Los trastornos de mi amiga Cristina

Jorge Santos

Mi amiga Cristina tiene una gran responsabilidad profesional, conduce la educación de un elevado números de alumnos. Ella es docente en un prestigiosa universidad.

Hace poco tiempo atrás, Cristina quedó viuda y desde ese día luce siempre de negro, algo poco frecuente en estos tiempos, en los que el luto ha caído en desuso.

Cristina tiene dos hijos ya grandes, una mujer y un varón, el mayor de ambos.

Ninguno de los dos ha tratado de seguir los pasos de sus padres; por el contrario, lucen bastante faltos de rumbo en la vida.

Cristina, desde la muerte de su esposo, ha sufrido un claro cambio en su personalidad, que muchas dudan no estuviese controlada antes por su extinto compañero.

Sus propios alumnos han comenzado a expresar quejas ante las autoridades de la alta Casa de estudios respecto de Cristina.

Ella se muestra encerrada en un relato de los hechos sobre los que habla que dista mucho de la realidad; luce soberbia, prepotente, autorreferencial, descalifica con enorme facilidad a quien se atreva a contradecirla, ve enemigos por todos lados.

De la misma forma, Cristina se presenta ante sus conocidos, amigos y familiares.

Una de sus amigas más cercanas hizo maravillas y logró que Cristina conversara con un médico psiquiatra, sin que ella supiera que lo era.

Esa amiga, Diana, se reunió ayer conmigo.

Estuvimos bastante tiempo charlando.

Cristina, de acuerdo al médico que la entrevistó, presenta uno de los tres cuadros psiquiátricos posibles:

1.    Neurosis

2.    Psicosis

3.    Trastorno de la personalidad

Cristina López sufre el llamado trastorno de personalidad narcisista.

¿Qué es esto?, le pregunté a Diana.

Diana fue muy clara. Me resulta difícil explicarlo porque realmente es complejo para mí pero, me indicó, el médico que la atendió me dijo que podía entenderse con mucha claridad en el DSM-IV, el manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la American Psychiatric Association (una especie de biblia de los psiquiatras).

Ni bien pude ingresé en internet, y me puse a buscar en qué consiste el trastorno de personalidad narcisista.

Me enteré que los trastornos de personalidad, en general, son perturbaciones o anormalidades que puede sufrir una persona en sus comportamientos y que difieren de las normas sociales y expectativas.

Estos involucran a varias áreas de la personalidad, es inflexible y se extiende a muchas situaciones, y se perciben como adecuados por el que lo padece.

Este trastorno se manifiesta en dos (o más) de las áreas de la persona  y son los siguientes: cognitivos (formas de percibir e interpretarse a uno mismo, a los demás y a los acontecimientos); afectivos (la gama, intensidad, labilidad y adecuación de la respuesta emocional);  actividad interpersonal; y el control de los impulsos.

Está bien, me dije, esto es lo genérico… Busqué lo específico, lo que aqueja a Cristina, el trastorno o desorden narcisista de la personalidad.

Encontré su diagnóstico, duro, difícil, cruel pero verdadero. Como si el texto estuviese hablando de mi amiga Cristina, dice:

Es una afección por la cual las personas tienen un sentido exagerado de egocentrismo, una extrema preocupación por sí mismas y una falta de empatía con otras personas.

Presenta un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una necesidad de admiración y una falta de empatía, que empiezan al principio de la edad adulta y que se dan en diversos contextos como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:

1. Tiene un grandioso sentido de autoimportancia (p. ej., exagera los logros y capacidades, espera ser reconocido como superior, sin unos logros proporcionados).

2. Está preocupada por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios.

3. Cree que es “especial” y única y que sólo puede ser comprendida por, o sólo puede relacionarse con otras personas (o instituciones) que son especiales o de alto status.

4. Exige una admiración excesiva.

5. Es muy pretenciosa, por ejemplo, expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial o de que se cumplan automáticamente sus expectativas.

6. Es interpersonalmente explotador, por ejemplo, saca provecho de los demás para alcanzar sus propias metas.

7. Carece de empatía: es reacia a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.

8. Frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a ella.

9. Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbias.

10. Reacciona a la crítica con sentimientos de rabia, vergüenza o humillación.

11. Persigue principalmente metas egoístas.

Inmediatamente, sentí una increíble compasión por mi amiga Cristina López.

Sin embargo, me di cuenta que esa compasión, si bien lógica por ella, debía ser mayor por quienes deben sufrirla a diario. Debe ser un verdadero calvario.

Ud. amigo lector(a), ¿conoce a alguien parecido a mi amiga Cristina?… Si es así y está en su círculo diario no lo envidio.