La voluntad pacificadora de Uruguay está en juego

A la hora que escribo estas líneas, jueves al mediodía, no hay novedades en el caso de la denuncia sobre sevicias y tratamientos degradantes que afectó a 28 detenidas por la dictadura. Este expediente judicial se vio claramente cambiado de rumbo por la aparición fantasmal de Héctor Amodio Pérez, el tupamaro que vivía escondido en el exterior luego de haber sido liberado por la dictadura en misteriosas condiciones.

Da la impresión de que él ni idea tenía de lo que iba a ocurrir cuando vino con un pasaje marcado de retorno para dos días después de la presentación de su libro. El hecho, sin embargo, es que sus viejos compañeros, hoy en el poder, lanzaron su andanada contra él y la Justicia resolvió ubicarse entre la espada y la pared.

Lamentablemente, el país sigue enredado en las ominosas historias de aquellos años en que un grupo mesiánico intentó, por medio de la violencia, derribar las instituciones del país. Entraron a la cárcel repudiados por la gente y salieron bendecidos por los malos tratos que les infligió arbitrariamente la dictadura. Es uno de los peores legados del nefasto período de facto. Lo malo es que la voluntad pacificadora que el país tuvo al salir de él (y que tanto éxito tuvo, como que hemos vivido en paz y democracia estos años) se cuestiona todos los días. Ahora circulan las venganzas como moneda corriente y se sigue manteniendo vivo lo que solo debería ser materia de análisis histórico. Continuar leyendo

Túnica blanca y moña azul

Esa vestimenta clásica ha sido -y sigue siendo- una de las definiciones sustantivas de la identidad uruguaya. Ella expresa la igualdad republicana y la laicidad del Estado. En los bancos de la escuela no hay ricos o pobres, católicos o judíos, negros o blancos. Todos, con la túnica blanca y la moña azul, son iguales en dignidad, derechos y deberes.

Por esa razón es que planteamos la necesidad de establecer, desde el principio, que la bienvenida inmigración siria, bienvenida como toda inmigración, ha de vivir un doble proceso: el de adaptarse a las leyes y los hábitos de nuestra sociedad, así como esta, a la inversa, debe procurar, con amplitud de criterio, integrarla a la matriz nacional. Esa matriz hoy felizmente consolidada sobre la base de gente proveniente de los más diversos orígenes, mayoritariamente de España e Italia, pero también de Líbano, de los barrios judíos de Europa y Medio Oriente, de Armenia, de Croacia, de Lituania, de Grecia y por supuesto de nuestros vecinos.

El debate desatado ha servido para identificar equívocos que es muy bueno comenzar a despejar. Sin las intemperancias que también han salido a luz. Continuar leyendo

La gran cortina de humo

En 1917, la Constitución se transformó fundamentalmente para sustituir la Presidencia de la República por un órgano colegiado, tema planteado al país por Batlle y Ordóñez y que abriría una larga polémica. En 1934, fue para lo contrario y para convalidar la situación política emergente del golpe de Estado del año anterior, dividiendo el Senado por mitades entre los sectores mayoritarios de los dos partidos tradicionales. En 1942, para superar lo anterior y modernizar la estructura del Estado con un sistema más parlamentarista. En 1952 retornó el colegialismo y en 1967 volvió a sustituirse por la Presidencia, con el añadido de un conjunto de disposiciones que pretendían darle al Poder Ejecutivo mayor capacidad de gestión, fundamentalmente en la disposición del gasto público. El último gran cambio fue el de 1997, en que se abandonó el doble voto simultáneo, se introdujo la doble vuelta para la elección presidencial y las elecciones internas para la postulación de candidatos presidenciales.

Podremos concordar o no con esos movimientos, pero, en el contexto político de cada momento, respondían a una necesidad, al reclamo de sectores importantes de la sociedad o la vida política. Hoy se lanza la idea de la reforma constitucional sin ton ni son, como un ejercicio gimnástico que procura arrastrar el debate hacia sus vericuetos y aliviar la presión de los hechos sobre el Gobierno. No se sabe para qué. Continuar leyendo