Lo de Milagro Sala son chirolas

Ayer domingo, en Intratables, le preguntaron a Alejandro Vanoli, el último presidente del Banco Central en la gestión kirchnerista, a cuánto ascendían las pérdidas de la entidad como consecuencia de los compromisos que firmó de venta de dólar futuro (entre enero y junio) a 10,40 pesos, especialmente con bancos y cerealeras. Ahora, el banco deberá pagar a los beneficiarios la diferencia con la cotización actual de la divisa, unos cinco pesos.

Ese seguro de cambio fue otorgado cuando el dólar cotizaba en la Bolsa a más de trece pesos y en el mercado negro, entre catorce y quince pesos. Vanoli se negó en todo momento a dar las cifras estimadas de pérdidas por esta operación. Se justificó diciendo que una victoria de Daniel Scioli no hubiera llevado a la devaluación y, por consiguiente, hubiera evitado esas pérdidas. Dijo que cesó con esas operaciones apenas se conoció el triunfo de Mauricio Macri, pero no por qué no dejó de hacerlo apenas se conoció el resultado que ponía a Macri al borde de una victoria, en especial por el triunfo de María Eugenia Vidal. La decisión final de dejar de operar en el mercado futuro de divisas demuestra que esto mismo podría haberse hecho treinta días antes. Continuar leyendo

Buitres para la Victoria

Todo indica que la escisión del Frente para la Victoria (FPV) se va a producir en cuotas. La primera tuvo lugar ayer, con la partida de 17 diputados, un número módico pero suficiente para convertir a Cambiemos en la primera minoría en la Cámara Baja. Clarín no ahorra palabras para describir lo ocurrido como una operación orquestada por Emilio Monzó, el presidente macrista de Diputados, que ofreció a los díscolos distintas prebendas en las comisiones de la cámara.

Al macrismo le han alcanzado menos de dos meses de gobierno para dejar al desnudo las contradicciones insalvables del kirchnerismo, en medio de una ofensiva de despidos, devaluaciones, tarifazos e incluso represiones. Esta corruptela de cooptación política emula a Néstor Kirchner, en el principio de su Gobierno, raudamente festejada por el “filósofo” José Pablo Feinmann en su biografía del ex Presidente.

En el pelotón que primero ha hecho las valijas se destaca la tutoría de Juan Manuel Urtubey, el gobernador de Salta, quien desde hace tiempo viene anunciando su ruptura con el FPV. Es políticamente necesario recordar que Urtubey fue un discípulo dilecto del kirchnerismo cuando este se propuso desplazar del Gobierno de Salta, en 2007, al menemista Juan Carlos Romero. Urtubey ganó las elecciones provinciales de abril pasado enarbolando las banderas nacionales y populares. Ahora se junta a todos sus adversarios, por ejemplo, el massista Gustavo Sáenz, que le ganó la capital de la provincia para colaborar (tutti insieme) con el macrismo. La trayectoria kirchnerista de Urtubey demuestra la vacuidad del principismo del que se jacta La Cámpora. Continuar leyendo

La nueva cruzada evangelizadora del papa Francisco

El papa Francisco lanzó, en Bolivia, un duro ataque contra la ganancia excesiva y el lucro desmedido. No dijo, sin embargo, cómo poner fin a lo que ve como la causa de la pobreza generalizada. No ha planteado que los bancos y los latifundios se conviertan en propiedad pública, bajo el control de los mismos trabajadores. El planteo papal carece entonces de contenido. Francisco ha contratado al Deutsche Bank para reestructurar al Banco del Vaticano. El Deutsche, sin embargo, es uno de los condenados por las autoridades financieras por haber manipulado la tasa Libor, que es la referencia de los contratos comerciales y financieros a nivel internacional. Los estafadores del Banco del Vaticano no han sido condenados ni llevados a la Justicia. El discurso papal menciona el “derrumbe mundial”, pero no lo relaciona con el capitalismo ni con la necesidad de nacionalizar a los grandes monopolios que sostienen su hegemonía económica mediante guerras cada vez más devastadoras. Las propiedades del Vaticano, distribuidas por el mundo entero, prosperan en un sistema mundial dominado por el lucro privado. Continuar leyendo

Crisis de Estado y crisis electoral

La decisión de Elisa Carrió de abandonar la tienda de Unen y juntarse con Mauricio Macri sería en sí misma intrascendente si no fuera porque aparece como una acción encubridora o de distracción frente a la crisis política desatada por las denuncias de Alberto Nisman y, luego, su muerte. Viniendo de una ‘denunciadora’ serial, la falta de protagonismo judicial de Carrió, seguida del anuncio electoral, es sospechosa. Nadie salió a criticarla desde el gobierno, precisamente porque es funcional al operativo oficial de sepultar las investigaciones. Los jueces ‘incompetentes’ le han hecho el ‘aguante’ a la maniobra. Como buena ‘republicana’, Carrió archivó sus denuncias de corrupción contra Macri, ni qué decir de los lazos de Macri con la CIA y el Mossad, por intermedio de “Fino” Palacios. Continuar leyendo

El bloqueo contra Cuba no fue levantado

El anuncio acerca de una reanudación de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba ha sido presentado como la introducción a un levantamiento del bloqueo norteamericano contra la Isla, que solamente habría sido postergado porque ponerle fin es una incumbencia del Congreso.

Se trata, sin embargo, de una versión interesada, que disimula que ese levantamiento no será incondicional, y que el fin del bloqueo dependerá de la modificación del carácter social de la Isla que emergió en el curso de la revolución. Como lo explicitó, ante CNN, un defensor de las decisiones de Obama, si Cuba no ofrece concesiones significativas “siempre existe la posibilidad de retirar la oferta de levantar el embargo” (Programa de Fred Zacharías, 21.12). Continuar leyendo

Giro en la crisis mundial: una “guerra del petróleo”

Aunque numerosos comentaristas ven en la caída de los precios internacionales del petróleo la oportunidad para una reactivación de la economía mundial, lo cierto es que anuncia un período catastrófico para numerosos países que han sobrevivido a la crisis gracias a la elevada renta minera.

Entre principios de siglo y una fecha reciente, el barril de petróleo había subido de 10 a 150 dólares -con una recaída muy fuerte en 2009, hasta una cotización media de 100 dólares antes del desplome a 75 dólares. Ahora, el derrumbe, en pocas semanas, ha sido superior, en algunos casos, al 25 por ciento. Con la excepción de Estados Unidos, los cambios en los precios internacionales no repercuten en los precios internos y son, por lo tanto, inocuos para reactivar el consumo final. Ocurre que la mayor parte de los gobiernos necesitan los impuestos a los combustibles para hacer frente al pago de la deuda pública y al rescate de los bancos. Si bien el precio corriente continúa elevado en cualquier comparación, su impacto negativo sobre la tasa de beneficio de las compañías petroleras es muy fuerte debido al aumento de los costos que acompañó el alza de precios, sea por un reparto de la renta entre todos los sectores que intervienen en la producción (servicios tecnológicos), sea por la incorporación de yacimientos que exigen procesos más caros, sea por el incremento de las inversiones. La caída del precio del petróleo replica la de todos los rubros de minerales metalíferos y alimentos. Este giro modifica el curso de la crisis mundial porque da de lleno en la periferia, en el mismo momento en que se ha hecho más aguda en Europa y Japón. En principio, esta tendencia empalma a la crisis mundial actual con la de los años 30 del siglo pasado, la cual se caracterizó, de entrada, por una fuerte crisis agraria y el colapso del comercio exterior de los países de menor desarrollo.  Continuar leyendo

¿Quién paga la pelea con los buitres?

La denuncia de Cristina Kirchner acerca de una conspiración se llevó puesto al titular del Banco Central, viejo amigo de la familia K y custodio de muchos de sus secretos. Fábrega fue eyectado por haber advertido a los banqueros para que vendieran sus valores en dólares, cuando supo que deberían entregarlos al Central al tipo de cambio oficial. Hizo lo que haría cualquier banquero central -rescatar a la banca.

Lo curioso es que, en su reemplazo, fue designado Alejandro Vanoli, quien es todavía incluso más responsable de las operaciones ‘non sanctas’ en el mercado paralelo de la Bolsa, en su condición de titular del Mercado de Valores. Por esta vía, los capitalistas ingresaban dólares a 15 pesos y fugaban capitales que -se supone- están registrados legalmente. Vanoli ha repetido en forma pública que el litigio con los fondos buitre se superará a partir de enero próximo -o sea pagando.

Juan Carlos Fábrega se va dejando al Banco Central con una deuda de 230 mil millones de pesos, al 30 por ciento anual, lo que equivale a la totalidad de las reservas internacionales. El Banco Central está quebrado y la moneda nacional es un papel pintado.

Desmadre

La avalancha de denuncias de CFK obedece, precisamente, a que la situación financiera y monetaria se ha desmadrado. El enojo apunta al gobierno norteamericano, que no impidió la victoria judicial de los fondos buitre cuando se lo había prometido si normalizaba la deuda de Argentina en el Ciadi, con el Club de París, y con el arreglo con Repsol -el cual viabilizaba la entrega de los hidrocarburos a Chevron. En medio de los sofocones con la embajada norteamericana, los K apuran la aprobación de la ley petrolera Galuccio-Chevron-Exxon-Soros. Los kirchneristas parecen convencidos de que este núcleo los va a sostener en el poder contra viento y marea, del mismo modo que hiciera con Obama si hacía los arreglos externos ya mencionados.

Que el Gobierno despida al presidente del Banco Central, cuyas relaciones con los banqueros conocía de sobra y fueron la razón para que fuese nombrado, en primer lugar, revela que la crisis financiera y monetaria llega a su fase terminal. Es lo que explica el derrumbe de la Bolsa, el miércoles 1º, a pesar de que venía en suba cómoda acompañando la devaluación paralela del peso. También explica el colapso de la cotización de YPF en Nueva York, la niña mimada de los pulpos petroleros y los capitales financieros. La crisis tampoco termina siquiera con un arreglo con los buitres, sino con una devaluación de la moneda, lo que a su vez implica un torniquete brutal de los salarios y gastos sociales.

Si el Gobierno mantiene su lógica, deberá intervenir la Bolsa para controlar las operaciones cambiarias disimuladas como movimientos de capitales. Una consecuencia de esto sería la completa ilegalización del mercado de cambios. Una alternativa sería que desdoble ese mercado de cambios y convierta al paralelo en un mercado oficial financiero, con la yapa de un incentivo a los sojeros para que vendan la cosecha retenida. Esta operación podría servir para llegar a fin de año, aunque con una inflación de precios siempre mayor. El avance de la entrega petrolera depende de la sanción de la ley de hidrocarburos y de una devaluación en regla. Ni siquiera Chevron piensa financiar sus inversiones con dólares a 8,45 pesos.

No es la primera vez que CFK denuncia que los especuladores buscan bloquear la deuda reestructurada, que aceptó el 92 por ciento de los acreedores. Horacio Verbitsky, hace más de un mes, dijo lo contrario -que era el Gobierno quien quería volver a reestructurar esa deuda. Hay algo muy simple: los K no tienen la plata para pagar los vencimientos de 2015 (por eso aplicaron el plan Obama de arreglar con todo el mundo), ni tienen ahora dónde hacerlo, porque ninguna plaza financiera se ofrece a actuar como agente de pago. Después de enero se verán obligados a hacer las dos cosas: el canje de la deuda de 2015 y encontrar un refugio para pagar, apenas les pague a los buitres.

Crisis polìtica

El poder político del kirchnerismo cuelga de un hilo, ahora que se apresta a hacer bingo con la renuncia de Capitanich y las penurias cada vez mayores de Boudou. El patio de las palmeras se ha convertido en el reducto del poder, en momentos en que todas las fracciones de la burguesía temen a la reacción popular que provocaría una nueva devaluación y, probablemente, la primera de varias otras. Ni Lavagna se anima, en un clima como éste, a rememorar el ‘rodrigazo’.

La caracterización no es completa si no se añade la desvalorización del real brasileño, la que presiona fuerte hacia la devaluación del peso. Brasil no tiene solamente una deuda externa pública importante: de mayor importancia es la deuda privada con el extranjero y el volumen de capitales móviles en la Bolsa paulista. Brasil sufre, precisamente, una nueva fuga de capitales, que podría ser temeraria por su magnitud.

El “quid” de la cuestión es quién va a pagar esta crisis. La devaluación no es una necesidad para el desarrollo de la economía y el empleo, sino una operación financiera para pagar la deuda externa y acelerar la entrega petrolera. Toda la tendencia de la crisis y la política K es que será cargada sobre las espaldas de los trabajadores. Es sobre esto que los trabajadores deben centrar su atención, no en los discursos distraccionistas de CFK ni en la ‘serenidad’ mentirosa del cuartero de Scioli, Massa, Macri, Cobos-Binner. Todos ellos plantean una componenda con los buitres y un mayor endeudamiento para pagar la deuda impagable.

La crisis “externa” es sólo un episodio de la bancarrota interna

Bastó que el fondo buitre Blackrock amenazara con desprenderse masivamente de sus acciones de YPF para que el gobierno desactivara la amenaza de aplicarle a Donnelly la ley antiterrorista. El gobierno había responsabilizado a Blackrock, que tiene acciones en Donnelley, por la quiebra fraudulenta de la empresa. Uno de los que más habría fogoneado esta recule fue el presidente de YPF: una parte del paquete accionario de YPF está en manos de varios fondos buitres. El fondo buitre, NML de Paul Singer, tiene participación accionaria en el Banco Hipotecario, junto al estado y a Eduardo Elsztain.

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Un fallo buitre que pone a los K ante el default político

¿Por qué la “biblia” del capital financiero internacional -el Financial Times- examina, nada menos que en un editorial (26/6), la conveniencia de que Argentina rechace el fallo Griesa y proceda a reestructurar la totalidad de la deuda externa y ponerla bajo jurisdicción nacional, lo cual equivaldría a una cesación temporaria de pagos?

Las razones que esgrime el diario dejan en evidencia que cualquier arreglo con los fondos buitre podría desencadenar una ola de juicios de parte de los acreedores que entraron en los canjes de 2005/10, en virtud de la cláusula que les permite reclamar las ventajas económicas que se concedan a aquellos. Un día antes, el jefe editorial del Financial Times había puesto en duda que esa cláusula fuera inaplicable para el caso de que el arreglo con los fondos buitre fuera el resultado de una decisión judicial y no de un acuerdo “voluntario”. Una extensión del arreglo con los buitres a todos los acreedores duplicaría de una vez el monto total de la deuda externa de Argentina. A la vista de este resultado, el Financial Times califica de “extorsión” la orden de pagar al mismo tiempo a los buitres y a los acreedores regulares, y descalifica el criterio de ‘pari passu’ (igual trato) aplicado por la Justicia norteamericana.

En resumen, Argentina se encuentra en un laberinto: si no cumple con el fallo entra en default, y si lo hace se arriesga a una serie de procesos judiciales que la arrastrarían al default. Defensor del capital financiero internacional, el Financial Times recomienda arreglar con los ‘buitres’ y afrontar el riesgo de juicios ruinosos. El planteo de que el pago a los buitres, en el caso de una orden judicial, sería inocuo, no es más que una triquiñuela mediática que pondría a la Argentina en un estado de vulnerabilidad financiera y política sin precedentes, en la larga historia de claudicaciones de las clases dominantes del país.

La advertencia condicional del Financial Times es compartida por el gobierno K, el cual sigue, sin embargo, la ruta de arreglar con los buitres con un pago en títulos del Estado, lo cual significaría, de entrada, un aumento de la deuda externa en 15 mil millones de dólares. Procede de esta manera bajo la presión de los intereses de clase que representa: la burguesía nacional reclama el restablecimiento del financiamiento internacional para ella y para los proyectos de gas y petróleo. La burguesía nacional, que posee asimismo gran parte de la deuda externa, quiere cobrar y de ningún modo ser víctima de una cesación de pagos.

Desde un punto de vista más amplio, un default como el que sugiere el Financial Times requeriría de inmediato medidas internas de fondo para contrarrestar un boicot financiero internacional. Nos referimos a la nacionalización de la banca y el comercio exterior, para aplicar el ahorro y los recursos nacionales a un plan de inversiones y desarrollo económico y social. Argentina establecería, en esas condiciones, una contabilidad nacional única, lo cual implica la apertura de los libros de las compañías grandes y el control obrero de los monopolios capitalistas. En oposición completa a esta alternativa, el gobierno “nacional y popular” ha preferido reforzar su acción de “pagador serial”, mediante el cierre de acuerdos ruinosos con Repsol y el Club de París y en el Ciadi (Banco Mundial), que han incrementado la deuda externa -sin contar los intereses- en cerca de 20 mil millones de dólares.

El tema de los fondos buitre y los fallos antijurídicos de la Justicia norteamericana ha ocultado el latrocinio económico y jurídico que tiene lugar en el Ciadi, donde las empresas privatizadas bajo el menemo-kirchnerismo, reclaman la redolarización de las tarifas que fueran pesificadas en 2002. De acuerdo con El Cronista, el monto en litigio es de 22 mil millones de dólares. La aceptación de las sentencias del Ciadi, por parte del gobierno K, no solamente lleva al país a la bancarrota, sino que es un atropello descomunal de la soberanía argentina y una violación del orden jurídico. Ocurre que la pesificación fue legitimada por una acordada de la Corte Suprema de Argentina, que es colocada por el propio gobierno argentino por debajo de un tribunal arbitral de un banco internacional. La Corte no ha abierto la boca sobre esto. ¿Cómo protestar contra las vejaciones de la Justicia norteamericana cuando el mismo gobierno nacional autoriza la degradación de las instituciones jurídicas del país y, por lo tanto, de la Constitución Nacional? 

Mientras la City de Londres admite la conveniencia de una declaración de default, la City porteña y el establishment político que la representa reclaman cumplir los fallos coloniales y re-endeudar otras diez veces al Tesoro nacional. Se ha formado un frente nacional a favor de un arreglo con los buitres desde los K hasta Massa, Binner, Cobos, Macri, Carrió. Los K alegan que lo hacen para defender el modelo y los otros para superar los desequilibrios, como si el resultado de un nuevo endeudamiento masivo pudiera ser otro que la confiscación de los ingresos y de las condiciones de vida de los trabajadores.

Nuestra posición es: rechazo del fallo yanqui y de cualquier acuerdo con los buitres y de los arreglos en el Ciadi; repudio de la deuda usuraria; adopción de las medidas de nacionalización y control obrero necesarias para establecer una contabilidad y un plan económico de industrialización y de mejora de las condiciones de las masas. Que el pueblo decida: por un plebiscito sobre el fallo yanqui y la deuda externa.

El Gobierno ante su propia medicina

La Corte Suprema de Estados Unidos acaba de aplicar el gobierno kirchnerista su propia medicina. El fallo que lo obliga a pagar la totalidad de la deuda que reclaman los ‘fondos buitres’ será aplicado con la misma metodología usada con los litigios en el Ciadi, con Repsol y con el Club de París: una suma al contado y una nueva emisión de deuda, la cual podría llegar a los u$s 30 mil millones. Es el monto que reclama el conjunto de los acreedores que rechazó la reestructuración de deuda de 2005 y 2010. Se trata de una acumulación abusiva de intereses desde 2001. Los fondos que sí aceptaron la reestructuración podrían reclamar para ellos los mismos beneficios que los ‘buitres’, esto en virtud de la cláusula del “acreedor más favorecido” introducida por Néstor Kirchner en el primer canje de deuda. Este cláusula y el ofrecimiento de ‘cupones de PBI’, por u$s 40 mil millones, delata el carácter usurario del arreglo de deuda pergeñado por el gobierno ‘nacional y popular’.

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