Acuerdo de precios no es igual a plan de estabilización

Retorna una política de amplia tradición en la Argentina y puede identificarse el plan de estabilización de Perón y Gómez Morales en 1952 como el primer intento sistemático de intervención sistemática en precios. Con fuertes controles (no acuerdos) más prudencia fiscal y monetaria y, créase o no, firma de convenios colectivos válidos por dos años se logró bajar el IPC del 38,8% en 1952 al 4,0% en 1953 y al 3,8% en 1954. Junto al de Krieger Vasena en 1967, en este caso con acuerdo de precios, son los dos planes de estabilización más exitosos de la historia argentina, por el dígito bajo de inflación alcanzado, por su duración y por haber acumulado pocas distorsiones como herencia envenenada para el siguiente gobierno. Distinto fue el caso de los planes de Cámpora y Perón con Gelbard en 1973 y de Alfonsín con Sourrouille en 1985, cuyo mal final se debió a una combinación de relajación monetaria y/o fiscal y circunstancias externas adversas, con caída de precios de commodities en ambos casos y un duro frente financiero en el segundo. En ambas oportunidades se produjeron fuertes saltos inflacionarios posteriores.

Hoy nos encontramos, hasta el momento, con sólo uno de los ingredientes de los planes de estabilización exitosos del pasado, un acuerdo de precios fijos, limitado a sólo dos meses y a los grandes supermercados y los comercios de electrodomésticos. Los acuerdos de precios son necesarios para estabilizar inflaciones altas como la nuestra, para coordinar expectativas y lograr que las variables se ajusten en base a la inflación futura logrando que los agentes económicos crean que la inflación cederá. Pero muy poco puede aspirarse a estabilizar hoy con un Banco Central que sigue emitiendo a más del 33% anual (llegó hasta el 38% el año pasado), la circulación monetaria creciendo 35% y  el déficit fiscal superando el 3% del PIB y financiado por el BCRA.

Circula en ámbitos oficiales el mito de que la estabilización lleva siempre a una recesión. Cruzando la cordillera y al inicio de la transición democrática (presidencia Aylwin), Chile logró bajar la inflación en cinco años del 27,4% al 8,9%, ¡creciendo al 6% anual! Es urgente por el bien del país, y también del gobierno, que se estudien y pongan en práctica esta o similares alternativas.