El agro genera la mitad de las exportaciones

Las exportaciones de granos y derivados industriales impulsan en 2016 la inserción de la Argentina en el mercado internacional. Según informaron la Cámara de la Industria Aceitera de la. República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), entre enero y abril de este año las compañías del sector colocaron productos en el exterior por USD 7.996,1 millones, un 41% más que en el mismo lapso del año pasado, en un récord histórico para el período.

El INDEC informó que en el primer cuatrimestre del año las exportaciones totalizaron USD 17.159 millones, de los cuales 46,6% provinieron del agro, ya sea por granos sin procesar como por productos industriales obtenidos de los cultivos. La Argentina es tercera productora y exportadora mundial de granos de soja, y líder mundial en ventas de harina y aceite de soja.

Las lluvias e inundaciones que afectaron a la zona núcleo de la Argentina en abril y mayo desaceleraron las exportaciones del campo que, de todos modos, se encuentran en un techo histórico. Hasta el 3 de junio las ventas alcanzaron los USD 11.291 millones, a la par del los registros de 2014, el nivel máximo anterior.

El creciente protagonismo del agro en participación exportadora tiene explicación en tres factores: la devaluación del peso, la quita de retenciones y la mejora de los precios internacionales.

En cuanto al salto del dólar, desde la salida del “cepo” cambiario la divisa mayorista subió 40,5%, desde los $9,8275 del 16 de diciembre a los actuales 13,81 pesos.

Además, el Gobierno eliminó los derechos de exportación para el trigo, el maíz, la carne y productos regionales, y redujo en cinco puntos porcentuales la alícuota que paga la soja, hoy en el 30 por ciento.

Las lluvias en las zonas productoras de la Argentina trajeron la noticia amarga, pues motivaron el recorte de los pronósticos de cosecha de la presente campaña, aunque en el mismo sentido potenciaron las cotizaciones internacionales, efecto que parcialmente compensó las pérdidas para muchos productores locales.

Las estimaciones de la cosecha, que concluye en julio, se redujeron a 55 millones de toneladas para la soja, detrás de los 56,5 millones de toneladas previstos en abril y un 10% menos que los 60,8 millones de la campaña 2014/2015. Para el resto de junio los pronósticos meteorológicos anticipan un clima más seco que beneficiará la recolección, aunque las pérdidas por excesos hídricos no llegarían a ser subsanadas.

En 2015 la harina de soja acaparó el 17% de todas las exportaciones argentinas:

 en 2016 su precio crece 57%

 

Desde que empezó 2016 la tonelada de poroto de soja subió un 35,2%, a USD 432,93, mientras que la tonelada de harina derivada de la oleaginosa saltó 56,6% en algo más de cinco meses de 2016, a USD 456,45, desde los USD 291,40 de diciembre. En tanto, la tonelada de aceite de soja asciende 7,2% en 2016, a USD 722,36, desde los USD 673,63 del cierre de 2015.

El maíz, a USD 166,93 por tonelada en los EEUU, subió 18,2% en 2016. Argentina es el tercer exportador mundial del cereal. En cuanto al trigo, del que la Argentina es el octavo proveedor, sube un 9,4% en 2016 a USD 188,88 por tonelada. Las exportaciones trigueras del país se concentran en enero. El Departamento de Agricultura de los EEUU calculó que la Argentina incrementó 70% el volumen de exportaciones trigueras en 2016, a 9 millones de toneladas, desde 5,3 millones de toneladas de 2015.

Dante Romano, de Austral Agroperspectivas, refirió que “en las proyecciones 2016/17 todavía hay puntos que deberán definirse: rindes de EEUU elevados, nivel de producción en Argentina, y exportaciones de EEUU que siguen algo bajas en las proyecciones iniciales”. Añadió que “de todas formas la posición comprada de fondos especulativos en Chicago y la fuerte suba ya producida deben ponernos en guardia”, pues “estos factores podrían ya estar descontados en precio”.

Hegemonía exportadora

 

El INDEC informó que los complejos oleaginoso y cerealero impulsaron las ventas externas en 2015 y representaron un 42,2% del total exportado. El protagonismo comercial del campo fue mayor aún si se suman las ventas bovinas, frutihortícolas y de otros complejos productivos del agro de menor ponderación.

Las exportaciones argentinas totalizaron el año pasado USD 56.788 millones. El complejo oleaginoso envió productos por USD 18.416 millones (32,4% del total), en donde el ente estadístico computó harinas y pellets de soja, poroto de soja y aceite de soja (cuyas participaciones dentro del complejo fueron de: 54,5%, 24,0% y 21,5%, respectivamente), y un pequeño aporte del girasol.

En tanto, los complejos cerealeros (maíz, trigo y otros) tuvieron una participación en conjunto de 9,8% sobre el total exportado, con 5.558 millones de dólares.

Con el recorrido de precios de 2016 y el sostén de similares volúmenes que los del año pasado, este año las exportaciones del agro por granos de soja, maíz y trigo, más harinas y aceites de soja podrían aportar unos USD 8.300 millones extra o un aumento de 14% en las ventas externas nacionales. Es lo que algunos analistas definen como el regreso del “viento de cola” para la economía argentina.

Cómo impacta el desplome de materias primas

Habrá que acostumbrarse a los excelentes rindes con un firme ajuste de precios. Es un escenario todavía favorable para la Argentina, protagonista del mercado mundial de alimentos, pero lejos de lo óptimo, pues obliga en los próximos años a desarrollar competitividad en otros sectores para equilibrar vía exportaciones la pérdida de valor de la producción del agro, ante la necesidad de ingresar más dólares para impulsar la actividad.

Este año los precios de los principales productos primarios y derivados que exporta el país se consolidan claramente debajo de 2014. “La gestión kirchnerista deja una economía, y en parte también una sociedad, que pueden funcionar –mediocremente– con la soja a 500 dólares: el problema es que vale un 30% menos”, resume Juan Llach, economista del IAE de la Universidad Austral.

Un estudio de Marcela Cristini y Guillermo Bermudez, economistas de la fundación FIEL, concluye que “con la caída de los precios internacionales de las commodities, los países exportadores de alimentos deberían reconocer que han vuelto a la rentabilidad normal del negocio agroindustrial y buscar activar los mecanismos de mejora de su productividad. El interrogante para aquellos países que han operado adecuadamente, ahorrando o invirtiendo en la bonanza, es sobre el conjunto de políticas eficaces para lograr esa mejora”.

La soja se estabiliza este año en torno a los u$s350 por tonelada. Su precio fija además el de sus derivados, como aceite, harinas y residuos, muy demandados en el exterior. Argentina es el primer exportador global de aceite y harina de soja, y tercero del grano sin procesar. Además, es el cuarto exportador mundial de maíz.

A valores actuales, la soja muestra una caída de 33,6% interanual. El maíz (-20%) y el trigo (-14,4%) ceden menos, aunque su contribución exportadora es inferior. Sin embargo, estas cotizaciones son casi idénticas a las de octubre de 2014, por cuanto resisten en lo que podría considerarse un piso, con las variaciones características de un mercado muy volátil, expuesto a fundamentos propios, factores climáticos y la intervención de fondos de inversión que distorsionan la dinámica de oferta y demanda genuinas.

El efecto negativo del derrumbe de precios es contenido por la elevada producción nacional de granos, que alcanzará un máximo histórico. Argentina levantará en la campaña 2014/2015 una cosecha total de 119 millones de toneladas, de acuerdo a lo anticipado por el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela.

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés) ubica la campaña de soja argentina, que concluye a mitad de este año, en 59,5 millones de toneladas. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires también subió su pronóstico de producción para la soja de 2014/15 a un récord de 60,8 millones de toneladas, frente a los 60 millones anteriores. Asimismo, el USDA norteamericano aumentó sus estimaciones de la cosecha y exportaciones de maíz 2014/15 de Argentina a 25 millones de toneladas -desde los 24,5 millones de mayo- y 15,5 millones de toneladas -frente a los 15 millones previos-, respectivamente.

El agro ingresa 24% menos divisas

Las liquidaciones de exportaciones del sector disminuyen en una proporción semejante a los precios, un 24,3% en un año. La Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), entidades que representan un tercio de las ventas externas, informaron que desde que comenzó 2015 hasta la primera semana de junio las empresas liquidaron u$s8.565 millones, contra u$s11.310 millones del año pasado.

Un estudio de Ecolatina estimó el impacto de los menores precios de las materias primas en la balanza comercial argentina. Calculó que la pérdida de valor de la cosecha local este año alcanza los u$s6.300 millones, al considerar los tres principales cultivos (soja, maíz y trigo). Según  el reporte, este ajuste de precios será amortiguado por la baja del petróleo crudo. La consultora indicó que la Argentina podría recortar a la mitad su déficit de balanza energética, en unos u$s1.400 millones este año.

Si se mantiene la actual tendencia de cotizaciones de bienes primarios, el agro aportará entre 18 y 19 mil millones de dólares por exportaciones, el monto más bajo desde 2009. Asimismo, la pérdida de ingresos fiscales por derechos de exportación (retenciones) estaría en un rango de 2.000 a 2.200 millones de dólares, un perjuicio a las cuentas públicas que no será compensado por los u$s1.400 millones que disminuirá el rojo energético, asumido casi en totalidad por el Estado.

Diez buenas noticias para el corto plazo

Mucho se abundó en los últimos meses sobre los desequilibrios que lega el gobierno de Cristina Kirchner a su sucesor: déficit fiscal, atraso cambiario, Banco Central descapitalizado y endeudado, default selectivo, inflación de dos dígitos, estadísticas fraguadas, una intrincada trama de subsidios, “cepo” cambiario, entre otros puntos conflictivos que condicionarán la economía en los próximos años. Más allá de los pesados problemas que el Gobierno se esmera en “heredarle” al próximo Presidente, en los últimos días se sucedieron varias novedades en materia financiera que permiten delinear una transición política sin convulsiones, aún con la economía en recesión.

En el listado de 10 buenas noticias que los mercados financieros traen a la Argentina para el corto plazo hay que enumerar:

1) Emisión de Bonar 2024. Después del fracaso de la colocación de diciembre (menos de u$s300 millones), el Tesoro obtuvo del mercado unos u$s1.400 millones, una revancha frente al fuerte obstáculo que impone el fallo del juez Thomas Griesa en EEUU. Argentina deberá pagar tasas muy elevadas, de 8,9% anual en dólares, por encima de las que se le exigen a otros países de la región como Brasil (3,5%), Chile (1,8%), Paraguay y Uruguay (4%) o Bolivia (5%). Esa inyección de dólares caros es, de todos modos, un alivio para contener tensiones cambiarias.

2) Colocación de deuda de YPF. La petrolera YPF emitió u$s1.500 millones en bonos a diez años, bajo ley de Nueva York, a una tasa de interés fija de 8,5%, levemente inferior a la colocación soberana. Además del bienvenido ingreso de divisas en las próximas semanas, el aval del mercado a la petrolera es imprescindible para reactivar el programa de inversiones de la empresa más grande del país, en medio de un déficit energético cuya fecha de caducidad es una incógnita y un lastre para los próximos años.

3) Reservas en alza. Los activos internacionales del Banco Central se sostienen sobre los u$s32.000 millones, una cifra apreciable, aunque a cuenta de ingresos por emisión de deuda soberana y corporativa a elevadas tasas o préstamos como el “swap” con el Banco Central chino y divisas de los bancos de Francia y Basilea. Estos fondos ayudan a dispersar en lo inmediato las expectativas devaluatorias y permiten flexibilizar la restricción a las importaciones, el principal escollo para el crecimiento de la actividad industrial. También apuntalan las reservas los dólares que no están cobrando los acreedores de deuda reestructurada debido al default selectivo que ya lleva nueve meses.

4) Caída del déficit energético. La impresionante baja de los precios internacionales del petróleo y, en menor medida, la caída de la actividad económica local, posibilitan una reducción a la mitad del rojo de la balanza energética, que en 2014 superó los u$s8.000 millones, en un año en el que languidece el superávit comercial argentino. El barril de crudo se aproximó a 60 dólares, su valor más alto de 2015, aunque un 44% por debajo de la cotización de 12 meses atrás.

5) Cosecha récord. El clima favorable habilita para la presente campaña una producción agrícola récord en Argentina. Los importantes rindes globales presionan a la baja los precios, que aún se aferran a niveles elevados en la comparación histórica. El Ministerio de Agricultura y la Bolsa de Cereales de Rosario coincidieron en cifrar en 59 millones de toneladas la cosecha de soja 2014/2015, cuya recolección concluye en julio. La oleaginosa es en la práctica sinónimo de dólares, pues se exporta casi en su totalidad como granos o derivados industriales (aceites, harinas, residuos). Aún con una sensible pérdida de valor en soja (-33% interanual), maíz (-26%) y trigo (-28%), el agro garantizará este año ingresos anuales en torno a los 20.000 millones de dólares.

6) Dólar estable. El Gobierno utiliza el atraso cambiario como instrumento para contener la inflación y, en la medida que el ingreso de dólares a las arcas del BCRA lo permite, libera divisas para importaciones, atesoramiento y turismo. Las ventas de dólar “ahorro” también ponen un techo al precio del dólar “blue”, que cede 9% desde que empezó el año. Con alta inflación, Argentina se encarece a través de esta “apreciación real” del peso frente al dólar, pero consigue una calma cambiaria que es inusual en períodos electorales y despeja por el momento la inquietud por una pronta devaluación.

7) Rally del Merval. En 12.400 puntos, el indicador líder de la Bolsa de Comercio se ubica en un puntaje cercano a su máximo histórico (12.593 puntos, el 29 de septiembre de 2014) que significa, desde la percepción financiera, un respaldo a los activos argentinos a través del valor que les atribuyen. Al dividir los 12.409 puntos por el dólar implícito en transacciones bursátiles ($11,89 del “contado con liquidación”) queda un Merval por encima de los 1.000 puntos medido en dólares, un registro sin precedentes. Es clara la apuesta de los traders e inversores por un giro en la política económica a partir de 2016 que promueva el ingreso de capitales, pues el mercado se adelanta y alimenta de expectativas además de operar según datos de coyuntura.

En el exterior, los precios en dólares de las compañías argentinas se mantienen firmes gracias al potencial que se les observa en el futuro más que a sus balances trimestrales. En 2015 el ADR de Grupo Financiero Galicia gana en Wall Street un 46%; YPF, un 13,9%; Tenaris, 3,9%, y Telecom, un 11 por ciento.

8) Balance de Petrobras. La empresa brasileña es hoy la que mayor peso tiene en los negocios de la Bolsa de Buenos Aires, de acuerdo a los montos operados en este título en los últimos meses. A partir del balance auditado de 2014, la acción muestra una importante evolución, después de haber tocado un piso en 12 años, e influye positivamente en el Merval.

La estatal brasileña informó una pérdida de casi u$s7.200 millones el año pasado, de los cuales unos u$s2.100 fueron atribuidos a hechos de corrupción. El avance de la Justicia brasileña sobre los responsables de maniobras de fraude y lavado y el reconocimiento del verdadero rojo en el balance animaron a los inversores a reposicionarse en un papel muy castigado. En Wall Street repuntó 99% desde su valor mínimo del 13 de marzo, de 5,01 a 9,99 dólares. En Buenos Aires subió en ese lapso un 96,5 por ciento.

9) Se recupera el real. La cotización de la divisa brasileña es vital para el comercio exterior argentino, pues el socio del Mercosur es el principal demandante de exportaciones argentinas. Una mejora en la actividad económica del país vecino y un ajuste de la tasa de cambio que favorezca a la Argentina siempre potencian las ventas de manufacturas argentinas y contribuyen a reducir el déficit en el comercio bilateral. Basta mencionar que nueve de cada diez autos exportados por Argentina se dirigen a Brasil, que demanda la mitad de las unidades ensambladas en las terminales locales. Después de dos meses, el dólar cayó esta semana debajo de los 3 reales. La moneda brasileña se devaluó 10,1% respecto del dólar norteamericano en el transcurso de 2015, pero rebotó casi 6% en los últimos 30 días.

10) Wall Street, en positivo. Las ganancias de las acciones en los EEUU son un indicador favorable para la Argentina, pues son señal de que la Reserva Federal no apurará el incremento de tasas de referencia o bien comenzará a aplicarlo muy gradualmente. En 18.080 puntos, el Dow Jones de Industriales está cerca de su techo histórico de 18.288 enteros del pasado 2 de marzo, mientras que el Nasdaq tecnológico batió su récord el viernes. La suba de tasas es el principal fundamento que fortalece al dólar en el mundo, encarece el crédito internacional en esa moneda y deprime el precio de los commodities que Argentina exporta, por cuanto un extendido escenario de tipos de interés en torno al 0% es aún de provecho para las economías emergentes.

El campo reasume el protagonismo de la economía

Después de la devaluación de enero y la suba de tasas de interés, el Gobierno instauró un período de relativa estabilidad en el mercado de cambios, a la espera de la concentración de las liquidaciones de exportaciones del agro y sus industrias derivadas, que añadirá en el segundo trimestre del año una importante dosis de divisas para fortalecer las castigadas reservas del Banco Central.

“Con las últimas medidas en el mercado cambiario y con la política monetaria, el Gobierno ha ganado un período ‘ventana’ con una cuasi estabilización del mercado cambiario, que va a tener su hito cuando empiece el período de liquidación fuerte de la cosecha gruesa, especialmente la soja”, dijo Mariano Lamothe, gerente de Análisis Económico de Abeceb.com. Ya en febrero, las cerealeras cumplieron su compromiso con el Gobierno para liquidar unos u$s2.000 millones por exportaciones. Según informaron las entidades del sector, en febrero se rindieron u$s1.892 millones, correspondientes a ventas que se concretarán durante marzo en el caso de los granos y otras que se producirán hasta junio, en el caso de la exportación de aceites y harinas proteicas.

Hasta el 7 de marzo, el monto liquidado desde comienzos de año acumuló unos u$s3.203 millones, un 21,3% más que en el mismo lapso de 2013, explicado casi en totalidad por las mayores cantidades, pues los precios acompañaron poco. Por ejemplo, en el caso de la soja, las posiciones más negociadas muestran un repunte de cotizaciones del 11% frente al cierre del año pasado, pero los u$s521 por tonelada de este lunes contrastan con los u$s556 de un año atrás (-6,3%).

Varios indicadores permiten un margen para el optimismo respecto del aporte de agrodólares a la economía. Además de los precios sostenidos, la importante cosecha de soja esperada por la Argentina en la presente campaña, probablemente récord, hará necesario intensificar las liquidaciones en el corto plazo para aprovechar las buenas cotizaciones. El analista técnico Ruben Ullúa observó que los u$s535 por tonelada alcanzados el viernes para la postura mayo 2014 en el mercado de Chicago, su precio máximo del año, sugieren una zona de resistencia: “La soja cede posiciones y ello mantiene las chances de techo para el proceso de avance”. El tándem del dólar oficial a ocho pesos y una tasa de interés en torno al 30% anual facilitarán a su vez la reinversión en pesos de las ganancias de las exportaciones.

El ingeniero agrónomo Dante Romano, de Austral Agroperspectivas, no subestima la “volatilidad inmensa” que afecta al principal producto de exportación de la Argentina, pero destaca a la vez un contexto internacional que todavía ayuda al dinamismo del mercado de granos, debido a que “se sumó la inestabilidad de Ucrania, que es un oferente de primera línea en trigo y maíz”, mientras que los cultivos en EEUU “siguen deteriorándose por el clima frío y la baja humedad de los suelos”, como en el caso del trigo rojo en el invierno boreal.

En su reporte mensual de marzo, el Departamento de Agricultura de los EEUU mantuvo sin cambios sus estimaciones de producción de soja y maíz para la campaña argentina 2013/14 con 54 millones y 24 millones de toneladas, respectivamente. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires prevé 54,5 millones de toneladas de la oleaginosa y 23,5 millones de toneladas del cereal. Argentina es un jugador de peso mundial en la producción de alimentos: es líder en exportaciones de aceite de soja, con un 45% del mercado, y de harina de soja, con el 43 por ciento. Además, es segundo exportador mundial de maíz (16% del mercado) y tercero de porotos de soja (con un 8% del total).

Para dimensionar la contribución del campo en el fortalecimiento del perfil externo de la economía nacional, el Banco Central indicó que de los u$s75.250 millones ingresados en 2013 por el cobro de exportaciones de bienes, más de un tercio (u$s26.979 millones, un 35,9%), correspondieron a lo percibido por ventas de oleaginosas y cereales. Este año se mantendrá esa elevada proporción. “Un factor de relevancia es el ritmo de comercialización interna de soja, el cual fue significativamente más lento que en la campaña anterior, en un contexto de crecimiento de la producción de 23%”, subrayó la autoridad monetaria.

Por ello, Iván Barbero, analista del mercado granario, no desestima “una mayor devaluación a la anticipada por los privados” si las ventas no recuperan el ritmo esperado para sumar reservas internacionales al BCRA. “Considerando que los poco más de u$s27.500 millones con que cuenta en sus arcas están en el menor nivel desde septiembre de 2006, el timing con el cual evolucionan las ventas de soja juega un papel trascendental”, estimó. Queda claro que el mercado seguirá susceptible al movimiento de la tasa de cambio y los precios internacionales.

Diversos estudios económicos coinciden en estimaciones alentadoras para la llegada de divisas. Finsoport cuantificó en unos u$s31.000 millones los ingresos por ventas de granos y derivados, de los cuales unos u$s24.000 millones serán provistos por el complejo oleaginoso. El Estudio Bein & Asociados calculó en unos u$s34.445 millones la producción exportable del agro en 2014, con un aporte de u$s26.090 millones por la soja y sus subproductos.