Las sospechas del Padre Mugica

Jorge Mones Ruiz

Probablemente el Padre Carlos Mugica haya sido uno de aquellos sacerdotes referidos por el Papa Francisco cuando señaló, hace pocas semanas, que se habían equivocado al educarlos (a los jóvenes) y acompañarlos en sus utopías”, una sutil forma para definir el grado de responsabilidad de los “educadores” y la praxis revolucionaria marxista-leninista.  Pero accediendo a información de la época, y alguna más reciente, no parece que el sacerdote citado haya bendecido y acompañado la violencia armada de ideología marxista, más allá de su influencia, en un comienzo, sobre jóvenes que luego optaron por el accionar guerrillero y terrorista.

Por cierto, Mugica no fue un Camilo Torres Restrepo, sacerdote colombiano del Ejército de Liberación Nacional, muerto en combate en la selva. Tampoco fue como el capellán de Montoneros, el padre Adur. Tampoco puede compararse con Fray Antonio Puigjané, condenado por su compromiso en el ataque al cuartel del Regimiento 3 de Infantería de La Tablada, en épocas democráticas (gobierno de Alfonsín). Sin embargo, Mugica jugó con fuego, y su destino final encuadra perfectamente en la lógica de los procedimientos propios de las organizaciones subversivas criminales, cuando uno de sus miembros, o de alguna manera relacionado con las mismas, opta en sentido contrario y afectando los intereses u objetivos políticos de esas “orgas” terroristas.

Veamos pues el contexto de aquellos años para tratar de comprender por qué fue asesinado el sacerdote y quiénes pudieron ser efectivamente sus victimarios. No esperemos que el “relato oficial” nos saque las dudas.

El 12 de mayo de 1974, el diario La Nación publicó lo siguiente:

“El padre Mugica, que en los últimos años desarrolló su acción pastoral en las villas de emergencia, se inició en ese quehacer como parte del equipo sacerdotal que fuera creado en 1969. Con la aprobación de monseñor Aramburu se hallaba enrolado en el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo”.
“Hace dos meses, sus disidencias con los sectores de izquierda del movimiento villero se hicieron públicas.  El 19 de Marzo último publicó con su firma un artículo en un matutino porteño, donde enjuiciaba severamente al marxismo y lo responsabilizaba del “ideologismo” en que han caído los jóvenes peronistas” 
“Casi al mismo tiempo, en nombre del grupo de sacerdotes que lideraba el padre Mugica, había hecho contactos en las más altas esferas del gobierno”

“Al día siguiente de su asesinato, el diario La Opinión en su página 9, publicaba un mensaje del padre Mugica dirigido a la juventud”

“Somos conscientes que sin las juventudes el proceso revolucionario impulsado por Perón irá al fracaso. Pero advierto a esta misma juventud que está en una encrucijada: optar por la revolución nacional que se nutre de nuestra esencia cristiana y popular, incorporando a las fuerzas del nuevo orden revolucionario, que como señaló el presidente Perón se oponen a las fuerzas del desorden…o hacerlo por el socialismo dogmático, es decir por un modelo ideológico colonial, en manos de una “élite científica”, actitud que lleva a la dictadura del proletariado, la que se convierte en dictadura sobre el proletario”

Por su parte, el número 38 de la revista Militancia (de Eduardo Luis Duhalde -nombre de guerra terrorista: Damián -  y Rodolfo Ortega Peña), publica una foto del Padre Mugica vestido de gorila detrás de una reja, y a continuación el siguiente  texto:

“Dos mil años de política terrena ha enseñado mucho a la Iglesia Católica que es la negación  del democratismo interno. Sin embargo, comprendió hace muchos siglos las ventajas de tolerar las distintas corrientes que se forman en su seno. A un ala conservadora y retrógrada se opone siempre un ala liberal progresista. Una jerarquía pro-oligárquica convive con sacerdotes del pueblo. Están los curas humildes y silenciosos, y están las estrellas publicitadas. A esta última especie pertenece Carlos Mugica, super star”

“El padre Carlos (como lo conocen las feligresas de su antigua parroquia de Santa Elena),  o el cura Mugica (como le dicen en los ambientes políticos) o Carlitos (como lo llaman los vecinos de Copérnico y Gelly y Obes – corazón del barrio norte), siempre ha sido un  movimientista nato. Como queriendo resumir en su persona todas las corrientes internas de la iglesia, trata de ser al mismo tiempo un conservador-progresista, un oligarca popular, un cura humilde y bien publicitado. un revolucionario y defensor del sistema. Y así le va con el resultado”

“Lo dicho no es una acusación gratuita. Con su defensa apasionada del celibato eclesiástico y del acatamiento sin protestas a la jerarquía, es tolerado por los pre-conciliares, como “un muchacho rescatable”.

“Su pertenencia al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, lo refiere a los sectores de avanzada. Su hábitat en el barrio norte y sus amistades, le permite no romper los lazos creados en su carácter de Mugica Echague. Su labor religiosa en la Villa Comunicaciones lo emparenta con el pueblo. Su condición de colaborador de Bernardo Neustadt en la revista Extra, le abre las puertas de la contrarrevolución, avalado por su círculo de relaciones (aunque a pedidos de algunos amigos como Hermes Quijada). Todo mezclado como en el poema de Guillen”

“La Biblia y el Calefón, diría Discépolo. Ayer misa por Carlos Ramus, luego responso a Bianculli, guardaespaldas de la UOM, y hoy un oficio religioso para Isabelita (siempre queda la excusa que la religión no hace distingo políticos, como si él fuera el único cura de la aldea). Como si fuera un corcho, siempre flotando aunque cambie la corriente. “Montonereando” en el pasado reciente, “lopezrregueando” sin empacho después del 20 de junio, Carlitos Mugica, cruzado del oportunismo, ha devenido en:”¡Depurador ideológico!”

“…por todo lo expuesto quede Carlos Mugica preso en la cárcel del pueblo, aunque se quede sin asistir al casamiento de la hija de Llambi con Sergio Patrón Uriburu”

El Padre Carlos Mugica no pudo ir al casamiento mencionado como tampoco a la cárcel del pueblo, como sugerían Duhalde y Ortega Peña. Al sábado siguiente Mujica era acribillado a balazos.

En el libro de Eugenio Méndez, ”Confesiones de un Montonero”, editado en 1985, encontramos lo siguiente:

“Muchos militantes que sobrevivieron a aquello han atestiguado, además, que varios de los atentados contra sedes de agrupaciones adictas a la “M” fueron en verdad autoatentados cuyo propósito tendía a que no se alentaran esperanzas de un arreglo negociado en el peronismo. El montonero Antonio Nelson Latorre, que se jactó en la ESMA de haber sido quien abatió al capitán Roberto Máximo Chavarri en Ezeiza (y no Horacio “Beto” Simona), afirmaba muy suelto de cuerpo que fueron montoneras las balas que desplomaron al padre Mugica en la noche del sábado 10 de mayo de 1974 a la salida de la capilla de San Francisco Solano. Según él, el hecho se había justificado por la conducta que tuvo en el último tiempo quien fuera fundador del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo en la Argentina; se la evaluaba como próxima a López Rega, lo que podía despertar ilusiones contrarias a la política de ruptura con el Justicialismo”.

“Algo puede haber habido: en contraste con el resto de la prensa, el diario Noticias minimizó la cobertura del asesinato. Ante la protesta de lectores y de algunos redactores, Firmenich publicó cuatro notas apologéticas de Mujica que, de ser cierto lo de la autoría de su muerte, eleva a la esquizofrenia la hipocresía de la Conducción Nacional (de Montoneros). Sobre todo de Firmenich, que eligió a Mugica para bendecir la ceremonia de su casamiento. ¿Qué podía negociar Mujica con el “Brujo” a quien recurría por sus villeros? “Galvanizaban la fuerza propia, matándolo”. Quizás los Montoneros creían impedir cualquier entendimiento dentro del peronismo.”

En octubre del año 2008, el Dr. Antonio Cafiero manifestó en el programa de televisión “Tiene la Palabra” que el padre Mugica fue asesinado  por los Montoneros. Hablando en ocasión del aniversario del 17 de Octubre, el Dr. Cafiero sostuvo que en el año 1974, cuando era Presidente de la Caja de Ahorro, lo visitó el padre Mugica, cuarenta y ocho horas antes de su asesinato. Le manifestó entonces “que estaba con miedo y que temía por su vida por reiteradas amenazas que había recibido”, según relató. Ante una repregunta del Dr. Cafiero, el sacerdote le dijo textualmente: ”A mí me van a matar los Montoneros”, y le puntualizó que las amenazas provenían de allí.

En 2014, época de “relatos” oficialistas, siempre mendaces, acomodaticios, hipócritas y convenientes para el “proyecto nacional y popular”, lo relatado en esta recopilación nos permite inferir como muy poco probable que los responsables de la muerte del padre Carlos Mugica sean los mencionados por el relato oficial (“Página 12”, “678”, etc.)

En todo caso, se ajustaría más a la verdad histórica que hayan sido los mismos que fueron expulsados por el General Perón de la Plaza de Mayo (“mocosos imberbes y estúpidos”) y calificados por él mismo como “mercenarios al servicio del dinero extranjero”

Serían los mismos que hoy desde el Gobierno, el Congreso, ciertos estrados judiciales y otros ámbitos, pululan embriagados por el odio, la sed de venganza y el resentimiento propio de los “Sin Patria”.