Surfear a los 55

El instructor no sabía lo que yo estaba haciendo ahí. Había llevado a mis hijos a surfear, pero yo también quería aprender cómo pararme en una tabla y dejarme llevar por las olas. Todo es parte de un plan personal para no dejarme rebasar por el futuro. De lo que se trata es de no terminar como una cámara Polaroid: inservible y recordando que el pasado color sepia fue mejor.

Me dieron una tabla de casi el doble de mi estatura y me pusieron a practicar en la arena. Playa Tamarindo es espectacular, con atardeceres como para no cerrar nunca los ojos y un mar fogoso. Finalmente dejé los juegos en la arena y no tarde en enterarme de que el Pacífico nada tiene de pacífico. Sobra decir que descubrí que cuando te revientan en la espalda olas de 2 y 3 metros de altura, más que surfear lo mío era el buceo.

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Snowden: ¿traidor o no?

Claro, nadie quiere otro atentado como el del 11 de septiembre de 2001. Nadie. Salvo al-Qaeda y otros grupos terroristas. Las encuestas son inequívocas; los estadounidenses quieren que su gobierno haga todo lo que sea necesario para evitar otro ataque terrorista como el que costó la vida a casi 3 mil personas en 2001. Pero una cosa es esperar que tu gobierno te proteja de ataques del exterior y otra, muy distinta, es que se utilice esto como excusa para espiar tus correos electrónicos y tus llamadas telefónicas.

El programa de espionaje del gobierno de Estados Unidos -que reveló Edward Snowden, el ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, en sus siglas en inglés), al diario británico The Guardian- es mucho más extenso de lo que se pensó originalmente.

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