Tiro por la culata de la CNV que impulsó al dólar

En jornadas decisivas antes de las elecciones presidenciales el Gobierno decidió ajustar los controles sobre la plaza financiera con una desacertada medida que afectó a los Fondos Comunes de Inversión: la Comisión Nacional de Valores (CNV) estableció que las posiciones de activos en dólares en cartera se deben valuar al tipo de cambio oficial comprador del Banco Nación, hoy en 9,31 pesos, en lugar de la cotización bursátil del dólar, en torno a 14 pesos para el “contado con liquidación”.

El organismo que vela por “la transparencia de los mercados de valores y la correcta formación de precios” buscó forzar un desacople entre el precio de los activos y el valor de la cuota parte y, en lugar de proteger, perjudicó a los inversores al obligar a los fondos a desprenderse de los activos en dólares y así bajar las cotizaciones de la divisa en la operatoria bursátil e, indirectamente, en el mercado paralelo.

El ministro Axel Kicillof aseguró que la resolución fue una medida “muy chiquita” y “poco relevante”, y atribuyó el rechazo a la misma a “especuladores políticos tratando de sumar incertidumbre porque creen que se benefician cuando la gente piensa que está todo mal”. El efecto “diminuto” que describió el ministro es una duro ejemplo de cómo la impudencia y la impericia tienen consecuencias: las empresas cotizantes en la Bolsa porteña perdieron $117 mil millones en tres ruedas, según datos del Instituto Argentino de Mercado de Capitales.

La determinación de la CNV, que se evaluó en los despachos oficiales como un condicionamiento puntual sobre un segmento menor del mercado, golpeó a todos los activos. Fue una paradoja que el principal propósito del Gobierno -bajar la presión sobre el dólar-, se dio a la inversa y dañó más el ya deteriorado ánimo inversor. Un evidente “tiro por la culata” de los ejecutores de la política económica hasta el próximo 10 de diciembre.

En lugar de ceder, el dólar “blue” avanzó otro paso y quedó posicionado sobre los 16 pesos. Las cotizaciones implícitas en operaciones bursátiles, deprimidas en un principio por una ola de ventas de bonos públicos, rebotaron como un resorte y volvieron a situarse en los 14 pesos.

Se verificó así la premisa de que las valuaciones en los circuitos bursátil y cambiario evolucionan por la confianza y las expectativas y no por arbitrio de decretos y resoluciones administrativas. ¿Significa que el mercado se mueve en forma independiente de las decisiones oficiales? De ninguna manera: muchos de los números que hoy aporta el Gobierno son los fundamentos que marcar el pulso de las cotizaciones, como el déficit fiscal, nivel de reservas, emisión monetaria, rojo comercial, atraso cambiario, entre otros puntos débiles de la economía nacional.

Cifras del deterioro

Con los datos fiscales de julio conocidos la semana pasada, el déficit financiero de 2015 -posterior al pago de deuda- ascendió a $108.171 millones, un 181% más que los $38.468 millones del mismo período de 2014. Asimismo, el resultado primario reflejó un desequilibrio de $45.802 millones, cuando el año anterior acumulaba un modesto superávit de 2.970 millones. De enero a julio, los giros adicionales para financiar al Tesoro -provistos por el Banco Central, ANSeS y organismos descentralizados- totalizaron 65.595,8 millones de pesos.

Las reservas internacionales del BCRA, respaldo en divisas de los pesos en la economía, se sostienen en u$s33.300 millones por el aporte contable de yuanes equivalentes a unos u$s10.000 millones, producto del “swap” con el Banco Central de China. Según datos al 22 de septiembre, la Base Monetaria se sitúa en niveles récord de $535.125 millones (+39% interanual). Por cada dólar en reservas hay 16 pesos disponibles y esta relación se ampliará luego del desembolso de unos u$s6.000 millones por la cancelación del Boden 2015 el 3 de octubre.

En cuanto al saldo comercial, la vía casi exclusiva para proveer de divisas a la producción doméstica, el INDEC registró en su informe de Intercambio Comercial Argentino (ICA) un superávit acumulado a agosto de apenas USD1.487 millones, un 70% menos que en el mismo período de 2014. Sin embargo, el propio ente estadístico reconoció en su Base Usuaria un déficit comercial USD1.250 millones en los primeros ocho meses de 2015, resultado negativo sin precedentes desde 2001, antes del colapso de la convertibilidad.

El atraso cambiario es el rezago del ritmo de aumento del tipo de cambio respecto de la inflación, que orada la competitividad y el empleo debido al aumento de los costos internos, tanto en pesos como en dólares. En el recorrido de 2015 el dólar oficial subió 10%; el “blue”, un 14,3%; el índice Merval, un 14,2%, mientras que la inflación minorista acumuló un 18,3%, según datos del sitio Inflación Verdadera. En la comparación interanual, el dólar paralelo se incrementó apenas 2% desde los $15,75 del 25 de septiembre de 2014, el dólar oficial aumentó 11,5%, el Merval cayó 19,4%, y la inflación acumulada se aproximó a 27% (26,5% según Inflación Verdadera, 26,6% para la Inflación “Congreso”).

Las reservas caen 10% en 2014

Octubre es un mes de trascendentes movimientos en el mercado cambiario. La llegada de Alejandro Vanoli al Banco Central disuadió a bancos y empresas de profundizar su dolarización de carteras: el “blue” retrocedió 6,5% (de 15,72 a 14,70 pesos), el “contado con liqui” cayó 7% (de 14,93 a 13,88 pesos) y el dólar mayorista avanzó un módico 0,6% (de 8,4275 a 8,475 pesos). Pero al mismo tiempo las reservas recortaron casi u$s600 millones: se trata de la mayor pérdida de activos en nueve meses, superada en el año por los u$s2.851 millones que salieron en enero, cuando todavía no se sentían los efectos de la devaluación.

Según datos sujetos a ajuste, las reservas se situaron este viernes en u$s27.301 millones, con un retroceso de u$s565 millones respecto de los u$s27.866 millones del cierre de septiembre, cuando aún restan 10 días hábiles en octubre. Marzo también había sido otro mes muy negativo para las reservas, con una pérdida de 539 millones de dólares. Así, en el transcurso de 2014, la tenencia de activos internacionales del BCRA retrocedió u$s3.289 millones, un 10,8%, desde los u$s30.599 millones que se contabilizaban en enero.

El Gobierno hizo efectivo este viernes el pago semestral de intereses del Bonar X, título bajo legislación local, por unos u$s240 millones, cuyo pago no es alcanzado por los bloqueos dispuesto por el juez de Nueva York Thomas Griesa. Ya el 3 de octubre se habían cancelado otros u$s208 millones por el vencimiento de Boden 2015. Además, con la apertura parcial del “cepo” cambiario empezaron a tomar cuerpo las ventas a minoristas para atesoramiento y viajes, que sólo en el décimo mes del año representan unos 390 millones de dólares.

Las reservas habían tocado su piso del año el 3 de abril, en u$s26.729 millones, una marca similar a la del 15 de agosto 2006, durante la presidencia de Néstor Kirchner y pocos meses después de la cancelación total de la deuda con el FMI. Si se hubiera evitado el default “selectivo” que impide pagos de deuda bajo legislación extranjera, el cumplimiento de las obligaciones con bonistas reestructurados el 30 de junio (bonos Discount) y el 30 de septiembre (bonos Par) hubiera absorbido reservas líquidas del BCRA por unos u$s700 millones, aún exceptuados los u$s1.650 millones que los tribunales norteamericanos ordenaron pagar a los holdouts por títulos incumplidos desde 2001.

En 2013 el BCRA perdió u$s12.691 millones de sus reservas: fue el año más negativo desde el 2001, cuando salieron de las arcas de la entidad más de u$s19.000 millones, en el prólogo de la peor crisis económica de la historia argentina. En 2014, las reservas caerán un tercio del monto perdido el año pasado, a fuerza de mayores controles sobre las importaciones y las operaciones financieras y una mayor devaluación de la moneda que encarece a los productos e insumos extranjeros. Estas medidas traen consecuencias recesivas que se perciben en todos los órdenes del desempeño económico.

“Estamos a la deriva, prácticamente paralizados en materia de política económica, con poco tiempo y menos herramientas. Esto se suma un escenario externo que se complica día a día, con el precio de la soja nublando aún más las perspectivas”, explica Juan Pablo Ronderos, de la consultora Abeceb.com.

El Gobierno podrá argumentar que en 2014 se recortó a menos de la mitad la pérdida de reservas en comparación al 2013, pero por un fuerte ajuste de la actividad, pues otras variables no aportaron divisas como se esperaba. Con una devaluación más acelerada, en los ocho primeros meses de 2014 las exportaciones se desplomaron 10% con respecto a igual período del año anterior. Además, las ventas a Brasil disminuyeron un 13% por el estancamiento económico del país vecino. Las inversiones extranjeras para Vaca Muerta y la llegada de dólares por la colocación de bonos de YPF tampoco alcanzaron el volumen estimado.

La pérdida de valor para la soja, en la zona de u$s350 por tonelada, y también para otros cultivos significó una caída en los ingresos de divisas por liquidación de exportaciones del 3,5% en lo que va del año (u$s19.225,5 millones contra u$s19.924,3 millones). Como contracara, por efecto de la recesión y la caída de los precios internacionales de los hidrocarburos, entre enero y agosto el déficit del rubro energético cedió 2,6% contra similar período de 2013 (u$s4.922 millones contra u$s5.053 millones) .

El mes de la “dolarización”

En un difícil año para la economía, el mes de septiembre será recordado por la profundización del default y la declaración de desacato en los tribunales de los EEUU. También por cifras para el asombro en el plano financiero debido a la revalorización de activos, como resultado de la creciente incertidumbre que motorizó los negocios, a falta de fundamentos positivos.

La Bolsa de Comercio local es la plaza que más ganancias obtuvo en el año en todo el mundo. La búsqueda de cobertura ante una inflación persistente y el riesgo de una devaluación brusca que muchos operadores anticipan intensificó las posiciones dolarizadas en acciones y títulos públicos, pues empresas y grandes inversores se valieron del canal financiero para acceder a divisas.

Para las transacciones que se efectivizan en el exterior, es decir el dólar “contado con liquidación” o “cable”, el tipo de cambio implícito finalizó en $14,93, con un incremento de 15,6% en septiembre. Para las operaciones que se cierran en el mercado interno con títulos públicos, es decir el dólar “bolsa” o MEP (Medio Electrónico de Pago), la cotización finalizó en $15,26 y un alza mensual del 17,1 por ciento.

“En el plano doméstico, la escena estuvo nuevamente dominada por el conflicto con los holdouts, que motivó a los inversores a acentuar la dolarización de las carteras, elevando el tipo de cambio implícito en las cotizaciones de los activos financieros. Ley de pago soberano, cambios de jurisdicción y desacato incrementaron el grado de incertidumbre”, sintetizó un informe de Tavelli Sociedad de Bolsa.

Para el ahorrista común, la salida del dólar “blue” fue una alternativa cara. El billete subió un 11,9% en septiembre, a $15,72 en el mercado paralelo, y acumuló un incremento del 56,6% en nueve meses de 2014, el doble que el 29% que subió el dólar oficial en el mercado mayorista, ahora en 8,4275 pesos.

La brecha cambiaria cercana al 90% también activo la avidez por acceder al cupo de dólares para atesoramiento permitido por la AFIP. La divisa acumuló compras récord en septiembre por u$s376,6 millones, mientras que las operaciones minoristas efectivizadas este año para ahorro y turismo sumaron 2.073,1 millones de dólares. La huida del peso hacia el dólar es incentivada por el atraso perceptible de la cotización oficial, que subió apenas 0,2% en el último mes, contra una inflación que multiplicó por diez ese porcentaje.

El índice Merval de la Bolsa porteña se lució con un repunte promedio de 27,8% en el mes, ascenso que se trasladó a los bonos soberanos, especialmente los nominados en divisas. Aluar subió 68,4% en septiembre y anotó la mayor ganancia mensual entre las líderes, seguido por Siderar (+46,3%), Pampa Energía (+41,5%), Banco Francés (+39,5%) e YPF (+32,2%). En el panel general, Transener escaló 84,2% y Banco Patagonia, 80,1 por ciento.

El default “selectivo” cumplió dos meses, luego de que el 30 de julio caducaran los 30 días de plazo para cancelar intereses de bonos Discount en dólares bajo legislación extranjera, giro que bloqueó el juez Griesa. Sin embargo, el apetito por el dólar superó todos los temores y estos títulos ganaron un contundente 27,4% en septiembre. Otras emisiones que pagan capital e intereses en divisas se apreciaron con fuerza en el mercado secundario: el Bonar 2017 sumó 20,5% y el Boden 2015, un 14,20 por ciento.

A los mediocres resultados macroeconómicos de la Argentina, la soja les aportó el dato más preocupante: en el mes, el contrato más negociado retrocedió 11,2%, a u$s335,54 por tonelada, el precio más bajo en cuatro años y medio. Desde enero, el principal producto de exportación de la Argentina perdió 30,4 por ciento.

En ese contexto de una reducida liquidación de exportaciones del agro se comprende mejor por qué retornó con fuerza el proceso de declive de las reservas del Banco Central, que en u$s27.914 millones cayeron u$s706 millones en septiembre, aún con pagos de deuda que no se están haciendo efectivos. En 2014 las tenencias internacionales de la entidad ceden 8,8% ó 2.685 millones de dólares.

Un cóctel recesivo que le da mayor impulso al dólar

Para moderar la demanda en el mercado mayorista, este martes los importadores no pudieron realizar operaciones por un monto superior a los u$s150.000 sin conformidad del Banco Central, cuando el límite formal para la demanda es de 300 mil dólares. Esta barrera, comunicada de manera informal y de vigencia temporaria, despejó el camino para que el BCRA pueda acaparar la compra de las divisas ofertadas por los exportadores y redujera la exposición de sus reservas, en un período de menor liquidación de ventas del agro. Por caso, las cerealeras y la industria aceitera rindieron la semana pasada sólo u$s285,6 millones, uno de los montos más bajos del año.

La entidad que preside Juan Carlos Fábrega redobla los esfuerzos para evitar un declive más pronunciado en los activos internacionales, que ya desde agosto exhiben en los informes diarios bajas mucho más profundas que las eventuales alzas. Como el BCRA es el proveedor de los dólares para pagar deuda e importar energía a través de las estatales YPF, Enarsa y Cammesa, debe apelar a iniciativas fuera de libreto para aferrase a las divisas cada vez más escasas por la contracción de las exportaciones.

Entre enero y julio, las ventas externas retrocedieron 10% respecto del mismo lapso de 2013. Para sostener el superávit comercial fue necesario que las importaciones cayeran a una tasa aún mayor, de 27 por ciento. Al mismo tiempo, déficit fiscal, inflación y falta de inversión privada se combinan en un cóctel recesivo que se potencia con la falta de divisas por la menor demanda brasileña de productos argentinos, el rojo de la balanza energética y la caída de precios internacionales de las materias primas, que para la soja significó un 20% desde enero.

Cristina Kirchner criticó por cadena nacional a los productores de soja que decidieron acopiar su producto en lugar de exportar, a la espera de mejores precios en Chicago o de un tipo de cambio más alto. “No vendieron, la guardaron, porque pensaron que se iba a devaluar mucho, que perjudicaban al Gobierno por los ingresos. El cálculo es que si hubieran vendido en ese momento, en mayo, hubiera sido el equivalente a un dólar hoy de 11 pesos“, dijo la mandataria, sin dar detalles de cómo se llegó a calcular ese tipo de cambio, que en muchos rubros productivos no dudarían de calificar como competitivo.

Desde el punto de vista de las reservas, la recesión sirve de freno a la salida de dólares de la economía doméstica por el descenso de las importaciones industriales y de hidrocarburos. En el caso de la energía, en los meses de mayo, junio y julio disminuyeron en la medición interanual por primera vez en cinco años, aún cuando la producción local todavía no repuntó: el refino de naftas cedió 9,1% interanual en el primer semestre, mientras que la extracción de gas descendió 0,6% en los primeros siete meses de 2014. Sólo subió la producción de petróleo, un 0,9% entre enero y julio frente a 2013.

Precio récord para el “liqui”

Cuidar las reservas es necesario, pero con restricciones comerciales y cambiarias genera grandes contrariedades. En el mercado financiero se conoce que una vía para hacerse de dólares es el “contado con liquidación”. Lo usan algunas empresas para girar dividendos y ahora cada vez más importadores, para cumplir con pagos en el exterior, ante la reticencia de las autoridades para ceder divisas.

El “liqui” no significa pérdida de reservas, pues se trata esencialmente de una transferencia de activos. A través de una sociedad de Bolsa se compran acciones o bonos en pesos, en el mercado local, y se los vende en el exterior, en dólares, que quedan depositados en una cuenta fuera del país. Este tipo de cambio implícito en operaciones financieras tuvo un firme incremento en las últimas jornadas y este martes promedió $13,36, valor que le pone el piso al dólar paralelo, ahora en 14,25 pesos.

La necesidad de divisas para mantener fluidos los cada vez más esquivos canales comerciales y financieros con el exterior explican por qué en el año el “contado con liqui” aumentó un 49,8%, por encima del 41,9% que lo hizo el “blue”.

El “liqui” es una operatoria formal y acumula en los últimos días negocios en torno a los u$s100 millones, entre cinco y diez veces mayores al dólar informal. Como su precio está cinco pesos por encima del dólar oficial, a $8,405 en el mercado mayorista, su volumen creciente agrieta la teoría de quienes proponen recurrir al atraso cambiario como “ancla inflacionaria”, debido a que las empresas que consiguen importar insumos, piezas o unidades terminadas con un dólar más caro, trasladan la diferencia a los precios al público, por los mayores costos de reposición.

El dólar impone la agenda

Que el precio del dólar en el circuito marginal finalizara al borde de los 14 pesos este lunes es un dato a tener en cuenta, pero no el único ni el más importante. Con mínimos negocios en la plaza, otros indicadores condicionaron el movimiento de las variables cambiarias, de las cuales el “blue” es apenas una referencia. El estancamiento de las negociaciones para revertir el default selectivo empezó a marcar el tiempo de descuento para la política cambiaria del Gobierno y muestra de ello es que el Banco Central decidió desandar el paso en falso que significó el recorte de 1% en las tasas de interés para sus colocaciones de Letras y Notas (LEBAC y NOBAC).

Aunque la caída de la tasa a 26% anual fue moderada, aquella jugada agregó una fuerte e involuntaria dosis de pesos a la demanda sobre el dólar en todas sus variantes. La divisa marginal, que el 11 de agosto se situaba en $12,80, trepó un 9% en dos semanas, a los actuales 13,98 pesos. El dólar “contado con liquidación”, que se deduce de los precios de los activos en operaciones bursátiles, ganó 15,9% en ese período, desde los $10,66 en promedio a los 12,36 pesos.

El Banco Central había decidido poner un freno a la suba de tasas para inyectar algo liquidez a una economía que se enfría y limitar el creciente costo del crédito. Pero la presión sobre el dólar y las consecuencias inflacionarias de este flujo de pesos obligaron a definirse por el mal menor para el desempeño económico, amenazado simultáneamente por la recesión y el alza de precios.

Entre los que opinan que un dólar a $14 puede ser razonable están aquellos que miran la variable del dólar “convertibilidad”, que se calcula al dividir la cantidad de pesos establecida por la Base Monetaria por el monto en divisas de las reservas internacionales. Este tipo de cambio implícito asciende a los $13,51, entre reservas por u$s28.953 y una Base Monetaria de $391.070,1 millones, según los datos más recientes del BCRA, al 15 de agosto último.

Este resultado tiende a ampliarse debido a que los activos internacionales de la entidad retomaron la tendencia declinante que habían revertido en febrero. Este lunes, las reservas bajaron a u$s28.685 millones, para acumular en las tres últimas jornadas cambiarias una pérdida de u$s264 millones, casi un 1% menos. Aún con estabilidad de la Base Monetaria, que probablemente tenderá a expandirse hacia fin de año, el dólar convertibilidad de hoy se ubica en 13,63 pesos.

En la baja de reservas también está incidiendo la caída de depósitos en dólares, que la semana operativa del 11 al 15 de agosto retrocedieron u$s52 millones, para recortar a apenas u$s62 millones el incremento de estas colocaciones en el año. También adquieren peso las ventas a minoristas para “atesoramiento”, que en agosto ya alcanzaron un récord mensual de 213 millones de dólares.

Al borde del “stress cambiario”

Además de la propia cesación de pagos, que golpea en las expectativas sobre la economía en general, los precios de acciones y bonos, y las previsiones de mayor devaluación, otro indicador externo adquiere incluso mayor relevancia: el derrape de las cotizaciones internacionales de los granos y sus derivados industriales, sector que representa uno de los puntales del PBI nacional y que es el que más divisas aporta al país por su balance comercial netamente superavitario.

Por ejemplo, la soja para noviembre, que es el contrato más operado en las últimas semanas, descendió a su valor más bajo del año, a u$s377,95 por tonelada en el mercado de Chicago, casi 20% por debajo de las cotizaciones de enero. Las posiciones de vencimiento más próximo, para septiembre, cedieron este lunes un 3,7%, a 413,64 dólares. El bajón de precios y la expectativa por una suba del dólar oficial también están afectando a la liquidación de exportaciones del agro, que la última semana descendieron a su menor monto del año, a un promedio de u$s63 millones diarios. El economista Eduardo Levy Yeyati, director de Elypsis, advirtió que ”la reciente caída en la liquidación de divisas es un anticipo del stress cambiario que puede experimentar el balance de pagos durante el segundo semestre del año”.

La percepción de atraso cambiario es un fenómeno que desalienta las ventas externas de productores, cerealeras e industrias afines. Desde la devaluación de fines de enero a esta parte, el dólar en el mercado mayorista, que rige las operaciones de comercio exterior, subió sólo 5,1% en siete meses, mientras que la inflación subió entre 14 y 20 por ciento en el período.

Para contener una escapada del dólar informal, las autoridades cuentan con un instrumento muy útil: el dólar “bolsa” o MEP (Medio Electrónico de Pagos). Este tipo de cambio formal se obtiene a partir de la compra de bonos en el mercado bursátil local, para venderlos en dólares tras un plazo no menor a las 72 horas. Por esta operatoria legal, aunque poco conocida por el común de los ahorristas, cursada a través de alguna sociedad de Bolsa autorizada, se depositan las divisas en una cuenta registrada dentro del país.

A través de organismos como la ANSeS, cuya tenencia de títulos es muy importante y su mesa de dinero es la más activa en la plaza bursátil, el Gobierno puede intervenir directamente en las cotizaciones -e indirectamente sobre el dólar- al activar compras o ventas en volúmenes que definan la tendencia del mercado. Este dólar hoy se sitúa en $13,26, con un alza de 16,3% sólo en agosto, desde los $11,40 en que se situaba cuando el país recayó en cesación de pagos a fines de julio.

El experto en mercados de capitales Jorge Garbarino expresó por Desde la Bolsa en Directo que “el dólar está lejos del valor real que debería tener. El Gobierno tiene algunas herramientas para menguar temporariamente esta corrida que pueda tener el billete, como es el dólar MEP, que no deja de ser una alternativa barata. Está resultando hasta 7 u 8 % por debajo de conseguir las divisas en el mercado paralelo para grandes operaciones, pero aún para las pequeñas. Casi diría que junto con las tasas de interés del Banco Central, no hay otra alternativa para amansar un poco al dólar que este sistema que le está dando la posibilidad al público de hacerse de un dólar más barato que el informal, justamente para que no se vaya a ese mercado”.

Default selectivo: qué nos dice el precio del dólar

Los mercados financieros empezaron a reaccionar a la evidencia de que un “default selectivo” puede ser más prolongado que lo previsto, ante la indefinición del conflicto judicial con los holdouts en los EEUU. El primer movimiento fue el de un progresivo posicionamiento inversor hacia el dólar o bien hacia activos respaldados en divisas, como algunos títulos públicos y acciones puntuales.

Esto significa que entre los agentes bursátiles, inversores institucionales y empresas creció la expectativa de una mayor devaluación frente a la restricción externa que profundiza la cesación de pagos, y que se manifiesta primero en el mercado paralelo y luego en el precio de los activos financieros argentinos -dentro y fuera del país-, antes que en el dólar oficial. Desde el fin de julio éste sumó sólo 0,8% en la cotización mayorista, de $8,215 a 8,2825 pesos. El dólar informal ganó 4,1% en las dos semanas de agosto, desde los $12,70 a los actuales $13,22, en un nuevo máximo.

El viernes, el jefe de Gabinete Jorge Capitanich rechazó que se deba tomar al dólar paralelo como un índice de la economía, porque la evolución de su precio “es una maniobra de carácter especulativo”. Con lógica argumentó que “lo que se dice popularmente como dólar blue o ilegal es una manipulación de un puñado de especuladores. Es absolutamente no transparente”. Y es cierto, el “blue” no sería referencia de mercado si no existieran las restricciones oficiales. Con el “cepo” vigente, subió la demanda por el billete paralelo o, al menos, el interés del público por conocer su valor, aunque por eso no deja de ser un  indicador manipulable por pocos actores, parcial y a veces irrelevante para evaluar la salud de una economía.

El jefe de ministros también afirmó que los medios de comunicación deberían tener “una responsabilidad de carácter social” y “garantizar la máxima transparencia: quién vende, qué cantidad y a qué precio”. Claro que al ser un mercado negro es imposible establecer con rigor los montos operados; respecto de los precios, que sí se publican a diario desde que el Gobierno fijó restricciones cambiarias, basta caminar por la peatonal Florida para registrar el asedio de vendedores que a viva voz ofrecen la divisa a cualquier transeúnte. No hace falta ser periodista, agente encubierto ni funcionario de rango para advertirlo y averiguar los precios, con la precisión de subas y bajas intradiarias.

Por eso es importante tener en cuenta un contundente dato: el dólar subió en todas sus variantes, además del “blue”, que no es un fenómeno aislado. Por ejemplo, el tipo de cambio que deviene de las operaciones bursátiles trepa en agosto un 18,1%, según el “contado con liquidación”, mucho más que el dólar informal. Es decir que a través de estos negocios legales y registrados ya se convalida un dólar a $11,73, desde los $9,93 en que concluyó el mes pasado.

“Contado con liqui”, dólar “bolsa” y dólar “ahorro”

El “contado con liqui” es un tipo de cambio que deviene de la compra de activos argentinos en el mercado local (en pesos) para venderlos luego fuera del país (en dólares) y hacerse de divisas, que quedan depositadas fuera del país. Es una operación legal de fuga de capitales que no representa pérdida de reservas del Banco Central, pues se trata de una transferencia de activos y no de divisas del sistema financiero local al exterior.

Hay acciones cuyas cotizaciones en pesos subieron fuerte, puesto que se trata de compañías con negocios básicamente fuera de la Argentina, aunque se transan en el recinto bursátil local. El ADR de Tenaris en Wall Street apenas varió entre el 31 de julio y el 15 de agosto (de u$s42,99 a u$s42,97), sin embargo, la persistente demanda por este título como posición “dolarizada” empujó a un alza de 17,2% en pesos en el Merval (de $215 a $252) y el “contado con liqui” a través de este título aumentó en la misma proporción, a 11,73 pesos.

Otra acción que permite cubrirse de la debilidad del peso argentino es la de Petrobras Brasil. En Wall Street subió en 15 días de 15,94 a 16,51 dólares (por lámina de dos acciones), mientras que en la Bolsa porteña registró una espectacular ganancia de 20,5%, de 79,90 a 96,30 pesos el viernes. El “contado con liqui” por esta especie se ubica en 11,67 pesos.

En compañías ligadas al “riesgo argentino”, por concentrar sus negocios dentro del país, el “contado con liqui” mostró un tipo de cambio similiar, pero por el doble efecto de una baja de precios en dólares y un ascenso más atenuado de las cotizaciones en pesos.

Así, en estas dos semanas, YPF cayó en Wall Street de u$s35,38 a u$s32,15, mientras que en el Merval avanzó de $353 a $376, para alcanzar un dólar financiero de 11,70 pesos. En el caso de Grupo Financiero Galicia, su ADR cayó en Nueva York de u$s16,12 a u$s12,92 (por lámina de diez acciones), mientras que en Buenos Aires cedió de 15,85 a 15,10 pesos, para marcar un “liqui” de 11,69 pesos.

Con un “contado con liqui” equivalente, en lo que va del mes, Tenaris quedó estable en dólares y Petrobras Brasil ganó un 3,6 por ciento. Grupo Galicia, en cambio, resignó 4,7% en dólares e YPF perdió un 9,1 por ciento. El contraste en el recorrido de los precios grafica el arbitraje de papeles, desde aquellos más expuestos a los vaivenes de la economía local a los que están menos influidos por éstos.

Emparentado con el “liqui” está el dólar “bolsa” o MEP (Medio Electrónico de Pagos), por el cual se compran en la Bolsa activos en pesos y, luego de un período no menor a 72 horas, se los vende en dólares, pero se los deposita dentro del sistema financiero local. Hacerse de dólares legales dentro del país es más caro, pues las acciones y bonos son valuados por esta operatoria a un precio mucho menor -en moneda dura- que con el “liqui”.

Si tomamos la cotización del título Bonar X, éste se negociaba el 31 de julio a $935 (AA17) y la misma especie en dólares a u$s82 (AA17D) en la Bolsa local, lo que dejaba un dólar implícito de 11,40 pesos. Este viernes, el Bonar X en pesos se negoció al cierre a $1.037, mientras que la especie en dólares se pactó a u$s79,80, que dejó un dólar “bolsa” de 12,99 pesos.

Desde que comenzó el “default selectivo”, este tipo de cambio subió 13,9%; sólo en la semana pasada, el salto del dólar MEP fue de 9,2 por ciento. Esto significa que muchos inversores están dispuestos a convalidar un dólar formal cercano a $13 para transformar sus pesos en moneda dura.

También los minoristas buscaron refugio en la divisa. Promediando agosto, la AFIP informó ventas para atesoramiento por u$s178,4 millones en el mes, que ya es el segundo en cuanto montos efectivizados. Faltando aún dos semanas para el cierre de agosto, está a menos de u$s30 millones del máximo de u$s205,7 millones vendidos en julio. El dólar “ahorro” ya se vende a 10 pesos, al sumarle a los $8,339 (promedio de venta al público, según el BCRA) el 20% del régimen de percepción para estas operaciones en el caso en que los dólares se retiren de la cuenta antes de transcurrido un año.

“Contado con liqui”, el dólar que más sube

En un mercado de cambios intervenido, desdoblado en los hechos y con precios distorsionados entre el circuito oficial -al que sólo se accede para operaciones de comercio exterior y las autorizadas para turismo- y el paralelo -donde el billete físico se consigue un 54% más caro-, aparece otra cotización que sincera la percepción del valor del peso argentino en el exterior: el “contado con liquidación”.

Este tipo de cambio surge de la transferencia legal de activos argentinos, sean bonos o acciones, a una cuenta en el exterior, para ser vendidos y hacerse de dólares. Lo habitual es que se efectivice a través de papeles locales que cotizan en Nueva York (los ADR) o títulos públicos argentinos emitidos en dólares que tengan mayor liquidez. La brecha entre el “liqui” y el dólar oficial alcanza hoy el 62 por ciento. Estas transacciones son legales, las cursan sociedades de Bolsa que cobran una comisión cercana al 2% y son supervisadas por el Mercado de Valores.

Continuar leyendo

De qué dólar hablamos cuando hablamos de dólar

El incremento del dólar informal volvió a colocar al billete verde en el centro del debate económico del verano, pero el abanico de cotizaciones de la divisa excede ampliamente este mercado marginal y tiene variedad de lecturas según desde dónde se lo observe o negocie.

Existe un dólar oficial o minorista, que es el de la cotización de las casas de cambio y bancos autorizados a operar la divisa en la plaza regulada por el Banco Central y la AFIP. Este dólar, a $4,98, tiene escasas transacciones por las restricciones oficiales aplicadas a partir del 31 de octubre de 2011 e incide, por ejemplo, en el llamado “dólar turista” de referencia para viajar al exterior y para los pagos con tarjeta fuera del país, con un recargo del 15% sobre el dólar oficial (hoy a $5,73).

La cotización “turista” sigue resultando barata para los consumidores y esta sensación se evidencia en el incremento del stock de crédito en dólares con tarjeta, que volvió a crecer en enero, después de cuatro meses en baja.

Hay otro dólar, el más significativo por su volumen, que es el mayorista o interbancario. Este precio es la referencia real del mercado, aunque sólo se utiliza para operaciones entre bancos, empresas y el comercio exterior. El mercado mayorista opera entre 300 y 400 millones de dólares diarios y es donde interviene el Banco Central para fijar el precio en lo que se denomina la “flotación administrada” y abastecerse de divisas para incrementar las reservas. Por lo general, éste se sitúa en un plano intermedio entre los precios de compra y venta en el circuito minorista, que, a su vez, replican casi de inmediato las variaciones del mayorista. Este dólar es ahora de 4,9725 pesos.

Otra referencia para el dólar es el financiero o “contado con liquidación”. Su valor se establece por la cotización de las acciones o los bonos argentinos, dividida por la cotización en dólares de estos mismos activos en el exterior. Es decir, el “contado con liqui” refleja el precio del dólar que convalidan los operadores financieros en transacciones legales de fuga de capitales, llamadas así porque producen la salida de dólares del mercado financiero local para ser colocados en el exterior.

Este dólar financiero promedia hoy $7,63 y reproduce, entre muchos factores analizados por los actores del mercado, la relación entre reservas y masa monetaria, el riesgo país argentino o los indicadores de actividad económica locales. Por ejemplo, si tomamos la cotización de la acción de YPF, ésta es de $119,45 en la Bolsa de Buenos Aires. Si se divide esa cifra por los u$s15,70 que cotiza YPF en Wall Street, resulta un dólar implícito de 7,61 pesos.

Al “contado con liqui” se lo denomina “blue chip” en la jerga de la City financiera. Fue así que se acuñó el término “blue” para llamar al billete que manejan las “cuevas” en el circuito informal. El dólar “blue” opera, según fuentes del sector, entre 30 y 40 millones de dólares diarios, aunque según fuentes oficiales esta cifra podría ser inferior, en torno a u$s10 millones diarios. Como fuere, es menos del 10% de lo operado en el mercado mayorista, aunque no es un número para desdeñar: supera ampliamente el monto diario negociado en acciones en la Bolsa porteña.

Como en otras etapas de la historia argentina, cuando algo se prohíbe surgen múltiples denominaciones o eufemismos para referirse a la misma cosa. Así, el “blue” es también el “dólar libre” (el único al que el ahorrista accede sin controles oficiales), paralelo (se comercializa en un circuito a la sombra del oficial), informal o negro (no queda registro de las transacciones), ilegal (lo realizan individuos sin autorización oficial para operar divisas extranjeras), marginal (sus negocios son minúsculos aunque, lamentablemente, crecientes), entre otras definiciones. Su precio, hoy de $7,66, es muy volátil pues pocas operaciones pueden hacerlo subir o bajar de forma abrupta.

Aunque es improbable anticipar un precio de equilibrio para la divisa norteamericana, es útil mirar la brecha: es habitual que coincida el rango entre los dólares mayorista y financiero (ahora en 53,4%) con el de los dólares oficial y libre (53,8%).

Por lo general, el dólar libre es ligeramente más barato que el “contado con liqui”, por la simple razón de que en el segundo, al ser formal, se cobra una suerte de comisión por la intermediación financiera en las operaciones, registradas y declaradas. Esta relación se revierte estos días cuando la plaza informal está muy demandada y escasean los billetes físicos.