Oportunidad única para desterrar al autoritarismo corrupto

Julio Bárbaro

Llegamos a un principio de final feliz. La monarquía de Santa Cruz va a dejar de ser una cruz que debamos cargar entre todos. La Presidenta se despide con un humor agresivo e impune y todos los demás imaginamos un futuro sin ella. Estuvieron cerca de llevarse puesta a la democracia, de imponer esa absurda mezcla de negocios y autoritarismo, de corrupción con justificación ideológica, de derecha con pretensiones  de izquierda. Manchados, acusados, descubiertos en su enriquecimiento desmesurado, en el lugar de las ideas que proclaman instalaron la complicidad que los une. Y todos los que no pensamos como ellos, en lugar de opositores, venimos a ocupar el lugar del imperialismo y las corporaciones. Impunidad y caradurismo no les falta. En rigor, les sobra como a nadie nunca antes.

Hoy votamos y, primero, el candidato oficial es el menos oficialista de los candidatos. No es kirchnerista ni de La Cámpora, lo que queda claro al animarse a visitar Clarín. En realidad, ya todos se dieron una vuelta por el grupo de medios liderado por Héctor Magnetto; crearon tantos medios aburridos de oficialismo hiperbólico para terminar visitando al que no lograron comprar ni acallar. Y Scioli también  viajó a Cuba, no sabemos si para adherir al sistema o para averiguar cómo acercarse al imperialismo.

O sea que se va el apellido Kirchner, no lo hereda un fanático de esa enfermedad y luego pierden la mayoría absoluta, hasta es posible que no logren ganar en primera vuelta y sean derrotados.

Que quede claro: no es una elección más, no votamos candidatos sino sistema político, votamos entre democracia o autoritarismo. No llegaron a dictadura, no por falta de voluntad sino de puro incapaces y, además, hubo resistencia. Resistencia, virtud escasa en nuestra sociedad, vocación de servicio, presente en muchos lados menos en la política. Necesitamos cambiar, el Gobierno actual es malo y está gastado, son todos personajes unidos y amontonados  por la complicidad.

Massa venía primero lejos, tenía sus merecimientos, al jugarse había impedido la reelección. No quiero ni imaginar que hubiera sido La Presidente si la reelegían. Sin necesidad de ser perseguidos, se hubieran ido millares a vivir a otros lugares. Massa los derrotó y convirtió sus sueños en pesadillas. Igual,  con el dinero oficial contrataron miles de obsecuentes, como  José Pablo Feimann, que explica el imperialismo en el Canal Gourmet en el de cocina que denominan Encuentro, donde estos personajes anquilosados despliegan su recetario ya vencido por la realidad.

Macri organizó un centro-derecha transformador, apoyado en la eficiencia administrativa. Eso está en la Capital, el distrito más progresista y complicado, pero les fue bien, tienen un cincuenta por ciento de adhesión. Ese sector, el centro-derecha, es hoy el mejor organizado como partido: tuvo una interna en serio, ganó Macri y convocó e integró a los vencidos. Eso no se hubiera podido imaginar en otras fuerzas; en el kirchnerismo un disidente es un traidor que debe ser perseguido, primero por los servicios de información que tanto admiran y luego por los grupos de militantes rentados, o sea, alcahuetes oficiales que tanto abundan.

Macri va a internas con radicales y la señora Carrio; Massa compite con De la Sota; Scioli no compite con nadie. Ya lo eligieron, no por ser el mejor, no tenían otro, los leales a pleno eran todos piantavotos.

Margarita Stolbizer es una candidata de UNEN, grupo que tenía tantos candidatos que casi se queda sin ninguno. Pero merece el respeto de todos, ella expresa el progresismo, el centro-izquierda y la honestidad; ésa es la nueva política, la que necesitamos.

Digamos que el oficialismo retrocede con el desarrollo social; en Capital, Córdoba y Santa Fe sale tercero cómodo. Ya perdió Mendoza.  Sueña con ser la expresión mayoritaria de los necesitados de la Provincia de Buenos Aires. Ese es su sueño, su esperanza, que las clientelas les sigan siendo leales.

Los candidatos oficialistas de la Provincia se salieron de cauce, se dijeron cosas que nada tienen que ver con las ideas que no expresan y demasiado con los intereses que sí comparten y a veces compiten. Scioli había decidido tomar distancia del conflicto, la Presidenta tomó conciencia de que era una guerra posterior a su poder, ya sin ella gobernando.  Y salió a otra cadena, discursos donde intenta amenazar a la Justicia. Lo mira a Zannini y le dice “¿Te acordás cuando nos allanaron por el Banco?”. Les propone a todos no tenerle miedo a la Justicia, ya vendrán los empleaditos de “la legitima” y avisarán a los jueces que con el poder no se puede, que los fueros son eso, blindaje para que el delito escape del espacio de la ley. Brasil tiene corrupción, pero también empresarios y políticos presos. En eso, seguimos siendo los peores.

El discurso Presidencial podría sintetizarse en una sola frase: “Mantengámonos unidos que mi Gobierno nos da impunidad y  nos protege”.  Votamos un sistema, democracia con instituciones. Votamos contra una decadencia, autoritarismo con corrupción. Insisto, no elegimos tan sólo un candidato, sino mucho más, una forma de vida. Hagámonos cargo de semejante responsabilidad.