La censura al periodismo incómodo

La democracia como narrativa suena agradable. En cualquier sitio del planeta tiene partidarios dispuestos a desafiar gobiernos autocráticos arriesgando incluso sus vidas.

En Cuba los demócratas también corren riesgos. Pregúntenle a cualquier Dama de Blanco o activistas de la UNPACU. Palizas, detenciones breves, y pende como una espada de Damocles una Ley Mordaza que sanciona a 20 años de cárcel a todos aquellos que se oponen a  los Castro.

Ahora, algunos disidentes cubanos pueden viajar al extranjero y denunciar los atropellos de su gobierno. Diez años atrás no era así.

En la primavera de 2003, 75 opositores pacíficos fueron sancionados a penas de cárcel entre 18 y 27 años solo por pensar diferente. Como arma solo tenían la palabra.

Entre los reos había 27 periodistas libres. Gracias a la presión internacional fueron excarcelados en 2010. La mayoría debió marchar al destierro. Los 12 que quedan en Cuba, técnicamente, están en libertad condicional. Si el régimen verde olivo así lo desea, pueden volver tras las rejas.

A pesar de que Martha Beatriz Roque, Jorge Olivera, Arnaldo Ramos o Ángel Moya son rehenes políticos de los hermanos Castro, ellos, con entereza, continúan denunciando los abusos del Estado y apostando por la democracia.

Para todos. No para unos cuantos. Pero cuatro décadas antes de las redadas a los disidentes pacíficos de 2003, en una fosa de la Fortaleza Militar de la Cabaña, al este de La Habana, el gobierno de Fidel Castro fusiló y encarceló a miles de demócratas, cristianos o liberales que luchaban por libertades políticas y económicas y una verdadera democracia.

La historia del presidio político después de 1959 debiera ser un cuaderno de cabecera para cualquier disidente cubano. Los modos de operar y las estrategias son diferentes. Pero el fin es el mismo: un país que respete los estatutos democráticos.

Se sabe dónde está y cómo actúa el adversario. Pero de un tiempo acá han surgido nuevos actores. Trabajan en la sombra. Viven al otro lado del charco y son empresarios de bolsillo amplio que patrocinan proyectos disidentes a cambio de sumisión y acomodar el perfil según sus intereses.

Mientras critiques al gobierno de Raúl Castro y el estado de cosas, aplausos. Cuando tus notas reprochan el comportamiento y tímido desempeño de un sector de la disidencia, amenazas. O ninguneo.

Yo lo he vivido. Las tácticas son conocidas. Desde llamadas telefónicas sibilinas para que cambies de actitud hasta la guerra sucia. Igual te pueden acusar de agente de los servicios especiales en la Isla que llamarte envidioso, colaboracionista o mediocre.

En nombre de una supuesta y falsa unidad, piden silencio y no sacar a la luz los trapos sucios. No pertenezco a ningún proyecto disidente y mis relaciones de trabajo con los medios para los cuales escribo se basa en el respeto mutuo y la plena libertad de expresión.

Desde luego, algunos textos pueden no interesar a los editores. Están en todo su derecho. Pero jamás he recibido presión de medios como DIARIO DE CUBA, El MundoInfobaeDiario las Américas o Martí Noticias.

Ni las aceptaría. Lamentablemente no todos tienen esa independencia. Hace unos días, los patrocinadores suecos que financian el semanario Primavera Digital, fundado el 22 de noviembre de 2007, decidieron cortarle la ayuda utilizando como pretexto argucias demasiado tontas para ser creídas 

Fue un vulgar chantaje. Si quieren plata, deben hacer lo que pedimos. Por supuesto, Juan González Febles y su equipo de cerca de 40 colaboradores no aceptaron. El asunto es simple: escribir sin mandato.

Son periodistas incómodos. En sus notas describen y analizan la otra Cuba que el Gobierno pretende ocultar. También con mirada crítica juzgan a ciertos sectores disidentes y el clan de millonarios cubanoamericanos de La Florida que sueñan con un nuevo trato con los hermanos Castro.

Uno puede estar de acuerdo o no con las apreciaciones periodísticas de los redactores y colaboradores de Primavera Digital. O con su diseño o formato. Pero nadie puede negarles el derecho a existir y tener su propia línea editorial. La cacareada libertad de prensa queda en dudas.

Esto se veía venir. Desde 2009, al menos que yo conozca, hay una puja por ocupar espacios y desplazar a un grupo de periodistas independientes que la llamada “nueva disidencia” considera ineptos y políticamente incorrectos.

Es una estrategia. Rehacer la historia ninguneando el pasado. Y, con el pretexto de que los decanos del periodismo independiente no dominan las nuevas tecnologías, marginarlos. No conozco la mano negra que está detrás. Pero si algunos ejecutores en La Habana.

Durante seis años tuve magníficas relaciones personales con Yoani Sánchez. Me consta de su labor de zapa. Mientras algunos optaban por dialogar, para salvar las lógicas diferencias que pueden existir en cualquier grupo, la bloguera prefería conquistar a periodistas independientes que trabajaban en Primavera Digital con promesas materiales o profesionales.

Esa noción de “competencia y democracia” de Yoani Sánchez no puede ser aceptada. Pero ocurre que muy pocos en Cuba se atreven a criticar abiertamente sus métodos.

Si usted hace un sondeo entre los opositores y periodistas libres, percibirá una amplia antipatía hacia la bloguera. No es por un asunto personal o de bajas pasiones humanas. Es por su forma de proceder, de no respetar al prójimo y por su inveterada costumbre de hablar en nombre de los demás.

Muy pocos periodistas independientes se sienten representados por Yoani, en 2013 nombrada por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) como integrante de la Comisión de Libertad de Prensa, un cargo que se supone debe velar por los intereses de todos los periodistas cubanos.

Ahora mismo, tras el grosero chantaje financiero que reciben los colegas de Primavera Digital, ni la SIP, Reporteros sin Frontera ni 14ymedio, web de la Sánchez, se han solidarizado con ellos.

La solidaridad ha llegado de la disidencia interna, de las Damas de Blanco y del exilio. Para los patrocinadores suecos de Primavera Digital, ya resultaban aburridos los reportes semanales de las marchas, palizas y represiones a la oposición cubana.

Quieren gente joven. Comedida. Obediente. Y que la publicación no sea descaradamente anticastrista. Los de Primavera… lo están pagando.

Entre los cubanos se ha destapado un manantial de periodismo

El 90% de los cubanos no tienen acceso a esa batalla digital de criterios donde, con más o menos serenidad y vehemencia, se debate sobre el modelo a seguir en el futuro de la nación.

La censura informativa es un arma de doble filo. La absurda decisión del régimen verde olivo, de controlar las noticias, editar audiovisuales y hacer pulpa con novelas y libros contestatarios, ha forjado una base formidable de corresponsales independientes y comunicadores sociales dentro de Cuba.

No ocupan espacio en el diario Granma. En otros medios estatales no podemos leer sus reportes sobre las duras condiciones de vida en las prisiones cubanas o una brutal paliza a un grupo de mujeres que gritan libertad y democracia.

Según los cintillos oficiales, la isla es un remanso de paz y concordia. Pero en calles y bateyes de la Cuba profunda, un segmento amplio de ciudadanos está al límite en su descontento. Continuar leyendo

Fundar un periódico desde La Habana

Ya está en la red el diario independiente 14ymedio, creado por la bloguera Yoani Sánchez y su esposo Reinaldo Escobar.

14ymedio no es una novedad. Antes, hubo varias publicaciones no controladas por el Estado, tanto en la esfera intelectual como disidente.

Algunas tuvieron pocas horas de vuelo, por problemas técnicos o financieros. Otras, como la revista D’Cuba, ideada por el poeta y periodista Raúl Rivero, solo pudo imprimir dos números.

En la primavera de 2003, una razia montada por los servicios especiales desactivó la iniciativa y después de acusarlos de ‘mercenarios’, envió a la cárcel a los dos principales realizadores de la revista, Rivero y el periodista independiente Ricardo González Alfonso.

La iglesia católica nacional también tiene sus publicaciones independientes, consentidas por el gobierno, como Espacio LaicalPalabra Nueva y Vitral. Para el otoño de 2007, dos reporteros libres, Juan González Febles y Luis Cino Álvarez, fundaron Primavera Digital.

Era un semanario y tenía la novedad que se imprimía en papel con fotos a color. A partir del 14 de junio de 2012, Primavera comenzó a salir en la web con frecuencia semanal.

Ya van por el número 324. Cuentan con la ayuda de instituciones no gubernamentales suecas que le han ofrecido la gran oportunidad de editar desde La Habana su propio periódico.

La única pauta que rige a los más de 50 reporteros que colaboran en Primavera Digital lo impone la cordura. Empezaron de cero, sin alharacas publicitarias. Han ido aprendiendo en el camino.

Lo hacen con escasos recursos. Dos ordenadores antiguos armados a pedazos y una HP de cuarta generación. La sede está situada en el minúsculo apartamento de Febles, en la barriada de Lawton.

Los sábados, día de entrega de artículos, aquello es un infierno. El humo de cigarrillos, termos de café, polémicas en voz tan alta que parece una riña y varios reporteros que, a falta de muebles, usan la cama matrimonial de Febles como sofá.

Cuando usted llama para solicitar una aclaración o un comentario periodístico, el saludo de bienvenida te lo ofrece la contestadora de un fax prehistórico.

Esta gente nunca ha sido premiada internacionalmente ni reconocida por Reporteros sin Fronteras, la Sociedad Interamericana de Prensa o potentados cubanoamericanos que eligen a dedo a su disidente o bloguero favorito.

Son periodistas incómodos. Tanto para el régimen como para ciertos sectores del exilio. Su espacio de comentarios no es sitio de paso de exaltados internautas residentes en el exterior.

Es una pena. En Primavera Digital usted puede seguir el acontecer de las rudas prisiones, editoriales sin afeites, crónicas sobre la otra Cuba que el régimen pretende ocultar y análisis sobrios del panorama nacional e internacional.

Abogados independientes escriben de temas jurídicos y Luis Cino tiene un espacio de música para chuparse los dedos. Víctor Manuel, periodista y escritor que desde hace 15 años, casi en el ostracismo, dirige un club de escritores, redacta una columna donde combina el humor y nuestra patética realidad. Se titula Nefasto.

Cuando he escrito notas para Diario de Cuba, El Mundo, Diario de las Américas, Martí Noticias, Infobae o blogs como el de la escritora Zoé Valdés, siempre he tenido sus puertas abiertas. Con 14ymedio me ha sucedido todo lo contrario.

No tengo objeciones sobre la calidad del primer número. Regina Coyula es una pluma de calibre. Miriam Celaya tiene rigor y dispara a matar. Y Víctor Ariel González publicó un magnifico reportaje sobre el cuerpo de guardia del hospital Calixto García.

Es de esperar que el resto de la plantilla y de los colaboradores mantengan el buen tono periodístico. No es mala idea publicar el precio de la carne de cerdo y otros productos del agro o dar consejos para el cuidado del cabello, pese a la simplicidad de las notas.

El problema de 14ymedio es la sobredimensión. Por contar con bolsillos generosos, tiene un marketing que no posee ninguna otra publicación opositora. Ni dentro ni fuera de la isla. La competencia es sana, pero cuando todos cuentan con las mismas posibilidades.

El ego exagerado de Yoani, que incomoda a tantos en Cuba y en el exilio, suele infundir falsas expectativas. Según Yoani, su meta no es hacer otro periódico, sino el mejor periódico.

Sus deslices y amnesia a la hora del recuento sobre el periodismo independiente, soslayando a reporteros que llevan más de 20 años en el oficio, le ha granjeado antipatías y enemigos, que se pudieron evitar con humildad y diplomacia.

Yoani es una competidora feroz. Eso es positivo. Pero también es muy ingenua. Debo recordarle que ella vive en Cuba. Y es imposible editar desde La Habana un periódico comercial mientras exista un régimen como el actual.

¿Cómo generará ganancias? Gústenos o no, cualquier publicación disidente que se hace en Cuba está subvencionada por instituciones foráneas, no gubernamentales o particulares.

No queda otra. Hasta que la autocracia verde olivo sea historia antigua y en el país se instaure una democracia, no existirá una prensa privada que pueda utilizar las reglas del juego del negocio informativo en el mundo moderno.

Intentar vender el nuevo medio como anticastrista es un argumento que raya con la tontería. Se debe tener los pies en la tierra. Cuando un puñado de mujeres y hombres, a riesgo de ser encarcelados, desafían la censura informativa diseñada por dos autócratas que llevan 55 años en el poder, es porque apuestan por una narrativa diferente, amena y libre. Sin censuras ni autocensuras.

El enemigo son los Castro. Y Yoani Sánchez debe asumirlo periodísticamente. Hay momentos en la vida que las personas deben definirse. La ambigüedad alimenta la desconfianza.

También ignorar y menospreciar a los otros. Hace un mes llamé a Reinaldo Escobar, su esposo y editor de 14ymedio, para que me comentara y ofreciera detalles del nuevo diario.
Solo recibí argumentos evasivos y la promesa de que me llamaría antes que saliera el primer número. No cumplió su palabra. Muchas preguntas quedaron sin respuestas.

14ymedio tiene dos opciones: flotar en su órbita particular, desconociendo a otros, o sumando.

Si logran apartar el ego e imponer la profesionalidad, tolerancia, creatividad y pluralismo, podrían pensar en cimentar un futuro diario democrático, como fue Cambio 16 en España. De lo contrario, ese autoritarismo generado en un sector de la disidencia, los conducirá al fracaso.

Personalmente deseo que triunfen. Pero me temo que van a tener que dar un vuelco de 180 grados en sus métodos. El rencor, la poca transparencia y las intrigas personales deben dejarlas de lado.