Los rusos quieren más

MILAN – Los rusos están por todos lados. Dos adelante y cuatro detrás de mí en la fila para mostrar el pasaporte en el aeropuerto de Venecia. El único funcionario italiano que nos atiende habla ruso.

Seis damas rusas, con bolsas y bolsas de compras, se apoderan de una mesa en un restaurante de moda cerca de Via della Spiga en Milán. Afuera, en un hermoso patio interior, un padre ruso llega con sus tres hijos perfectamente uniformados con chaquetas fosforescentes, verde y naranja. Pide en ruso una mesa, y el mesero italiano se la da inmediatamente.

El cuarto de mi hotel ofrece seis canales en ruso y sólo tres en español. En el de Londres, unos días antes, fue la misma historia. Un diario local describía cómo los inversionistas rusos, temerosos de guardar su capital en Moscú, han invadido el mercado de valores londinense y disparado los precios de las propiedades en la que ya es, sin duda, la ciudad más cara del mundo.

No es algo nuevo para mí. Vivo en Miami, donde los rusos veranean todo el año y su presencia en clubes, los malls y en restaurantes de lujo ha dejado de llamar la atención.

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Por qué el fútbol no importa

Entre las cosas menos importantes de la vida, el fútbol es la más importante para millones de fanáticos en todo el mundo. Pero la verdad es que no tiene la menor importancia si un equipo gana o pierde, si un país califica para el Mundial, o si se lastima uno de sus principales jugadores. La relevancia del fútbol es mínima. Un gol no cambia el mundo. Ni dos, tres o 30.

Sin embargo, en estos días parecería que lo único importante en México y Uruguay es el fútbol. Sus equipos se enfrentan en repechaje contra Nueva Zelanda y Jordania, respectivamente, su pase al Mundial de Brasil el próximo año. Y cuando juega “la selección” el país se paraliza.

No importa que México y Uruguay tengan en estos momentos equipos tan malos que no merecen calificar al Mundial. Digamos la verdad: las eliminatorias mundialistas están hechas para favorecer la clasificación de ciertos equipos, incluyendo al de México. ¿Cómo puede calificar al Mundial un equipo como México que ha perdido la mayoría de sus juegos? Con ayuda de la FIFA, por supuesto.

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