Un buen negocio para las sociedades anónimas petroleras

Jaime Linares

Un viejo cuento dice: “Todos los días un hombre cruzaba la frontera con una carretilla llena de pasto. El guardia del puesto de control, sospechando que llevaba contrabando, revisaba afanosamente la parva de pasto pero no encontraba nada. Cansado de la rutina infructuosa y en la certeza de que el sospechoso pasaba ‘algo’, un día le propone dejarlo cruzar siempre, sin controlarlo, si le confesaba qué era lo que portaba de contrabando. Y el otro, aceptando la oferta, le contesta: Todos los días estoy pasando una carretilla distinta”-

Algo similar sucede con el tratamiento del presupuesto nacional; mientras observamos y debatimos los datos macroeconómicos y la obra pública, por otro lado, en el mismo texto, se encuentran eximiciones tributarias como las del artículo 23 y 24 del presupuesto nacional para el año 2015 en las que nadie repara.

Tales artículos eximen de impuestos a las “…importaciones de Gas Oil y Diesel Oil y su venta en el mercado interno, realizadas durante el año 2015, destinadas a compensar los picos de demanda de tales combustibles, incluyendo las necesidades para el mercado de generación eléctrica.” (art. 23) y a las “…importaciones de naftas grado dos y/o grado tres de acuerdo a las necesidades del mercado y conforme a las especificaciones normadas por la Resolución de la SECRETARÍA DE ENERGÍA Nº 1.283 de fecha 6 de septiembre de 2006 y sus modificatorias y su venta en el mercado interno, realizadas durante el año 2015 destinadas a compensar las diferencias entre la capacidad instalada de elaboración de naftas respecto de la demanda total de las mismas.” (art. 24)

Estas eximiciones también se observan en el presupuesto nacional vigente, permitiendo ello comprender de otra manera la utilidad neta operativa de YPF S.A., que para el primer semestre de 2014 sería de $4.400 millones.

Tal observación se funda en que un análisis más detallado en la composición de esa rentabilidad mostraría que más del 40% de dicha utilidad se explica a través de la importación de combustibles líquidos exentos de impuestos y su posterior venta al mercado interno.

Este mecanismo es impulsado por el Gobierno y está previsto en el Presupuesto Nacional con el supuesto fin de compensar las diferencias entre la capacidad instalada de elaboración y la demanda total de los mismos y así evitar el aumento de precios.

Pero en la realidad tampoco ha sido el consumidor el beneficiario de esta operatoria, dado que la empresa YPF SA, lejos de mantener el precio en el surtidor, lo aumentó, circunstancia que potencia aún más los beneficios futuros de la importación exenta, máxime en el contexto actual donde los precios de los derivados petroleros están evidenciado una sustancial baja en el mercado internacional, abaratando aun más la importación y promoviendo el uso de este mecanismo.

En ese contexto, resulta particular que a diferencia de la ley de presupuesto 2014, la ley de presupuesto 2015 no contiene el párrafo que imponía como tope a los cupos de importación, el valor que haga indiferente a la misma. Puntualmente el párrafo dice: “La exención dispuesta en el párrafo anterior será procedente mientras la paridad promedio mensual de importación del Gas Oil o Diesel Oil sin impuestos, a excepción del Impuesto al Valor Agregado, no resulte inferior al precio de salida de refinería de esos bienes.”

Estos particulares cambios que se hacen en una ley importante terminarían beneficiando a las petroleras autorizadas a acceder a cupos de importación que les dan acceso a significativas rentabilidades, generando un desaliento a la producción local. Asimismo, tampoco se observan beneficios para los consumidores que deben afrontar los distintos aumentos del combustible y sus efectos derivados.

Esta YPF que niega información sobre opacos contratos millonarios que involucran dineros públicos, como los acordados con Chevron o en la importación de gas, porque en opinión de su presidente es una empresa privada, será la privilegiada de esta decisión del oficialismo que no le genera ningún beneficio al pueblo pero si a la empresa y a sus socios privados. 

Recordemos que sólo el 51% YPF S.A nos pertenece y dentro del otro 49% hay algunos fondos de inversión, que según las circunstancias en que operan pueden ser considerados “fondos buitres”, pero en este caso “buenos” o Eskenazi que integra la nómina del “capitalismo de amigos”.

Parecería que según las circunstancias YPF S.A se presenta como PÚBLICA o PRIVADA de acuerdo a las necesidades del negocio. 

George Orwell en su notable fábula Rebelión en la Granja… dice: “En la Granja todos los chanchitos son iguales, pero hay algunos más iguales que otros”.