Francisco, el elegido: “Recen por mí”

Jorge Santos

¿Es autorreferencial, egoísta? NO! todo lo contrario, simplemente enseña, vive enseñando. Con palabras, pero mucho más, con gestos. Él vive rezando por todos, demanda hacer lo mismo, rezar por el prójimo y el prójimo está simbolizado en él. Jorge, el cura, concibe la vida como una constante acción de dar, de entrega. Él no atesora otra cosa que no sea el amor, para brindárselo a quién lo necesita. Francisco no busca ser el Papa humilde. Jorge, el jesuita, siempre lo fue. La austeridad que expone no deviene de una pose; así concibe su existencia. Jorge es así.

A todos le llama le atención que tenga esos procederes, para él son naturales. Con ellos comunica. Con ellos dice muchísimo más que repitiendo frases hechas. Casi todos los que ostentan poder se derrumbarían de solo pensar que lo pueden perder. Por eso, muchos no se conforman con el que tienen sino que, por el contrario, van por más. Para Francisco, el verdadero poder es servicio. ¿Cuántos de los que tienen poder lo interpretan así?
Si así fuera, no sería extraño que muchos transeúntes del mismo no desearan conservarlo. No son pocos los políticos que se esfuerzan por escalar posiciones para enriquecerse a costa de los pobres que dicen defender. Jorge, ahora Francisco, detesta la corrupción; dice que ensucia la vida.

Francisco sabe de sobra que hablar es apenas una forma de llegar al otro. No se les escapa que muchos dicen una cosa y hacen otra. En él existe coherencia entre el dicho y el hecho. En estas latitudes, que Jorge conoce tan bien, no son pocos los que ya quieren ser más papistas que el Papa, y capitalizarlo para ganar votos. Estos no advierten que Francisco nunca estará dispuesto a acompañar a los que persiguen fines espurios. Él recurrirá a las formas más sutiles pero altamente expresivas para exponerlos ante los más débiles. Francisco por protocolo y cortesía recibió regalos ni siquiera pensados para él. Por el contrario, Francisco obsequió un libro que contiene su pensamiento y de esa transmitió el mensaje que él pensó adecuado para su receptor.

Nada es casualidad en Jorge. Para Francisco el odio y la soberbia, también, ensucian la vida. El ser humano se cansa de pedir perdón; Dios no se cansa de perdonar. Francisco marca el camino. Jorge, Francisco, despertó la esperanza en los desesperanzados. Hoy, los que lo habían marginado, tienen un problema. Cómo convivir con el poder de Jesús que yace en Francisco. Nada menos que lidiar con el ejemplo divino que está inmerso en la fe. El Sumo Pontífice tiene un arduo desafío por delante. Es el jefe máximo de un Iglesia con muchos y complejos temas que resolver. No está solo. Francisco se ganó el favor de los fieles sin dádivas ni promesas. Algunos importantes presidentes de este continente no pueden decir lo mismo. Hoy, producto de Francisco, tendrán estos algún problema de conciencia. ¿Ud. duda? Con la experiencia a cuestas no es de desconfiado hacerlo.