CFK tiene la suerte de no tener razón

Los juegos retóricos del kirchnerismo, en su total decadencia, aburren. Pero vale la pena utilizar sus actuales invocaciones para invalidar de una vez y para todas el veneno con el que intentaron inocular a las raíces republicanas de nuestra constitución.

Si el número en las elecciones fuera determinante de una legitimidad del tipo que estaban defendiendo hasta ayer, se tendrían que ir ya, junto con la totalidad de los jueces de la estudiantina llamada “justicia legítima”. Eso sería ahora “democratizar” al Poder Ejecutivo y a la Justicia. El gobierno de Cristina Kirchner debiera darse por terminado dado que un 75% de los votantes lo rechazan. Lo único que les permite seguir es, en principio, el sentido de legalidad que estaban negando con fanatismo durante la discusión sobre la intervención del Poder Judicial o las arremetidas contra la prensa por ser contraria al credo obligatorio de los supuestos dueños del 54%. Es decir, todavía están ahí porque el gobierno es gobierno por lo que dice la Constitución y no por el mero grito de las urnas.

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