Por ahora no hay fundamentos para crecer

Un viejo axioma de los operadores bursátiles sostiene que el mercado se adelanta a los acontecimientos de la economía real. Este comportamiento por lo general lleva a bruscas sobrerreacciones, tanto a la baja en momentos de pánico como al alza en la euforia, pues la irracionalidad no es ajena al movimiento de los precios de los activos, más allá de los análisis técnicos y fundamentales.

El derrumbe de los indicadores bursátiles en el mundo puede estar exagerado por esta conducta de manada. En el adverso inicio de año, todos venden a la par y arrastran a la baja incluso a los títulos de las compañías más consolidadas. Pero la tendencia es una señal contundente que no debe ser ignorada: la desaceleración de la economía en China, el desplome de los precios del petróleo, la contracción de la actividad en Brasil, la devaluación generalizada de las monedas emergentes contra el dólar o la soja cerca de los USD 300 por tonelada son datos concatenados y que de un modo u otro ponen límites a la proyección de la economía argentina para 2016.

En ese contexto, el índice Merval de acciones líderes de la Bolsa de Buenos Aires, que quedó en 10.020 puntos este viernes, acumula una pérdida de 29,3% desde el 20 de noviembre del año pasado, cuando alcanzó su máximo histórico de 14.173 puntos medido en pesos. Medida en dólares, la pérdida es 33%, desde los 970 puntos de noviembre a los 726 puntos hoy. Aquella rueda de negocios fue la última antes del ballotage del 22 de noviembre, que consagró presidente a Mauricio Macri, el candidato de Cambiemos que puso fin a 12 años y medio de gobierno del Frente para la Victoria. Aunque parezca una paradoja, el triunfo electoral del dirigente al que los agentes financieros ponderaron como más afín para el despegue bursátil cortó con la corriente alcista, sostenida en buena medida por la expectativa de cambio. Confirmado el nuevo ciclo político se pasó a una extendida toma de ganancias.

Sin embargo, la búsqueda de posiciones dolarizadas a la espera de una inminente devaluación, que se concretó luego del anuncio de la eliminación del “cepo” cambiario el 16 de diciembre, afectó a la Bolsa, aunque no benefició a los inversores, pues el salto del tipo de cambio fue inferior al previsto: el dólar paralelo, que cerró a $14,57 el último día con “cepo”, se puede adquirir hoy en bancos a 13,72 pesos.

El fuerte recorte de las cotizaciones en Bolsa disipa las apuestas por una economía en expansión este año. La baja responde también a lo que se espera en el exterior: el Dow Jones de Wall Street cayó 10% desde fines noviembre, con dudas sobre la solidez de la actividad norteamericana. La acción de YPF en Nueva York se sumergió en un canal bajista que consumió el 30% de su valor en dólares en los últimos tres meses. La petrolera estatal es la empresa más grande del país y una referencia para los fondos de inversión que quieren ingresar a la Argentina.

En el plano local, las medidas adoptadas por el Ministerio de Hacienda y Finanzas y el Banco Central en poco más de un mes tienden a la normalización de una economía minada por las incontables distorsiones que generaron los controles oficiales aplicados arbitrariamente por el gobierno anterior. Por ello, el panorama planteado por el ministro Alfonso de Prat Gay la semana pasada tuvo mucho tinte político y poco contenido técnico para prever el futuro cercano de nuestra economía.

Prat Gay resumió su objetivo en alcanzar “una convergencia gradual hacia la normalidad, atendiendo fundamentalmente a los que menos tienen, poniendo el foco en el crecimiento y ordenando el desorden que nos dejaron”. Pronosticó que la actividad tendrá un modesto crecimiento de entre 0,5 y 1 por ciento en 2016 y estimó que entre 2017 y 2019 la tasa de expansión será del orden de 4,5 por ciento. Ambas menciones dispensan optimismo si se asume  el dificultoso panorama global y los problemas domésticos. “Estos son los objetivos que nos planteamos y no es un programa”, aclaró en su extensa conferencia de prensa.

Entre otros puntos, el ministro admitió que el Gobierno impulsará la reducción “gradual” del déficit fiscal primario que demandará todo el período presidencial de Macri, para caer del actual 5,8% del PBI a un 0,3% en 2019. En el mismo sentido anticipó una disminución de la inflación del 27% anual de 2015 al 5% hacia el fin del mandato.

El ministro recordó que “el crecimiento per cápita en los últimos cuatro años ha sido casi cero” y confió en que para el segundo semestre del año “van a estar liberadas plenamente las fuerzas de creatividad, de productividad, las fuerzas del trabajo que estaban contenidas durante estos años, como para que la economía argentina crezca”. Apuntó que en el corto plazo será posible “reducir el déficit y la inflación al mismo tiempo que la economía crece”, aunque evitó consignar un desafío mayor: crecer en un mundo que se está desacelerando en forma brusca y desordenada.

Diciembre rojo para la Bolsa

La Bolsa de Comercio está digiriendo con dificultad todas las novedades locales y del exterior, y es la gran perdedora de este inicio de gestión de Mauricio Macri: el mercado de acciones acumuló una caída de 16,5% tras ocho sesiones consecutivas de pérdidas y redujo a 29% el alza promedio en lo que va de 2015, apenas encima de la inflación del año.

En los últimos días se sucedieron varias noticias que llevaron a los agentes bursátiles a una abrupta toma de ganancias, luego de que el mercado de acciones llegara a acumular beneficios en torno al 60% anual en pesos antes de la definición electoral del 22 de noviembre.

Desde el punto de vista local influyó el fuerte incremento de las tasas de interés hasta el 38% anual dispuesto por el Banco Central para sus colocaciones de deuda. También impactó la liberación del “cepo” cambiario, al convalidarse en libre flotación un dólar oficial por debajo de los 14 pesos, cotización que sorprendió a muchos operadores con expectativas de devaluación mayores.

Jorge Compagnucci, analista de Fénix Report, enfatizó que desde el punto de vista del circuito financiero “el dólar no subió, si no que bajó”, habida cuenta que la divisa en el mercado paralelo había alcanzado los 16 pesos en octubre pasado. “Para quienes somos del ‘palo’ de los mercados, el dólar en nuestro país bajo a niveles de agosto 2014. Si hubiese existido una verdadera devaluación del 40% en seco, hubiéramos tenido cierre por una semana en los comercios, sin ningún tipo de venta, y larguísimas colas en las estaciones de servicio”, consignó.

“Cuando ganó Macri, y el Merval alcanzó mi objetivo de 933 puntos medido en dólares, dije: el resultado del ballottage es señal de venta. En Argentina la tendencia y la suerte del país no pasan por quien gobierne, sino por el momento del ciclo económico y financiero global en que lo hace. Por eso el Merval ya está 20% abajo desde ese entonces”, agregó Compagnucci.

Al considerar el plano exterior, fue ineludible descontar en precios el proceso de reversión de tasas de la Reserva Federal de los EEUU, el desplome del petróleo a valores inéditos desde la crisis financiera y el mediocre desempeño de las economías emergentes, con la devaluación del real brasileño como estandarte. Compagnucci hizo foco en este frente externo: “La cosa es que salimos del cepo en el peor momento que podía ser, a diferencia de la convertibilidad que fue en el mejor. Por eso no tuvimos más crisis en el 2002 sino adecuación de precios”.

El descenso del crudo, que en USD 34 por barril en los EEUU y USD 36 en Europa ya sondea sus precios más bajos desde 2004, más la devaluación del real brasileño afectaron por partida doble a Petrobras Brasil, la compañía de mayor ponderación del índice Merval. Otros títulos ligados a la energía, como YPF y Tenaris, completaron el cuadro bajista para el referente líder.

Petrobras Brasil se desplomó 17,8% en Wall Street desde el 9 de diciembre, de 5 a 4,11 dólares. En Buenos Aires la baja acumulada en ocho ruedas fue de 22,5%, de 37,10 a 28,75 pesos. En el caso de YPF, la mayor compañía argentina, restó 5,1% en Nueva York (de 16,78 a 15,92 dólares) y 14,2% en el Merval (de 256 a 219,75 pesos) desde que asumió Macri.

A la vez es atinada la lectura de que las elevadas tasas de interés en Argentina, que le compiten a los futuros rendimientos de los activos, anticipan un enfriamiento económico para cumplir con la absorción de liquidez propia del objetivo antiinflacionario del nuevo Gobierno. “Con tasas altas, la Bolsa tiende a caer. Cuando el costo del dinero es muy caro la Bolsa históricamente cae: el dólar es el adversario, pero la tasa es la enemiga acérrima y está al acecho”, indicó Marcelo Trovato, de Pronóstico Bursátil, al referirse al salto de los rendimientos hasta la zona del 40% para los títulos emitidos por el Banco Central.

“Por otro lado, medido en dólares el Merval valía casi 1.000 puntos y ahora le toca la corrección lógica”, indicó Trovato a Desde la Bolsa en Directo. El 20 de noviembre último, previo a la consagración electoral de Macri en segunda vuelta, el Merval alcanzó los 14.173 puntos, que divididos por el “contado con liquidación” de entonces, a $14,63, dejó una valuación de 969 puntos en moneda norteamericana. “¿Van a crecer las empresas en el próximo año? Indudablemente que no, porque para crecer se necesita otro tipo de cambio y un plan integral, que hasta ahora el mercado no lo tiene, y está reaccionando en consecuencia: no debería sorprender que esté bajando”, afirmó el experto de Pronóstico Bursátil.

En lo inmediato el Gobierno capitaliza el cambio de humor de la sociedad: un dólar libre y calmo es un importante respaldo de corto plazo para las iniciativas del ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay y del presidente del BCRA Federico Sturzenegger, además de una incipiente muestra de confianza en la idoneidad de los cuadros técnicos incorporados a las dependencias económicas. Sin embargo, los agentes financieros manifiestan a través de los índices bursátiles su incertidumbre respecto de los graves problemas que todavía persisten en la macroeconomía (déficit fiscal, inflación, estancamiento de la actividad), aún cuando observan en Macri a un dirigente con intenciones de promover al mercado de capitales.

Tiro por la culata de la CNV que impulsó al dólar

En jornadas decisivas antes de las elecciones presidenciales el Gobierno decidió ajustar los controles sobre la plaza financiera con una desacertada medida que afectó a los Fondos Comunes de Inversión: la Comisión Nacional de Valores (CNV) estableció que las posiciones de activos en dólares en cartera se deben valuar al tipo de cambio oficial comprador del Banco Nación, hoy en 9,31 pesos, en lugar de la cotización bursátil del dólar, en torno a 14 pesos para el “contado con liquidación”.

El organismo que vela por “la transparencia de los mercados de valores y la correcta formación de precios” buscó forzar un desacople entre el precio de los activos y el valor de la cuota parte y, en lugar de proteger, perjudicó a los inversores al obligar a los fondos a desprenderse de los activos en dólares y así bajar las cotizaciones de la divisa en la operatoria bursátil e, indirectamente, en el mercado paralelo.

El ministro Axel Kicillof aseguró que la resolución fue una medida “muy chiquita” y “poco relevante”, y atribuyó el rechazo a la misma a “especuladores políticos tratando de sumar incertidumbre porque creen que se benefician cuando la gente piensa que está todo mal”. El efecto “diminuto” que describió el ministro es una duro ejemplo de cómo la impudencia y la impericia tienen consecuencias: las empresas cotizantes en la Bolsa porteña perdieron $117 mil millones en tres ruedas, según datos del Instituto Argentino de Mercado de Capitales.

La determinación de la CNV, que se evaluó en los despachos oficiales como un condicionamiento puntual sobre un segmento menor del mercado, golpeó a todos los activos. Fue una paradoja que el principal propósito del Gobierno -bajar la presión sobre el dólar-, se dio a la inversa y dañó más el ya deteriorado ánimo inversor. Un evidente “tiro por la culata” de los ejecutores de la política económica hasta el próximo 10 de diciembre.

En lugar de ceder, el dólar “blue” avanzó otro paso y quedó posicionado sobre los 16 pesos. Las cotizaciones implícitas en operaciones bursátiles, deprimidas en un principio por una ola de ventas de bonos públicos, rebotaron como un resorte y volvieron a situarse en los 14 pesos.

Se verificó así la premisa de que las valuaciones en los circuitos bursátil y cambiario evolucionan por la confianza y las expectativas y no por arbitrio de decretos y resoluciones administrativas. ¿Significa que el mercado se mueve en forma independiente de las decisiones oficiales? De ninguna manera: muchos de los números que hoy aporta el Gobierno son los fundamentos que marcar el pulso de las cotizaciones, como el déficit fiscal, nivel de reservas, emisión monetaria, rojo comercial, atraso cambiario, entre otros puntos débiles de la economía nacional.

Cifras del deterioro

Con los datos fiscales de julio conocidos la semana pasada, el déficit financiero de 2015 -posterior al pago de deuda- ascendió a $108.171 millones, un 181% más que los $38.468 millones del mismo período de 2014. Asimismo, el resultado primario reflejó un desequilibrio de $45.802 millones, cuando el año anterior acumulaba un modesto superávit de 2.970 millones. De enero a julio, los giros adicionales para financiar al Tesoro -provistos por el Banco Central, ANSeS y organismos descentralizados- totalizaron 65.595,8 millones de pesos.

Las reservas internacionales del BCRA, respaldo en divisas de los pesos en la economía, se sostienen en u$s33.300 millones por el aporte contable de yuanes equivalentes a unos u$s10.000 millones, producto del “swap” con el Banco Central de China. Según datos al 22 de septiembre, la Base Monetaria se sitúa en niveles récord de $535.125 millones (+39% interanual). Por cada dólar en reservas hay 16 pesos disponibles y esta relación se ampliará luego del desembolso de unos u$s6.000 millones por la cancelación del Boden 2015 el 3 de octubre.

En cuanto al saldo comercial, la vía casi exclusiva para proveer de divisas a la producción doméstica, el INDEC registró en su informe de Intercambio Comercial Argentino (ICA) un superávit acumulado a agosto de apenas USD1.487 millones, un 70% menos que en el mismo período de 2014. Sin embargo, el propio ente estadístico reconoció en su Base Usuaria un déficit comercial USD1.250 millones en los primeros ocho meses de 2015, resultado negativo sin precedentes desde 2001, antes del colapso de la convertibilidad.

El atraso cambiario es el rezago del ritmo de aumento del tipo de cambio respecto de la inflación, que orada la competitividad y el empleo debido al aumento de los costos internos, tanto en pesos como en dólares. En el recorrido de 2015 el dólar oficial subió 10%; el “blue”, un 14,3%; el índice Merval, un 14,2%, mientras que la inflación minorista acumuló un 18,3%, según datos del sitio Inflación Verdadera. En la comparación interanual, el dólar paralelo se incrementó apenas 2% desde los $15,75 del 25 de septiembre de 2014, el dólar oficial aumentó 11,5%, el Merval cayó 19,4%, y la inflación acumulada se aproximó a 27% (26,5% según Inflación Verdadera, 26,6% para la Inflación “Congreso”).

Merval: récord y resistencia

La Bolsa de Buenos Aires exhibe en el 2015 extraordinarias cifras ganadoras y es una de las que más sube en el mundo. El mercado local capturó los beneficios de las expectativas por eventuales cambios políticos en las próximas elecciones, así como las altas tasas de retorno que ofrece la Argentina a los inversores, ante las necesidades de financiamiento del sector público. A su vez, la inflación doméstica y la reciente recuperación del petróleo contribuyeron a motorizar esta estampida en las valuaciones.

La semana pasada, el índice Merval alcanzó un récord histórico intradiario en torno a los 12.600 puntos, apuntalado por los precios internacionales del crudo, en un segundo trimestre del año en el que el este commodity lleva las riendas del mercado, debido a que determina el valor de las empresas de mayor ponderación en el panel: Petrobras Brasil, YPF y Tenaris (proveedor global de tubos sin costura para esta industria).

El panel líder acumula una ganancia promedio en pesos de 42,3% en 2015, desde los 8.579 puntos del cierre de 2014 a los actuales 12.205 puntos. Con una suba del dólar oficial de sólo 4,4% en el año, desde 8,5525 a 8,9275 pesos en el mercado mayorista, la inversión en acciones permitió beneficios cercanos al 40% en dólares en menos de cinco meses. Medido en moneda norteamericana, al dividir la puntuación del Merval por el tipo de cambio implícito en la operatoria bursátil (“contado con liquidación”, hoy a $12,07), el panel líder se afirma en un máximo histórico superior a los 1.000 puntos.

Con heterogeneidad, esa evolución se percibe en las cotizaciones de las acciones argentinas en Wall Street, negociadas a través de certificados ADR (sigla en inglés de American Depositary Receipt). Grupo Financiero Galicia acumuló ganancias de 33% en Nueva York durante 2015; YPF subió 13,9%; Edenor, 59,3%, y Pampa Energía, un 63,4 por ciento. Banco Francés (+35,3%), Banco Macro (+22,8%) y la brasileña Petrobras (+33,4%) también subieron con fuerza, mientras que Tenaris y Telecom apenas se mantuvieron en zona positiva en el año.

Esta inigualable capitalización producida en poco más de cuatro meses y la actual estabilización del barril de crudo en u$s60 pusieron cierto límite al rally alcista del Merval en esos 12.600 puntos que también sondeó en septiembre pasado. Si hubo un fuerte posicionamiento en activos argentinos en el último año, ahora es momento para la cautela o, al menos, una pausa selectiva, pues no hay números macroeconómicos que susciten semejante progreso en el valor de las compañías cotizantes, más cuando el desenlace de los comicios presidenciales y las directrices económicas del año próximo son todavía una incógnita.

El Gobierno procuró en el año electoral una estabilidad inducida para el dólar, que direccionó un elevado volumen de pesos a las acciones y los bonos. Por eso, la caída a la mitad del monto operado en las últimas jornadas es reflejo del actual período de prudencia. La elevada inflación fue otro condicionante que apuntaló la secuencia de escalada de precios de los activos, buscados como refugio de valor. La Bolsa respondió a este proceso inflacionario con un salto de cotizaciones, pero éste no reemplaza los fundamentos reales.

Los agentes de la plaza porteña también supieron aprovechar la novedad del endeudamiento en moneda extranjera encarado simultáneamente por el Tesoro nacional, YPF y el Banco Central, con el Bonar 2024, la emisión de Obligaciones Negociables y el “swap” con el Banco Central de China, respectivamente. A cambio de una elevada tasa cercana al 9% anual, estas instituciones estatales captaron en los últimos seis meses el equivalente a unos 8.000 millones de dólares. Los operadores observan en esta inyección de liquidez un flujo imprescindible para sostener importaciones y darle dinamismo a la actividad económica que, en el mismo sentido, revitalizarán las ganancias corporativas.

El Merval petrolero quiebra todos los récords

Después de rendimientos espectaculares en los últimos dos años, la Bolsa porteña continúa cosechando ganancias. Los analistas financieros destacan que el mercado accionario argentino está motivado por expectativas de cambio en el manejo de la economía después de las elecciones, con políticas que facilitarán el ingreso de capitales al país y alimentarán en forma directa o indirecta la operatoria bursátil.

En este pronunciado repunte de precios, el índice Merval ostenta en estos días marcas históricas muy altas, pues además de los registros nominales en pesos en torno a los 12.000 puntos (próximos al máximo de 12.593 puntos del 23 de septiembre de 2014), el panel que replica el comportamiento de las cotizantes más negociadas quebró barreras en la medición en dólares.

Las marcas máximas se dieron a principios de 1992, cuando el Merval alcanzó los 900 puntos (en pesos y dólares a la par, durante la convertibilidad), y el 20 de enero de 2011, cuando tocó los 920 puntos en dólares (3.664 puntos en la medición en pesos, divididos por un dólar de $3,983). Esta proyección fue claramente superada en 2015: al día de hoy es de 988 puntos (11.920 puntos de Merval divididos por un dólar “contado con liquidación” de $12,06).

Hay variadas razones para esta ganancia. Coincidieron en los últimos días una nueva composición del panel líder, con predominio petrolero, el retroceso reciente del dólar frente a otras divisas como el real brasileño y el euro, la depreciación real del dólar en la Argentina (subió menos que la inflación) y, por supuesto, las expectativas pro-mercado que se depositan en la próxima administración.

Hace tiempo que la Bolsa gana la carrera inversora: en 2013 el Merval trepó 89% en pesos y 42% en dólares (comparado con el “blue”), mientras que en 2014 ascendió 59% en pesos, un 20% más que el dólar informal. En el corriente año, el índice Merval lleva ganado en promedio un 38,9% en pesos y un 35% en dólares, debido a la lentitud con la que sube la divisa en el mercado mayorista, bajo intervención del Banco Central. En el breve recorrido de 2015, el dólar mayorista avanzó un exiguo 3,7%, de 8,5525 a 8,8675 pesos.

Corrimiento hacia acciones más retrasadas

En la plaza bursátil se detectó en la última semana un importante movimiento de fondos que inclinó los precios entre sectores. Mientras que los títulos de los bancos registraron bajas, aquellos ligados al petróleo subieron con fuerza, por el arrastre de la recuperación del precio del crudo. Las acciones de Grupo Financiero Galicia, Banco Macro y Banco Francés habían tomado ventaja en el rally alcista, pues la valuación bursátil de los bancos se fortaleció con el alza de los bonos soberanos. En las últimas semanas, de la mano de la apreciación del petróleo, fueron las acciones del sector energético las predilectas de los fondos de inversión y los bancos cedieron posiciones.

En el primer trimestre de 2015 las entidades financieras fueron activos “estrella” del mercado. Grupo Financiero Galicia ganó en pesos 56,7% (de 18,50 a 29 pesos); Banco Macro, un 49,3% (de 49,50 a 69,95 pesos), mientras que Banco Francés sumó 52,2% (de 53,20 a 81,50 pesos). En ese mismo lapso, las principales empresas cotizantes ligadas al rubro petrolero brindaron resultados muy pobres: Petrobras restó 15,8% (de 44,10 a 37,15 pesos); YPF avanzó 5,2% (de 315 a 331,50 pesos), mientras que Tenaris resignó un 6,2% (de 182 a 169,80 pesos). Impactó a su vez en Petrobras y Tenaris la caída del real y el euro, respectivamente.

La recuperación del barril de petróleo en las últimas semanas apoyó el salto ganador del Merval, que desde abril se perfiló como un panel petrolero: entre Petrobras Brasil (22,63%), YPF (19,25%) y Tenaris (10,99%) concentran el 53% de la ponderación del indicador de referencia de la Bolsa.

En el último mes, desde el 17 de marzo pasado, el barril de Texas ascendió en Nueva York un 28 por ciento. En ese período, Petrobras Brasil ganó 60,3% (de 32,60 a 52,25 pesos), YPF avanzó 7,1% (de 337,50 a 361,50 pesos) y Tenaris subió 19,4% (de 159,95 a 191 pesos). Para los bancos el escenario se revirtió: Grupo Galicia cayó 13,8% (de 30,90 a 26,65 pesos); Banco Macro perdió 16,2% (78,80 a 66 pesos) y Banco Francés cedió 9,9% (de 90,50 a 81,50 pesos).

En la Bolsa de Comercio también los volúmenes operados en acciones tuvieron un crecimiento por encima de los 300 millones de pesos diarios, que dan consistencia a este cambio de portafolios. También incide en el reposicionamiento de carteras la búsqueda de activos respaldados en moneda extranjera, ante las dudas que genera un peso sostenido por intervenciones oficiales, en una coyuntura de inflación en torno al 30% anual.

La salida del “riesgo argentino” se cursó en las últimas jornadas a través de Petrobras y Tenaris, muy utilizadas para fugar capitales a través de la operatoria “contado con liquidación”. Ambas cotizantes son extranjeras, una con sede en Brasil y la otra en Luxemburgo, motivo por el cual están sujetas a la evolución de las divisas de aquellos países, el real y el euro, respectivamente. Esta condición es considerada como una cobertura ante vaivenes locales en un año de recambio presidencial, más cuando se especula con una fuerte devaluación del peso en los próximos meses.

De todos modos hay que enfatizar el “riesgo externo” para estos papeles, por la variación de precios de las divisas internacionales, la imprevisibilidad de los precios del petróleo y la inestabilidad política. En Brasil se desconoce aún el alcance que tendrá la investigación del escándalo por corrupción en Petrobras. De hecho, esta acción, uno de los ADR más negociados en el mundo, rebotó en marzo desde sus valores más bajos en 12 años. La estatal brasileña adelantó que planea recortar sus inversiones un 20% en su plan de negocios para 2015-2019. También se espera con suma tensión el balance auditado de la compañía, previsto para el 22 de abril, una fecha “bisagra” que puede dar nuevo impulso a los negocios bursátiles o detonar una decidida toma de beneficios.

La soja se acopla al retroceso del petróleo

El indicador que marcó la directriz de los mercados en los últimos meses fue sin duda el precio del petróleo. Una guerra tácita entre los países tradicionalmente productores de crudo, encabezados por Arabia Saudita, y aquellos que apostaron fuerte por el desarrollo de recursos no convencionales, como los EEUU, generó un excedente en la producción de hidrocarburos que motivó que las cotizaciones se desplomaran en forma deliberada a instancias de la OPEP.

Desde que comenzó el año, el barril de crudo en los EEUU retrocede un 14,8%, hasta los u$s46,07, un precio que no se registraba desde el 20 de abril de 2009, cuando aún golpeaba con fuerza la crisis financiera global de la década pasada. Para los gigantes del sector es un trámite duro de atravesar: Chevron, socio de YPF en Vaca Muerta, cede 5,6% en enero, y Exxon Mobil, un 3 por ciento. La brasileña Petrobras, con conflictos propios por denuncias de corrupción, se hunde 10% en enero, a u$s6,57 por acción, su precio más bajo en casi 11 años. YPF cayó aún más que sus competidores: un 11,7%, a u$s23,37 por acción. Hace tres años, antes de la estatización de la compañía más grande de la Argentina, la acción se negociaba en Wall Street a 39 dólares.

A YPF la afecta además que un fracking menos rentable archiva temporalmente los proyectos de explotación en el reservorio de Vaca Muerta en la Argentina, aún cuando abarata las importaciones de gas de las que depende el país, deficitario en materia energética. El campo neuquino requiere unos u$s150.000 millones para desarrollarse en los próximos diez años. Son inversiones de largo plazo, provistas de dólares que ingresan del exterior y que precisan la actividad en conjunto con grandes multinacionales. Los expertos consideran que un barril debajo de los u$s80 impide que la explotación de shale en Argentina sea rentable. Hace sólo seis meses se negociaba por encima de u$s100 el barril.

En la evolución del índice Merval de la Bolsa de Comercio porteña el desempeño del petróleo es también el rector del movimiento de las cotizaciones, debido a que YPF, Petrobras Brasil y Tenaris, tres compañías ligadas al rubro energético, concentran la mitad de la operatoria local en acciones. Así, un declive del crudo también arrastra a la baja al valor de los activos financieros y la valuación de las empresas nacionales.

En forma indirecta, el descenso de los precios internacionales de la energía es un factor de presión a la baja para los productos agrícolas, a través del recorte de cotizaciones de los biocombustibles. En el mismo sentido incide un fortalecimiento global del dólar, que debilita a los commodities valuados en moneda norteamericana. El mercado de granos es crucial para la Argentina por su potencial exportador: un tercio de las ventas externas del país se reduce a soja, maíz, trigo y productos derivados. Las cerealeras y la agroindustria liquidaron por exportaciones más de u$s24.000 millones en 2014.

Este lunes, el Departamento de Agricultura de los EEUU (USDA) adelantó que aquel país producirá 108 millones de toneladas de soja y otras 284 millones de toneladas de maíz, un volumen superior al previsto. En tanto, la producción de Brasil será de 75 millones de toneladas de maíz y 95 millones de soja. Tras este informe, que vaticina rendimientos máximos en el sur y el norte de América, los precios de la oleaginosa recortaron un abrupto 3,4%, a u$s373,32 por tonelada para los contratos a marzo. Ya en 2014, el principal producto de exportación de la Argentina había perdido un 22,4 por ciento.

Para nuestro país, el tercer mayor proveedor internacional de soja, el cuarto de maíz y uno de los más importantes exportadores de trigo, el USDA mantuvo firmes sus pronósticos para la campaña de 2014/2015. Se espera una cosecha de 55,5 millones de toneladas de soja, 22,5 millones de maíz y una zafra de 12 millones de toneladas de trigo. Argentina también es el principal exportador de harinas y aceites de soja.

El analista Manuel Alvarado Ledesma señaló en Agrositio que “al estar valuados en dólares, los granos han pasado a ser más caros para los importadores y su capacidad de compra ha disminuido”, en un marco de “sobreoferta derivada de las buenas condiciones climáticas básicamente registradas en el gran productor del mundo. Nos referimos a EEUU”. En el caso de la producción agrícola, la “sobreoferta” no es voluntaria, está expuesta a incidencias climáticas, no es un mercado “cartelizado” como el de hidrocarburos y las áreas destinadas a siembra se determinan varios meses antes, en función de las cotizaciones pasadas y las volátiles expectativas de ganancia que pueda ofrecer cada cultivo.

Como síntesis, los importantes rindes agrícolas neutralizan, por el descenso de precios, la posibilidad de expandir el ingreso de dólares por esta vía, mientras que la caída del crudo, si bien alivia la salida de divisas por el déficit energético, también restringe la llegada de fondos como inversión extranjera directa, cuando el país está ávido de financiamiento y no cuenta con acceso efectivo a los mercados de deuda.

Un mes de bruscos sobresaltos financieros

En el plano económico, la novedad sobresaliente del pasado octubre fue el reemplazo de Juan Carlos Fábrega por Alejandro Vanoli en la conducción del Banco Central. Este nombramiento tuvo decisivas derivaciones: el ajuste de los controles sobre el mercado y los gestos contundentes para disuadir a los referentes de la plaza financiera que buscaban el refugio del dólar. Éstos últimos optaron por desarmar posiciones, con relativo éxito para frenar la escalada del precio de la divisa. Si esta presión permite un forzado triunfo al Gobierno, trae duras consecuencias, como el exacerbado el “cepo” a las importaciones y una continuidad sin plazo para la recesión. El propio INDEC reconoció que la producción industrial acumuló 14 meses de retroceso interanual.

Inspecciones rigurosas, como el publicitado allanamiento a la sociedad de bolsa Arpenta, y la advertencia del titular del BCRA acerca de que se investigará si hay maniobras de lavado de dinero en las operaciones de “contado con liquidación” fueron ejemplos de las movidas oficiales que desactivaron la dolarización de carteras a través de operaciones bursátiles formales. Cayó el volumen negociado en la Bolsa y el índice Merval perdió en promedio un 12,2% en octubre.

En el mismo sentido, también se recortó con fuerza el precio implícito del dólar en transacciones financieras, al dividir las cotizaciones en pesos en la Bolsa porteña por los precios en dólares en Wall Street. El “contado con liqui” se desplomó 12% (de $14,93 a $13,14), el dólar MEP cayó 12,6% (de $15,26 a $13,34) y el dólar “blue” perdió 9,1% (de $15,72 a $14,28).

El descenso del dólar informal tuvo cierto sustento si se observa la relación de “convertibilidad” entre la Base Monetaria ($396.113 millones) y las reservas (u$s27.402 millones), con datos actualizados por el BCRA al 23 de octubre, que resulta en un dólar teórico de $14,45, más cercano al valor actual del “blue” que de los casi 16 pesos del 24 de septiembre pasado. El atraso cambiario parece ser un baluarte del esquema económico: el dólar mayorista terminó el mes en $8,5025, con una suba de apenas 0,9%, la mitad que la inflación real, desde los $8,4275 del final de septiembre.

Sobre el cierre del mes, el Banco Central activó el swap con China y sumó unos u$s800 millones a las reservas, a las que hay que añadir unos u$s200 millones adquiridos en el mercado mayorista, donde la autoridad monetaria monopoliza las compras, a expensas de los importadores. Así, el ente emisor logró un modesto éxito: terminar octubre con un saldo positivo de u$s237 millones para los activos internacionales, en u$s28.103 millones, aún con la efectivización récord de divisas para atesoramiento y turismo por un total de 485 millones de dólares. Hay que recordar que por el default “selectivo”, el BCRA todavía contabiliza u$s700 millones de intereses de bonos Discount y Par, cuyo desembolso fue bloqueado por el juez Thomas Griesa.

De todos modos, hay que resaltar las muy buenas noticias desde el frente externo. Por una parte, los precios de la soja rebotaron desde sus pisos del año y recuperaron un 14% en el mes. Los granos y sus derivados aportan más de un tercio de las exportaciones argentinas y las mejores cotizaciones en el exterior alientan mayores liquidaciones de divisas.

A la vez, se consolidó el descenso del precio del petróleo, que permitirá a la Argentina estabilizar en 2014 el déficit en materia energética, que había trepado en todo 2013 a unos 6.500 millones de dólares. El barril de crudo de Texas se situó apenas sobre u$s80 el barril y desde enero cedió 18%, mientras que la variedad Brent, que se negocia en Londres, perdió alrededor de 25% en el año.

Según el Balance Cambiario del BCRA correspondiente al tercer trimestre del año, en el lapso julio-septiembre los pagos de importaciones de las empresas vinculadas al sector energético bajaron un 7% o u$s258 millones frente al mismo período de 2013. Si bien entre enero y septiembre las compras de energía al exterior se mantuvieron por encima del año anterior (u$s10.800 millones frente a u$s9.722 millones), la tendencia es declinante por el efecto conjunto de la recesión local y la baja de precios internacionales.

La conclusión que dejó octubre es la de una cierta tregua financiera en un país aquejado por el estancamiento, el default y la carencia de crédito. Es un poco de aire fresco para una política económica agotada, que tiene como único objetivo pagar el menor costo político posible para llegar al cambio de mando en diciembre de 2015, a costa de postergar esfuerzos contra los problemas de base acumulados desde la intervención del INDEC para encubrir la inflación, el atraso cambiario que nació a la sombra de “crisis del campo” de 2008 y el camino sin retorno a la recesión que significó el “cepo” al dólar desde 2011.

El mes de la “dolarización”

En un difícil año para la economía, el mes de septiembre será recordado por la profundización del default y la declaración de desacato en los tribunales de los EEUU. También por cifras para el asombro en el plano financiero debido a la revalorización de activos, como resultado de la creciente incertidumbre que motorizó los negocios, a falta de fundamentos positivos.

La Bolsa de Comercio local es la plaza que más ganancias obtuvo en el año en todo el mundo. La búsqueda de cobertura ante una inflación persistente y el riesgo de una devaluación brusca que muchos operadores anticipan intensificó las posiciones dolarizadas en acciones y títulos públicos, pues empresas y grandes inversores se valieron del canal financiero para acceder a divisas.

Para las transacciones que se efectivizan en el exterior, es decir el dólar “contado con liquidación” o “cable”, el tipo de cambio implícito finalizó en $14,93, con un incremento de 15,6% en septiembre. Para las operaciones que se cierran en el mercado interno con títulos públicos, es decir el dólar “bolsa” o MEP (Medio Electrónico de Pago), la cotización finalizó en $15,26 y un alza mensual del 17,1 por ciento.

“En el plano doméstico, la escena estuvo nuevamente dominada por el conflicto con los holdouts, que motivó a los inversores a acentuar la dolarización de las carteras, elevando el tipo de cambio implícito en las cotizaciones de los activos financieros. Ley de pago soberano, cambios de jurisdicción y desacato incrementaron el grado de incertidumbre”, sintetizó un informe de Tavelli Sociedad de Bolsa.

Para el ahorrista común, la salida del dólar “blue” fue una alternativa cara. El billete subió un 11,9% en septiembre, a $15,72 en el mercado paralelo, y acumuló un incremento del 56,6% en nueve meses de 2014, el doble que el 29% que subió el dólar oficial en el mercado mayorista, ahora en 8,4275 pesos.

La brecha cambiaria cercana al 90% también activo la avidez por acceder al cupo de dólares para atesoramiento permitido por la AFIP. La divisa acumuló compras récord en septiembre por u$s376,6 millones, mientras que las operaciones minoristas efectivizadas este año para ahorro y turismo sumaron 2.073,1 millones de dólares. La huida del peso hacia el dólar es incentivada por el atraso perceptible de la cotización oficial, que subió apenas 0,2% en el último mes, contra una inflación que multiplicó por diez ese porcentaje.

El índice Merval de la Bolsa porteña se lució con un repunte promedio de 27,8% en el mes, ascenso que se trasladó a los bonos soberanos, especialmente los nominados en divisas. Aluar subió 68,4% en septiembre y anotó la mayor ganancia mensual entre las líderes, seguido por Siderar (+46,3%), Pampa Energía (+41,5%), Banco Francés (+39,5%) e YPF (+32,2%). En el panel general, Transener escaló 84,2% y Banco Patagonia, 80,1 por ciento.

El default “selectivo” cumplió dos meses, luego de que el 30 de julio caducaran los 30 días de plazo para cancelar intereses de bonos Discount en dólares bajo legislación extranjera, giro que bloqueó el juez Griesa. Sin embargo, el apetito por el dólar superó todos los temores y estos títulos ganaron un contundente 27,4% en septiembre. Otras emisiones que pagan capital e intereses en divisas se apreciaron con fuerza en el mercado secundario: el Bonar 2017 sumó 20,5% y el Boden 2015, un 14,20 por ciento.

A los mediocres resultados macroeconómicos de la Argentina, la soja les aportó el dato más preocupante: en el mes, el contrato más negociado retrocedió 11,2%, a u$s335,54 por tonelada, el precio más bajo en cuatro años y medio. Desde enero, el principal producto de exportación de la Argentina perdió 30,4 por ciento.

En ese contexto de una reducida liquidación de exportaciones del agro se comprende mejor por qué retornó con fuerza el proceso de declive de las reservas del Banco Central, que en u$s27.914 millones cayeron u$s706 millones en septiembre, aún con pagos de deuda que no se están haciendo efectivos. En 2014 las tenencias internacionales de la entidad ceden 8,8% ó 2.685 millones de dólares.

La Bolsa argentina es la que más sube en el mundo

Llama la atención que el Merval de la Bolsa porteña sostenga una progresión alcista tan pronunciada cuando en el corto plazo amenaza el irresuelto conflicto judicial con los holdouts en los EEUU. Dentro de dos semanas, el próximo 30 de julio, la Argentina reincidirá en un default si no consigue cumplir con los vencimientos de deuda de bonos Discount, cuyo plazo de gracia concluye en esa fecha.

El Gobierno confía en que el juez Thomas Giresa acceda a restituir el “stay”, es decir, la medida cautelar que posibilite depositar los fondos a los acreedores que sí aceptaron reestructurar sus tenencias de bonos en 2005 y 2010, mientras continúa la negociación con los fondos especulativos que litigaron contra la Argentina. La incertidumbre es alta y las posibilidades de un acuerdo, dificultosas ante la vigencia de la cláusula RUFO (Rights Upon Future Offers o Derechos Sobre Futuras Ofertas) que puede abrir un nuevo frente judicial con quienes aceptaron el canje.

“El Gobierno hizo en los últimos seis meses todo lo que no hizo en cinco años: resolvió todos los temas pendientes, demostró voluntad de pago, se acercó a los organismos internacionales, mejoró la relación con el FMI, le paga al Club de París. La única solución para esta decisión de la Justicia norteamericana es sentarse a tratar de acordar un poco menos de monto y pagar con bonos en los términos de la sentencia”, definió el economista Dante Sica, de Abeceb.com.

¿Qué entusiasma entonces a los operadores del mercado de acciones local? Probablemente la convicción de que se cerrará un acuerdo con los acreedores este mes, lo que despejaría el último obstáculo que tiene la Argentina para acceder a financiamiento externo a tasas razonables –en torno al 8% anual- y la tentación de observar precios para las empresas locales todavía retrasados cuando se los convierte de pesos a dólares.

La Bolsa viene con envión alcista desde las elecciones legislativas de octubre último, pues anticipa un cambio de ciclo político a partir de 2016, con una futura administración nacional más “amigable” para el sector financiero, aún sin saber quién la representará en los cargos públicos. Además, los agentes de la plaza, ávidos de indicios que permitan prever la evolución futura de los activos, tomaron muy en serio las palabras de Cristina Kirchner durante el acto por el Día de la Bandera en Rosario, el pasado 20 de junio, en especial porque reforzaron ese consenso de “bull market”.

“Que nadie se equivoque, nosotros queremos cumplir con el 100% de los acreedores. Sólo pedimos que nos generen condiciones de negociación justas”, remarcó la jefa de Estado. Y expresó: “Los argentinos queremos negociar. ¿Y saben por qué tengo la obligación de negociar? Porque soy una Presidente responsable y voy hacerlo en el marco de la Constitución y de las leyes”. Pasó menos de un mes desde entonces: el Merval de acciones líderes progresó 20,3% (desde 7.347 a 8.840 puntos), un rendimiento sin equivalencia en otros mercados.

En el transcurso del año, el principal indicador de la Bolsa porteña gana en pesos un 65%, más de tres veces la inflación real. Y aún descontándole el 25% que tuvo como apreciación el dólar, la ganancia del promedio líder en moneda dura multiplica los rendimientos de cualquier mercado del mundo. Para tener una idea, el Dow Jones de Wall Street avanza en 2014 un 2,9%; el S&P500, un 7%; el Bovespa brasileño, un 8,2%, y el Ibex español, un 8 por ciento. El Merval también duplica a otras plazas financieras emergentes como Turquía (+17,1%), India (+18,1%) o Egipto (+25,3%).

El analista técnico Jorge Fedio, de Clave Bursátil, estima que se aproxima para las acciones “una suba vibrante y espectacular con precio y volumen, que hoy descuenta que no hay default, y que tiene la mira en el 2015 como prioridad. La foto del 2014 ya le importa poco, sí son los cambios a lo que apuesta. Vale decir, es caja de resonancia de lo que está por venir, no de lo que está pasando”.

Por ese motivo es comprensible que los actores del mercado ignoren, no sin audacia, un presente macroeconómico recesivo, escasez en los ingresos fiscales por una sorpresiva caída de 10% en el precio de la soja, y una probable devaluación extra para el peso argentino antes de diciembre, mientras que la Argentina se consagra “subcampeona mundial” en inflación, detrás de Venezuela, como grafica el economista José Luis Espert. Sucede que en un escenario de corto plazo más negativo que el actual, que prescinda de un acuerdo con los holdouts hasta 2015, las acciones pueden ofrecer una oportunidad de refugio y sacar aún más ventaja. “Cuando se larga la carrera inflación-dólar-Bolsa, la que inexorablemente siempre la gana es la Bolsa”, sentencia Jorge Fedio.

El mundo todavía ayuda

La profundización del déficit fiscal y la estabilización de la inflación un peldaño por encima de la de 2013 agregan tensión a una coyuntura local que impide ver que este año las condiciones financieras internacionales aún colaboran para que el desempeño económico de la Argentina se rectifique. Es tan cierto que la sequía de divisas, la escasez de inversiones y la atrofia del crédito empantanan el crecimiento, como que estos condicionantes no son impuestos por el exterior, sino un daño autoinfligido por las políticas de Gobierno.

Una prueba de que el mundo no se “nos cayó encima” la da el complejo cerealero oleaginoso, con cifras alentadoras en términos de producción y exportaciones, para atenuar un año que será el más duro para la economía argentina desde la salida de la convertibilidad. Los contratos de la soja para entregar en mayo, cuando la cosecha gruesa estará a pleno, se situaron en u$s537,34 por tonelada, cerca del precio máximo del año (en u$s545 la semana pasada) y en un destacado nivel en términos históricos.

Las cerealeras y procesadoras de granos informaron hasta el viernes 4 de abril un monto liquidado por exportaciones de u$s5.055 millones desde que arrancó el año, una cifra cercana al récord de 2011 para el mismo período, cuando también acompañaron las elevadas cotizaciones de materias primas con una cosecha por encima de las 100 millones de toneladas.

Las bolsas de cereales locales mantienen una estimación récord de 54,5 millones de toneladas de soja para la campaña 2013/2014, y de 24 millones de toneladas para el maíz. La producción agrícola y sus derivados representan el 36% de las exportaciones totales del país: Argentina es líder mundial en ventas de aceite de soja (45% del mercado global), harina de soja (43% del total), es el segundo exportador mundial de maíz (16% del mercado) y tercero de porotos de soja (8%).

El sector financiero, por su lado, hace negocios en base a expectativas futuras que se imponen sobre las señales de un presente desbordado de dudas e improvisación. Y en este caso, la evaluación a 24 meses es favorable para la Argentina, con un cambio de administración mediante. Fruto de esta visión, el índice Merval gana 19,5% en el año, medido en pesos, desde los 5.391 puntos del cierre de 2013 a los 6.444 puntos hoy.

Desde que inició el año, el dólar “contado con liquidación”, que resulta de dividir el precio de las acciones y bonos en el mercado local por su valuación en el exterior, subió 11%, desde los $8,88 a los $9,86, comparación que permite inferir que los activos de la Bolsa argentina no sólo no se depreciaron en dólares, sino que ganaron en promedio un 8,5% en divisas en poco más de tres meses. En el mismo lapso, el Dow Jones de Wall Street cayó 2%, desde los 16.576 puntos del 31 de diciembre a los actuales 16.245 enteros.

También fue importante el retroceso del llamado “riesgo país”, es decir, el diferencial que calcula la banca JP Morgan entre el rendimiento de los bonos del Tesoro de los EEUU y sus similares emergentes, que desde marzo mostró una caída de 15% para la Argentina, para alcanzar los 760 puntos básicos, la sobretasa más baja desde el 1° de septiembre de 2011, cuando se situaba en 757 enteros. Quiere decir que la deuda argentina redujo a 7,6% el rendimiento extra que está obligada a ofrecer para obtener financiamiento en el exterior. Es verdad que es elevada en la comparación regional, pero ya posibilita las colocaciones de deuda corporativa, como fue el caso de YPF, a tasas de un dígito.

En los últimos días se sumó otro indicador positivo para la Argentina. El real brasileño tuvo una neta apreciación contra el dólar en las últimas tres semanas. La divisa norteamericana, que se negociaba a 2,36 reales a comienzos de año, desciende ahora un 5,9% en el recorrido anual, a 2,22 reales del lunes. Como Brasil es el principal destino de las exportaciones argentinas, la revalorización de su divisa mejora la competitividad de los productos nacionales en cuanto a precio: otra mano tendida para apuntalar los débiles ingresos que presenta el comercio exterior en 2014.