El 6 de junio una filtración a los diarios The Guardian y The Washington Post reveló al gran público la existencia del programa de vigilancia electrónica PRISM, gestionado por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense, que hubo de ser desclasificado dos días más tarde.
La revelación inicial apuntaba a la colaboración con el programa de varias empresas de internet (AOL, Apple, Dropbox, Facebook, Google, Microsoft, Paltalk y Yahoo!) que habrían facilitado el acceso a los datos de sus usuarios, extremo desmentido por las compañías que, además, han alegado desconocer PRISM.