Regular Internet es autoritario

El comentario luego desmentido por el titular de la AFSCA de Argentina, Martín Sabatella, acerca de debatir la regulación de Internet en el país, desnuda el sueño de controlarlo todo.

Tal vez, la resistencia natural del ser humano a las críticas se potencia cuando alguien está en el poder. No es la primera vez que un funcionario argentino se refiere a la “regulación de la red”.

¿Por qué es autoritario regular Internet?

En el caso de la propuesta que planteó el funcionario argentino Martín Sabatella, existe un antecedente del diputado Gerardo Milman, quien observó  en noviembre de 2013: “Por ejemplo, la palabra Internet no figura en los más de 160 artículos. Esa es una deficiencia que tiene la ley”. Estoy convencido de que Milman y Sabatella son personas completamente democráticas y creo en la buena fe de sus intenciones, pero impulsar una regulación de la web, conlleva riesgos que pueden afectar la libertad.

En los EEUU, un grupo de legisladores propuso restringir el acceso a los sitios de pornografía para que los niños no estuvieran expuestos a ese tipo de contenidos; presentaron un proyecto en el que los proveedores de Internet deberían cerrar el acceso a los sitios, excepto que el usuario comunicara que desde su dirección IP deseara ver esos contenidos. Aunque haya un buen fin detrás de ciertas propuestas, hay un ataque a la libertad individual, porque el Estado se arroga un rol en el que se entromete en las decisiones privadas de los ciudadanos.

El principio de neutralidad de la red establece que nadie tendrá preferencia de acceso determinada por ningún gobierno ni ninguna empresa privada. Esto es, si tengo un blog, tendrá que ser tan fácil y rápido para acceder a él como puedo acceder a Facebook o Google. ¿Por qué? Porque si este principio no rigiera, podría buscar mi blog en el navegador y que tarde 1 minuto en acceder y que mi proveedor me “priorizara” a otras empresas que podrían pagarle para tener más ancho de banda y funcionar más rápidamente.

El gobierno argentino promovió la “Ley de Medios” para “garantizar la pluralidad de voces”, es decir, la esencia misma de Internet donde la libertad y pluralidad están garantizadas a tal punto que cualquier ser humano puede crear un blog, tener un perfil en una red social, opinar, escribir o decir lo que quiera sin restricción alguna. Que alguien plantee que debe legislar para “garantizar pluralidad de voces” en la web sería como intentar decretar que “el agua es mojada”.

En algunos países como Cuba, Vietnam, Belarús, Irán, Corea del Norte o China, Internet está regulado por el Estado, que impide el acceso a ciertos contenidos y sitios.

El caso de Venezuela es interesante, porque allí el Estado se apropió del acceso a Internet, una maniobra sofisticada que fija el control de acceso. El Estado, como proveedor del servicio de Internet controla el flujo de información, y puede determinar qué sitios son accesibles o no, y simplemente cortar el acceso a la red de todos los venezolanos. Eso ocurrió el día que hackearon la cuenta de Twitter de Nicolás Maduro, donde directamente se cortó la conexión a Internet de todo el país.

Es mejor desconfiar cuando el Estado quiere regular aspectos que en la mayoría de las sociedades del mundo nadie cuestiona. De hecho, entre los posibles 100 puntos prioritarios que los argentinos podrían reclamar a su gobierno, seguramente no hay uno solo que pida que Internet debe ser legislada . No son justamente los países más democráticos los que pusieron en marcha medidas regulatorias sobre la red de redes.

En 2010, Chile aprobó una Ley que garantiza la neutralidad de la red, de tal manera que bajo esa premisa, ni el gobierno ni las empresas privadas pueden interferir en los contenidos y accesos, una fórmula que protege los derechos de todos.

La “bomba de tiempo” de la asistencia social

Un artículo de la revista brasileña Veja expone el que tal vez sea el más profundo y complejo debate que sustenta los modelos políticos que ideológicamente unen a Brasil, Venezuela, Argentina y Bolivia: sus ambiciosos programas de asistencia social.

El primer punto es que la llegada de gobiernos progresistas se sostuvo sobre un mensaje de fuerte contenido social, muy enfocados en resolver las inequidades del capitalismo y de la “década del neoliberalismo”.

Lula Da Silva, Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Evo Morales asumieron sus cargos en medio de situaciones críticas en cada uno de los países. El cambio mundial experimentado a partir del año 2003, en parte como consecuencia de la guerra de Irak, elevó al precio del barril de petróleo desde u$s22 hasta superar los u$s100. Este panoama le dio a Hugo Chávez, sentado sobre un mar de petróleo incalculable y de alta calidad, los recursos mil millonarios en dólares que permitieron abordar su gran revolución bolivariana: dinero del Estado para los pobres.

Paralelamente, los commodities como trigo, soja y maíz comenzaron a subir sus precios como consecuencia del éxito de las políticas de China, que gracias a una apertura económica permitió que 400 millones de chinos salieran de la pobreza a través de la creación genuina de empleo privado.

La cuadruplicación del precio de algunos commodities como la soja favoreció el notable incremento de las exportaciones de Brasil y Argentina, y dotó de dólares a sus gobiernos, al punto de que en Argentina se aplica una retención de 35% sobre las ventas al exterior de la oleaginosa que consumen los chinos capitalistas.  Así, los gobiernos se apropiaron de buena parte de la renta privada que volcaron hacia la justicia social.

El aumento de los precios internacionales de los productos que casualmente se generan de las riquezas naturales de cada país aportó miles de millones de dólares a estas economías, y los presidentes de perfil socialista se encontraron con recursos impensados unos años antes.

Con mucha justicia, los gobiernos crearon los planes sociales para abordar la acuciante situación de los más desfavorecidos, aquellos que “quedaron fuera del sistema”. Así nació el plan “Jefes y Jefas de Hogar” de Argentina, el “Bolsa Familia” de Brasil, las “Misiones Bolivarianas” de Venezuela, entre otros.

Nadie pone en duda que los gobiernos deben velar por la igualdad de oportunidades y la resolución de los problemas de los que menos tienen. Los planes sociales surgieron para resolver una urgencia, y la sociedad debe aceptar que quienes más tienen paguen sus impuestos y que parte de esos fondos se destinen a solventar las necesidades básicas de los más desfavorecidos.

Unos 18 millones de argentinos, 50 millones de brasileños, 17 millones de venezolanos son beneficiarios de programas sociales, mayoritariamente consistentes en dinero en efectivo para afrontar las necesidades básicas.

El problema que no se debate es por qué después de tantos años de bonanza económica, las estadísticas muestran que hay más personas beneficiadas por estos programas. La lógica del crecimiento indicaría que en la medida que los países mejoran, el nivel de pobreza baja y la asistencia social se reduce porque las personas se insertan en el mercado formal de empleo.

En 10 años, Brasil pasó de 6 millones a 50 millones de personas beneficiadas por la “Bolsa Familia”. En ese lapso, el crecimiento económico brasileño fue envidiable. ¿Por qué este año casi 2 millones de personas más se sumarán al programa?

Los subsidios de asistencia social no han dejado de crecer en todos estos años. Los gobiernos actuales y los políticos de la oposición prometen más ayudas del Estado, nadie discute el fondo del debate: la sostenibilidad de un modelo asistencialista que se sustenta en las condiciones favorables generadas por un periodo de bonanza. Si el ciclo favorable cambia, es decir, si el dólar empieza a subir, los commodities a bajar, las tasas internacionales vuelven a rangos de 5% anual, no habrá dinero para que el Estado solvente subsidios al consumo, planes sociales sin contraprestaciones productivas y un gasto público ilimitado.

La sostenibilidad  del “modelo” que hermana a Argentina, Brasil, Venezuela y Bolivia depende del liberalismo económico más básico: los precios del mercado regidos por la oferta y demanda de sus actores. Si la soja cayera por debajo de u$s400 y el petróleo retrocediera por debajo de los u$s75 u u$s80, los gobiernos asistencialistas tendrían que recurrir a otras medidas para sostener la ayuda social, tal vez impuestazos sobre la producción y las clases medias o simplemente emitir moneda sin respaldo y licuar déficits a través de la inflación. Ir por ese camino en el siglo XXI es un desastre que ya se probó y que las sociedades de estos países no se merecen. Ojalá no se les ocurra a nuestros gobernantes…

Razones para el antichilenismo argentino

Un informe de la Dirección Económica de Chile confirma que la Argentina ya no es el principal destino de las inversiones externas que el país realiza. Los capitales chilenos hoy eligen Brasil.

Es una mala noticia para Argentina, a pesar de que seguramente en esta nota algunos comentaristas serán peyorativos hacia Chile, dirán que tiene una pésima distribución de la riqueza y hasta atacará al país trasandino con la disparatada inequidad de su política educativa a la que nos aferramos los argentinos. El último informa PISA, sin embargo, muestra a las claras que Chile es el país con mayor equidad educativa el que mejor prepara a sus niños en matemática, ciencias y comprensión de texto.

El informe sobre inversiones de la Dirección Económica de Chile permite deducir que Argentina posiblemente perderá el segundo lugar actual en las preferencias del capital chileno a manos de Colombia. El reporte asegura que mientras Argentina recibió u$s 16.764 millones en los últimos años desde Chile, Colombia recibió u$s 16.562 millones.

Esto es consecuencia de una política antiinversiones que Argentina impulsó y que ahora, con cierta desesperación, intenta revertir ante el gran fracaso de la anhelada pesificación compulsiva y del vivir con lo nuestro.

También es consecuencia de impedir el envío de remesas de dólares de las subsidiarias a las casas centrales como consecuencia del cepo cambiario. El poderoso ex secretario de Comercio argentino, Guillermo Moreno, fue autor de una medida que impedía enviar parte de las ganancias de las empresas extranjeras a sus países de origen. Esta medida vigente es respaldada por algunos sectores que dicen que si se gana dinero en el país hay que mantenerlo en el país, un planteo antediluviano en un mundo hiperconectado y globalizado.

Las políticas económicas de uno y otro país se reflejan en datos muy evidentes, como en el reciente informe sobre el Índice de Libertad Económica que elaboró el Fraser Institute, de Canadá, que de 152 países analizados ubicó a Chile en el puesto número 11, mientras que Argentina se queda en el 137 como consecuencia de las “expropiaciones sin indemnización, los ataques del Poder Ejecutivo a la Justicia y las excesivas regulaciones”.

Algunos comentarios sostendrán que estos informes son irrelevantes, que cuanto más negativos son, significa que Argentina más va en la senda correcta. Para contrarrestar esa interpretación ideológica, pongamos la contundencia de los números.

En el primer semestre de 2013, Argentina recibió inversión externa directa por u$s5.165 millones, un retroceso de 32% si se compara con el mismo periodo de 2012.

En Chile, en el mismo periodo los inversores extranjeros ingresaron u$s10.446 millones, más del doble que Argentina, a pesar de que se registró una baja de 26% respecto del año anterior (ver gráfico de CEPAL).

En Argentina, el cepo cambiario ha mermado la sangría de dólares que se iban, por eso los argentinos no pueden ahorrar en dólares, o tienen un límite de extracción de u$s50 mensuales desde un cajero automático en Santiago de Chile. Estas medidas también han impedido que empresas argentinas puedan invertir en el exterior.

En el 2012, la inversión de empresas argentinas en otros países fue de u$s1.052 millones, frente a los u$s21.090 millones que las empresas chilenas invirtieron en otros mercados, entre ellos el argentino (ver gráfico de CEPAL).

¿Y cómo estamos en ingreso per cápita?

El ingreso per cápita de Chile estimado para el 2013 es de u$s19.474, por paridad de poder adquisitivo, frente a los u$s18.709 esperados para Argentina, aunque debemos aclarar que mientras en Chile existe un único mercado de cambios libre, en Argentina el valor de $6,25 por dólar sólo existe para el gobierno, ya que el mercado libre el precio del dólar está en $9,55. Desde Argentina, el “antichilenismo” sostiene ante estos datos que los índices del coeficiente de Gini convierten a Chile en uno de los países más desiguales del mundo.

Lamentablemente para nosotros, los argentinos tampoco podemos sostener demasiado este argumento, ya que la misma CEPAL ubica a Chile en el puesto número 8 de 17 países latinoamericanos, y tiene por delante a naciones como Brasil, Paraguay, Colombia y Panamá con índices de Gini más altos, es decir, con peor distribución del ingreso.

Argentina es un país rico, pero a lo largo de décadas se ha empobrecido. Chile es un país con menos recursos, pero en dos décadas se ha enriquecido. En el mundo actual, los países que más admiración despiertan son aquellos que crean valor, y que permiten evolucionar hacia una calidad de vida cada vez más desarrollada, un camino que Chile ha decidido abordar y que en casi todos los índices y datos estadísticos refleja que está por encima de todos en la región.

¿Cómo sería el fútbol para todos en España?

La estatización del fútbol en Argentina, decidida por el gobierno de la presidente Cristina Kirchner en 2009, tendrá un costo de $1.410 millones para 2014, según los datos del proyecto de Presupuesto.

Se me ocurrió analizar la promocionada “mejor liga del mundo”, la española, donde hoy están los mejores jugadores, con España campeón del mundo y dos Eurocopas.

Mientras en Argentina el costo de la temporada del 2014 será de u$s222 millones (según previsión del tipo de cambio oficial del dólar previsto en $6,33), la Liga de España tiene un costo de u$s1014 millones al año, es decir, casi cinco veces más.

Pero hay una diferencia: el costo de la Liga no tiene un solo euro aportado por el gobierno, no hay gasto público para poder disfrutar de las jugadas de Messi o los tiros libre de Cristiano Ronaldo.

En España, dos empresas gestionan los derechos de televisación de los partidos. Una es Prisa TV, que tiene la representación de la mayoría de los clubes, y la otra es Mediapro, empresa que tiene los derechos del Barcelona y el Real Madrid, entre otros, y gestiona la cesión de derechos de televisación internacionales.

El Fútbol no es para todos en España, porque solamente se emite un partido por canal abierto y sin cargo, mientras que el resto de los partidos son emitidos por televisión de pago. Aquellos que disponen de un iPhone o un teléfono con Android, por 15 euros al mes pueden ver los partidos en su teléfono celular, pero nunca gratis.

¿Por qué el ex presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero no estatizó el fútbol? Mariano Rajoy, en medio de tanto ajuste económico, podría congraciarse con la sociedad quitándole a Prisa TV y Mediapro los derechos y utilizar el gasto público para que los partidos del Real Madrid, el Barcelona o el Atlético de Madrid se vean gratis por Radio Televisión Española.

Hubo quienes propusieron ese modelo en 1997, pero el plan fracasó. De hecho, en la actualidad, la Liga de Fútbol Profesional quiere que se elimine el único partido gratuito que se emite por TV abierta, porque eso implica una pérdida de unos u$s104 millones al año.

Los españoles no parecen muy preocupados por este sistema, ni están exigiendo que se liberen los goles para todoas; en cambio, sí son muy críticos con el precio de las entradas a los estadios, que consideran “carísimas”. Una platea cuesta unos u$s65 y las entradas más caras están en u$s185 para ver un partido del Real Madrid en la Liga.

A los españoles, cuyo ingreso per cápita anual triplica al de los argentinos, les informo el precio de las entradas del Superclásico entre River y Boca: las plateas cuestan entre $350 (u$s60) y $800 (u$s137), según los valores oficiales convertidos a dólares.

En pocas palabras, el Fútbol para todos, que los argentinos subsidian con sus impuestos, ni siquiera ofrece precios de entradas lo suficientemente económicas para el salario medio de un argentino. En España, el negocio privado del fútbol que sólo busca la rentabilidad, una platea media cuesta casi lo mismo que en Argentina.

Aunque el índice puede ser cuestionable, podríamos decir que si dividimos el ingreso per cápita argentino por el precio de una platea para el Superclásico, (u$s11.400 / u$s60) se podría asistir a 190 partidos. El mismo cálculo realizado con los valores de España (u$s29.500 / u$s65) permitiría asistir a 453 partidos del Real Madrid.

Me pregunto: ¿qué hubiera pasado si en 1997 España lograba imponer el fútbol gratis para todos? Es difícil saberlo, pero creo que el Real Madrid quizá hoy estaría en la segunda división, los partidos se jugarían con público local, los “ultras” (como les dicen en España a los barras) controlarían los accesos, a los dirigentes y manipularían parte de los recursos públicos; y seguramente miles de españoles habrían abandonado las canchas por temor a la violencia.

Los milmillonarios de Chile y Perú

La revista Forbes publica su ranking de megamillonarios donde usualmente Carlos Slim y Bill Gates lideran la lista de hombres más ricos del mundo.

Visto desde las tierras del Sur, parece que las cifras nos quedaran muy lejanas. El ranking de Forbes es el más tradicional y reconocido del mundo a la hora de medir la riqueza de los empresarios, y se puede visitar país por país.

En los últimos años, América Latina ha incrementado la presencia de sus empresarios en esta prestigiosa lista que mide a aquellos que tienen más u$s1.000 millones de fortuna conseguida como resultado del éxito de sus empresas.

Aquí es donde quiero destacar que los países que hace años realizaron las reformas económicas de mercado, el estímulo de la inversión extranjera, la fijación de las reglas de juego jurídicas estables, son los países que presentan un aumento de su presencia en la lista de Forbes.

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América Latina es muy “cool”

La presidente de Argentina, Cristina Kirchner, presentó una serie de datos sobre la economía del país en los que comparó variables macroeconómicas con Australia y Canadá. En un momento, interrumpió la ponencia para decir que se tomaban esos países porque eran “cool”, no así en cambio la comparación con América Latina.

No hay dudas de que la presidente argentina en ningún momento pretendió ofender ni menospreciar a los países de la región, seguramente fue un lapsus.

En su discurso tomó elementos que no siempre tienen impacto directo y de corto plazo sobre la población.

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Siete lecciones de Jeff Bezos para los periódicos

Jeff Bezos compró The Washington Post con el 1% de su fortuna personal. Ofreció u$s250 millones por la cabecera que tiene en su haber 27 premios Pulitzer y haber develado el histórico Watergate, uno de los casos de investigación periodística más importantes de la historia de EEUU.

Los periódicos en los países más avanzados están atravesando una seria crisis. Ya The New York Times fue “rescatado” por Carlos Slim cuando adquirió parte del paquete accionario. En España, la cabecera del diario El País atraviesa uno de sus peores momentos por las fuertes pérdidas económicas.

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La seducción de la inflación

¿Por qué los economistas hablan del aumento de los precios como uno de los males de la economía? ¿Por qué los gobiernos que promueven la inflación tienen alta popularidad? Venezuela se encamina a una tasa de inflación anual superior al 40%, en Argentina los índices se aproximan peligrosamente al 30%.

En ambos países, los gobiernos gozan de un alto apoyo popular a pesar de que toda la sociedad padece de los problemas básicos que cualquier libro de economía refleja casi estadísticamente: conflictos laborales por salarios, escasez de productos, disminución de las importaciones, disminución del intercambio comercial, pérdida de poder adquisitivo y aniquilación del ahorro.

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La Cadena Capriles, otro logro del socialismo del siglo XXI

Tuve la suerte de conocer a Miguel Ángel Capriles, trabajé como consultor de sus medios y pasé varias semanas en la Cadena Capriles.

Compartí un par de almuerzos con él y fui testigo de la enorme transformación que hizo de toda la estructura periodística, de una gran inversión que se tradujo en una de las redacciones más modernas de América, 100% digitalizada, con pantallas que emiten información, con periodistas que trabajan y producen contenidos para múltiples soportes.

La noticia de la venta no deja de ser un duro golpe para el sector de los medios independientes. Yo estuve allí el día en que simpatizantes chavistas molieron a palos a los periodistas de Últimas Noticias, almorcé a escasos metros del lugar donde estallaron dos bombas molotov, cuando la redacción estaba en el edificio de la Prensa, a escasos 50 metros del Panteón Nacional donde están los restos de Bolívar.

Muchas veces, el extinto Hugo Chávez amenazó con expropiar la Cadena Capriles, y “Michu”, como le dicen a este joven empresario, sabía que cada día sus medios podían provocar la ira del ex presidente.

El diario Últimas Noticias es el periódico de mayor tirada de América Latina, con 300.000 ejemplares diarios que los caraqueños compran cada mañana.

Para algunos sectores, UN era un diario chavista, porque su director, un caballero brillante llamado Eleazar Díaz Rangel, tenía línea directa con el fallecido presidente. Pero siempre destaqué que las apariencias engañaban: las portadas de Últimas Noticias no necesitan de titulares incendiarios para hacer oposición.

El contenido del periódico tiene algo que muchos diarios han perdido: hacen periodismo para la gente, cumplen una función social como la denuncia de aquello que falta y que fue anunciado. Miles y miles de venezolanos vieron que Últimas Noticias les resolvió un problema: una prótesis para una operación de un niño que vive a cientos de kilómetros de Caracas, las cloacas en un municipio…

Diariamente, Últimas Noticias recibe miles de SMS con pedidos de todo el país.

No era necesario denunciar a nadie, no era necesario estar en la mira del socialismo del siglo XXI que crea enemigos para justificar su ineficiencia. Últimas Noticias publica lo que quiere el pueblo y llama a los funcionarios para preguntar “¿qué pasa con ese tema?”

Miguel Ángel Capriles está triste. No hablé con él, pero sé lo que hizo en estos cinco años para transformar y modernizar el periódico y para crear nuevas oportunidades para los periodistas a partir de su apuesta digital.

Pero Capriles (que nada tiene que ver con el líder opositor, salvo por un lejano parentesco), tenía el 15% del paquete accionario, repartido en una familia de varios hermanos, donde se impuso la mayoría.

El “grupo inversor” y los precios que se habrían pagado -entre 130 y 180 millones de dólares- llevan a imaginar que detrás de la operación está el propio gobierno.

El chavismo se subsana con ultrachavismo, como se evidencia. Radicalizar el modelo, ir por todo hasta el punto de no aceptar el mínimo disenso. Chávez era un líder que se imponía por sus ideas, sus sucesores aplican un manual teórico en el que las aplicaciones prácticas sólo se justifican con el autoritarismo. Chávez oía el disenso y trabajaba por el convencimiento, sus herederos ven una amenaza en el disenso, un intento de magnicidio, y no me caben dudas de que Últimas Noticias es una amenaza, y era necesario que las manos amigas intervinieran.