Cómo se combate al narcotráfico

Mauricio Macri dice que con un comando único represivo, superando las debilidades de gendarmes y policías, o ahora con la emergencia de seguridad pública va a frenar al narcotráfico. Esta política ya fracasó a nivel mundial.

Que haya más presupuesto para que no ver gendarmes persiguiendo narcos en ojotas o mejorar la logística para que funcionen los celulares de los funcionarios y no solamente los de los fugados, como sucedió, no soluciona el problema. Porque las cúpulas de las fuerzas de seguridad no están preparadas para combatir los negocios capitalistas (como lo es el narcotráfico), sino para perseguir a los que luchan y espiar opositores.

Crear una Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), como propone Macri (también Daniel Scioli o Sergio Massa), es una utopía que ya fracasó en Estados Unidos y Latinoamérica.

En 2015 se reunió la Unidad de Naciones Sudamericanas (Unasur) en Montevideo y emitió un documento que sostiene “el fracaso de la guerra contra las drogas”; plantea la necesidad de “un nuevo enfoque para abordar la problemática del consumo y las adicciones” y consigna: “Sudamérica ha sido una de las regiones más afectadas por la lucha contra el narcotráfico”. Continuar leyendo

Ballotage: ¿Macri, Scioli, voto en blanco?

Luego de los resultados del 25 de octubre se ha abierto un gran debate nacional. Se discute en los lugares de trabajo, de estudio, en las calles, en los bares, en las mesas familiares. ¿Qué hacer en el ballotage?

Por un lado, hay muchos de nuestros votantes que, haciéndose eco de la campaña del Gobierno, “Hay que evitar que gane la derecha de Macri”, se preguntan si no hay que apoyar a Daniel Scioli, aunque sea con la nariz tapada. A esos compañeros los invitamos a reflexionar.

El Gobierno nacional, con Cristina Kirchner y La Cámpora vino usando el fantasma de la derecha para hacer pasar con su doble discurso un “modelo” de ajuste y corrupción. Ajuste que se expresó en salarios por debajo de la inflación, en el impuesto al salario (ganancias) —que definió como “progresivo”—, en el pacto con la burocracia sindical oficial, en los acuerdos secretos con Chevron, Barrick y Monsanto y en los pagos de la deuda externa con el verso del desendeudamiento.

El kirchnerismo, mientras decía que defendía los derechos humanos, ponía a César Milani como jefe del Ejército y criminalizaba la protesta social. Esta política, lejos está de ser “progresista” o “nacional y popular”. Millones se expresaron contra este modelo de pobreza y corrupción (caso Ricardo Jaime, Lázaro Báez, Hotesur) el pasado 25 de octubre. Scioli representa esa continuidad. Hoy es la “nueva” cara del peronismo K, pero ya ha sido parte del Gobierno nacional todos estos años. Continuar leyendo

El desafío de Tsipras

El triunfo del “no” en el referendo griego por casi 62 %, contra 38 % del “sí”, fue contundente, una gran victoria de los trabajadores y el pueblo griego. Derrotaron todas las presiones de los poderes centrales, de los banqueros y la patronal griega y su campaña del miedo. El gran dilema es cómo va a utilizar esta victoria popular el Gobierno de Syriza.

El “no” ha sido una gran victoria política del pueblo griego. Dijo “no” a nuevos acuerdos para seguir los ajustes. Hubo muchas presiones hacia el “sí”. Varias encuestas agrandaban el “sí”. La realidad está a la vista. Nuevamente, el pueblo griego expresó en las urnas y en las calles su larga resistencia contra los recortes y los memorandos de la Troika. Ratificó su lucha de más de 30 huelgas generales y su giro a izquierda para buscar una salida a la miseria, al desempleo masivo y al saqueo del país por parte del FMI y de la Unión Europea. Continuar leyendo

La mentira de la “década ganada” llegó a su fin

El país sigue conmocionado por la muerte (suicidio o asesinato) del fiscal Nisman. Millones de trabajadores y jóvenes no creyeron en la primera versión oficial del suicido, y ahora miran hacia el principal sospechoso, el actual Gobierno, luego que Cristina hablara de “asesinato”. Nos sumamos a ese repudio popular exigiendo en primer lugar investigación y castigo a los responsables de la muerte de Nisman.

Al decir que “no fue suicidio”, Cristina Kirchner está reconociendo que en su Gobierno hay mafias impunes que nunca desmanteló y que usó en estos años para perseguir a cualquier opositor, sea un fiscal, voz crítica o luchador social, para sostener un “modelo” de corrupción, entrega y autoritarismo al servicio de los grandes negociados. La mentira de la “década ganada” llegó a su fin.

La sospechosa muerte se da en el marco de una fuerte pelea por el control de la Justicia por parte del gobierno K, que lleva meses queriendo imponer jueces y fiscales a dedo para salvarse de futuras condenas por corrupción (Boudou, Lázaro Báez, lavado de dinero, Hotesur). En este choque entró de lleno la denuncia de Nisman contra la jefa de Estado y el canciller Tímerman y el desencadenamiento de su muerte.

El PJ se reunió para darle el “apoyo a la Presidente” y volvió a agitar la teoría del “complot”. Dicen que al Gobierno “le tiraron un muerto” para desestabilizarlo. Un argumento para encubrir un modelo de mafias, saqueo y corrupción; sembrar miedo y amedrentar a los trabajadores para que no salgan a luchar por salario y contra los despidos, a riesgo de ser acusados de desestabilizadores y de hacerle `el juego a la derecha. No lo podemos permitir.

El gobierno K se jacta de ser progresista. Pero no lo es. Ahora enviará una ley para “disolver” la ex SIDE que vino manejando oscuramente durante sus once años de gobierno. Una cortina de humo para crear otra SIDE K, comandada por el genocida Milani, el represor Berni y Aníbal Fernández y, posiblemente, con militantes de La Cámpora. Disuelve la ex SIDE pero no abre sus archivos ni disuelve los demás servicios de inteligencia, empezando por el del Ejército que maneja Milani con un alto presupuesto. Mantiene el Proyecto X para espiar a los luchadores y la izquierda. Criminaliza la protesta social (hay más de 5 mil luchadores procesados). Y acusa falsamente y sin pruebas a los ferroviarios del Sarmiento y al “Pollo” Sobrero de sabotear los trenes, mientras Randazzo hace campaña sobre la masacre de Once. Un avasallamiento a elementales derechos democráticos como el de peticionar libremente. ¿Por qué el Gobierno no hace cumplir los fallos que obligan a reincorporar a los trabajadores de Lear?

Muchos dicen con razón: “Si esto le pasó a un fiscal qué queda para nosotros”. El oficialismo es responsable directo o indirecto, porque bajo un supuesto discurso “nac & pop” asumió cada vez más formas corruptas, autoritarias y represoras y por eso criminaliza la protesta contra todo aquel que quiere reclamar o denunciar su política.Todo está bajo sospecha, en especial, la actuación del Gobierno y de sus funcionarios de seguridad.

No se puede seguir con esta situación de impunidad, saqueo y corrupción. Es necesario que se disuelvan todos los servicios de inteligencia, incluido el del Ejército,  que se abran todos los archivos y que se destituya a Milani. Rechazamos que haya una nueva SIDE. Denunciamos el Proyecto X y reclamamos el inmediato desprocesamiento a los luchadores populares.

Deuda externa: ¡hay que dejar de pagar!

Se acaba de aprobar la reapertura del canje de la deuda para los fondos buitre. Aunque el gobierno había jurado que “nunca más” se les pagaría, ahora se desdice. Un negocio redondo para los usureros internacionales. Los pagos de la deuda son, junto al pacto secreto con Chevron, los dos mayores actos de coloniaje y sumisión al imperialismo de los últimos tiempos.

La iniciativa fue impulsada por Cristina, la “pagadora serial”, contando con el apoyo del grueso de la oposición patronal: los diputados de Macri (PRO), de Sergio Massa (Frente Renovador), todo el arco del PJ disidente y los radicales de Raúl Alfonsín. Elisa Carrió, quien se presenta como el gran baluarte de la anticorrupción, se abstuvo. Es decir, se negó a votar en contra de uno de los mayores actos de corrupción y entrega.

Para justificarse, Cristina alude que se está haciendo cargo de lo que hicieron gobiernos anteriores. ¡No! La presidenta, al igual que antes lo hicieron los radicales, el menemismo y la Alianza, da crédito a una de las mayores estafas perpetradas por la sangrienta dictadura de Videla-Martínez de Hoz. Del mismo modo, mantiene en pie gran parte de las leyes financieras y de inversión extranjera pergeñadas por la dictadura.

Mientras el gobierno habla contra el “colonialismo” y las “corporaciones”, el dinero se va de contado para los banqueros internacionales responsables de la crisis capitalista mundial. La prioridad de estos políticos es pagar una deuda ilegítima y fraudulenta que ya se pagó varias veces, en vez de priorizar los salarios, jubilaciones, el trabajo, la salud, educación, viviendas y obras para el pueblo trabajador.

El Presupuesto 2014 presentado por el gobierno dispone un crecimiento del 73% de los fondos destinados a la deuda, mostrando la rabiosa “voluntad de pago” del gobierno. Mientras tanto, se hipotecan las demandas populares más sentidas. Por ejemplo, por cada peso que se pague de asignación universal por hijo (AUH), los intereses de la deuda se llevarán $4,60.

La semana pasada el gobierno desembolsó 2.070 millones de dólares por los pagos del Bonar VII, 50 veces más de lo que se destinó a los inundados de La Plata, Provincia de Buenos Aires y Capital.

El gobierno de los “pagadores seriales” asumió con una deuda de 144.000 millones de dólares, durante su gestión pagó 173.000 millones y, después de proclamar que nos estábamos desendeudando, hoy debemos, según cifras oficiales, 197.464 millones de dólares. Si a esto le sumamos la deuda que no ingresó en el canje -que ahora, vía la reapertura, se va a reconocer-, los pagos futuros del Cupón PBI -que se paga cada vez que la Argentina crece 3% o más- y los pagos pendientes al Club de París, llega a 240.000 millones de dólares. Y con los juicios perdidos por el país ante el Ciadi (tribunal del Banco Mundial al que recurren empresas transnacionales contra la Argentina) y las deudas externas de las provincias (que tienen garantía del Estado nacional), llegamos al astronómico número de más de 300.000 millones de dólares. Es decir, no hay salida por la senda que propone el gobierno.

En 1982 se debían 45.000 millones de dólares y desde entonces a la fecha se pagaron, según Alejandro Olmos (hijo), 390.000 millones (nueve veces la cifra inicial) y, sin embargo, la deuda cada vez crece más.

Esta política genera, además, una deuda interna colosal: el vaciamiento de los fondos del Anses y el Banco Central para cumplir con los compromisos externos, hipotecando el futuro de millones de argentinos.

El problema de la deuda externa no es una cuestión meramente económica o técnica. Se trata, por el contrario, de la cadena central de nuestra dependencia política. No hay salida para la Argentina mientras sigamos tirando nuestros recursos al barril sin fondo de una deuda externa ilegítima, inmoral e impagable. No hay “canje” ni renegociación que nos salve. La única salida es dejar de pagar y llamar a conformar un frente de países latinoamericanos para enfrentar cualquier intento de represalia. Poniendo todo ese dinero a resolver las urgentes necesidades populares.

Ninguno de estos planteos se escuchó estos días en el Congreso. Hoy más que nunca, hace falta que la izquierda esté presente. Por eso llamamos a apoyar al Frente de Izquierda para pelear, entre otras medidas, para que la plata vaya al pueblo trabajador, no para la deuda mafiosa y usurera.

El “voto útil” es al Frente de Izquierda

Está claro que Cristina y sus candidatos mienten. Por eso sus listas van a perder alrededor de 4 millones de votos respecto a las elecciones pasadas. Porque la “década ganada” es sólo una fábula.

No hay década ganada, ni “modelo nacional y popular”, con un represor como Milani al mando del ejército, con Chevron sacándonos hasta la última gota de petróleo y gas o con el verso de que se puede comer con 6 pesos por día, mientras la mayoría de los salarios y jubilaciones son de pobreza.

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La fábula de la “década ganada”

Si hay algo para reconocerle al kirchnerismo es su habilidad para hacer pasar gato por liebre. La presidenta y los funcionarios de la Casa Rosada han inventado otro eslogan de campaña: “la década ganada”. Según ellos, hubo diez años de gobierno que no tienen nada que ver con los anteriores. Comparan cifras con el saqueo menemista y el desastre que nos dejó la Alianza de De la Rúa-Chacho Álvarez en 2001. ¡Pero ojo con el doble discurso!

Hoy, los salarios y jubilaciones son de pobreza (el promedio de ingreso de los trabajadores es de 3.500 a 4.000 pesos, mientras la canasta familiar supera los 7.000 y el 80% de nuestros padres y abuelos cobra la mínima de 2.165 pesos). Se mantiene el robo al salario (Ganancias) implementado por Machinea. Cristina Kirchner se vanagloria diciendo que creó “cuatro millones de puestos de trabajo”, pero un 40% está en negro y precarizado. El modelo de “inclusión y distribución de la riqueza” siempre consistió en una feroz inflación que devora los ingresos populares. El gobierno que expropió a las AFJP usó la plata de los jubilados para pagar la deuda externa y se niega a implementar el 82% móvil. Mientras, no se hicieron las obras que hubieran evitado las muertes por las inundaciones.

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Por la elección de los jueces y el juicio por jurado

Desde nuestro partido hemos repudiado la manipulación que quiere hacer el kirchnerismo con su denominada “democratización” de la justicia. Busca magistrados adictos para que avalen sus políticas, sus actos de corrupción y limitar las cautelares y el derecho de huelga. Nuestro rechazo nada tiene que ver con el que formulan Carrió, Alfonsín, Binner o De Narváez. Todos critican, pero pretenden mantener este Poder Judicial al servicio de los poderosos.

Hacen falta cambios de fondo para democratizar de verdad a la justicia. Por eso hay que debatir cuáles son las medidas necesarias para ello. Cristina Kirchner dijo: “se pueden elegir presidentes, gobernadores, diputados y senadores, ¿por qué no elegir a los jueces?”. Pero con su propuesta, los jueces no van a ser elegidos por el voto popular, salvo algunos miembros del antidemocrático Consejo de la Magistratura. Desde la izquierda proponemos echar a los jueces que vienen de la dictadura, que los magistrados sean elegidos por el voto popular, poner fin a sus cargos vitalicios con cargos revocables, que ganen el equivalente al valor de la canasta familiar y que se implemente el juicio por jurado.

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