrer, a última hora convocó a una conferencia de prensa a la una de la tarde.

Con anterioridad, Antonio Rodiles había anunciado un intercambio con la prensa independiente y extranjera a las 2 de la tarde. José Daniel considera que las divergencias son de matices. “Cuando tu lees el documento emitido por ellos, hay puntos de coincidencias con nuestro documento. Todos queremos democracia, libertades políticas y amnistía para los presos políticos”.

Elizardo Sánchez opina que en un 90% la oposición local está de acuerdo en no menos de cuatros puntos básicos. “Es una exageración que esas diferencias provoquen otro tipo de confrontaciones”. Pero cuando usted le pregunta por qué entonces no se ofreció una única conferencia de prensa, evade la respuesta.

Cada parte asegura que cuenta con la mayoría. “Los que estamos de acuerdo con los cambios promulgados por Obama somos el 70% de la disidencia”, dice Ferrer.

Desde la otra acera, Antonio Rodiles señala lo contrario. “Casi un 80% de la oposición tiene dudas considerables y no apoya el nuevo proceso. Estados Unidos ha apostado por el neo castrismo. Es una estrategia fatal soslayar el apartado de derechos humanos y ningunear a la disidencia en el proceso negociador”.

Guillermo Fariñas considera que Estados Unidos está ignorando a líderes históricos de la disidencia como Oscar Elías Biscet, Antúnez, Vladimiro Roca o activistas recientes como Sonia Garro y a un sector importante del exilio.

El nuevo panorama le otorga una indiscutible independencia al grupo que cuestiona las negociaciones Obama-Castro. El régimen cubano siempre ha acusado a los opositores de “mercenarios al servicio de Washington”.

Leña al fuego añadió Josefina Vidal, probable embajadora de la Isla en Estados Unidos, al declarar que la disidencia no representa al pueblo. “En Cuba hay diversas asociaciones de masas que son los auténticos representantes de los cubanos”, subrayó.

Es evidente que el nuevo escenario ha descolocado a la disidencia, a la que está a favor y a la que está en contra. Se impone un giro de 180 grados para llegar a la gente y transformarse en un actor importante. Cada grupo lo argumenta a su manera y así lo contempla en sus respectivas hojas de ruta. El desafío se antoja formidable.

Entre tanto, el régimen militar sigue controlando con mano de hierro a los medios, y mediante el miedo, ha logrado que un alto porcentaje de la población, disgustada por el desastre económico, se mantenga ajena, viendo pasivamente el juego sentada en las gradas.

Como muestra de protesta a la política de Obama, Berta Soler y una decena de opositores no acudieron a un cóctel de despedida ofrecido a Roberta Jacobson por la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana.

Pero a pesar de que disidentes como Elizardo Sánchez y José Daniel Ferrer apoyan las nuevas medidas de la Casa Blanca, el General Raúl Castro tampoco cuenta con ellos. Están en tierra de nadie.