Aquelarre

Julio Bárbaro

Las ideas suelen entreverarse, a veces por los cambios de la etapa, otras por la voluntad de ocultar intenciones. Y eso sí, nunca como ahora. Me siento peronista y cultor del progreso. Es de sobra donde dice que se ubica el gobierno. Pero, de pronto, convencieron a varios de que pertenecemos al sector Gorila y neo liberal. Y me lo dicen ellos, demasiados de quienes tengo duros recuerdos de oficialismos eternos. Ellos, como si hubieran vivido la dictadura en la clandestinidad o en la contienda, ellos que se enriquecieron cultivando el siempre rentable oficialismo.

Y se mezclan para protegerse, empresarios y sindicalistas que florecieron en la dictadura junto a algunos perseguidos a los que asignan un papel secundario. Aparecen como un cuerpo único y coherente, como si las ideas que simulan tuvieran la solidez de las prebendas que abrazan. Ellos que acompañaron, apasionados,  las privatizaciones por los supuestos logros que prometían, nos decían que eran para todos pero sabían que de seguro solo les tocaba a  ellos. Expandieron el juego con la misma pasión que el peronismo la industria Flor de Ceibo o el Frondizismo la industria pesada. Y se iban endureciendo en sus posiciones mientras se enriquecían en sus propiedades. Cada vez más enriquecidos por las prebendas y más agresivos por las supuestas acciones “justicieras”. Empresarios, sindicalistas y políticos de probada capacidad de adaptación a  gobiernos y  modas construyendo el partido de los expoliadores del estado. Eso sí, como si los atacara una actitud culposa cada tanto distribuían dineros  para beneficiar a los que menos tienen.

El oficialismo permanente es un estado rentable del alma.

No es una agrupación apta para tímidos y vergonzosos, se necesita de espíritus duros templados en la forja de justificar lo que sea necesario o de adaptarse a todos los climas y obediencias. En el reino animal lo llaman mimetismo, en la intelectualidad autóctona lo titulan “revisionismo histórico”.  Es una manera de amoldar el pasado para permitir volver maleable el presente. El poder vale por sí.. Lo demás es solo un decorado circunstancial. Algunos fueron convocados por ser expertos en ese deporte de aplaudir al vencedor, otros tan solo se acercaron ya maduros y cansados de soportar las miserias de ser opositores. Un partido oficialista como columna vertebral y algunos cansados de confrontar, y hoy jugando de comparsa.  Todos juntos armaron el famoso kirchnerismo.

En los setenta la guerrilla ya era para la mayoría de los militantes una simple variante suicida y sin posibilidades de vencer. Pero el heroísmo de tantos de sus mártires fue convertido en bandera de derechos humanos, y en ese camino lograron degradar hasta lo más digno de esos tiempos.  No son ellos los únicos con derechos para revisar el pasado, pero son sin duda los más responsables de este desgraciado presente. Es hora de que se hagan cargo.