De maestras, trabajadoras y otras situaciones “embarazosas”

Las increíbles declaraciones del ministro de Hacienda de La Pampa, Ernesto Franco, que planteó que las docentes “se embarazan para tomarse las licencias y cobrar sin trabajar”, me trajeron a la memoria el contrato de maestras del Consejo Nacional de Educación del año 1923, donde las “señoritas” acordaban “no casarse, no andar en compañía de hombres, no usar vestidos que queden a más de cinco centímetros por encima de los tobillos”. En las primeras décadas del siglo XX, las maestras no éramos consideradas mujeres con derechos sexuales y reproductivos, tampoco trabajadoras con derecho a licencia por maternidad o a la agremiación, ni siquiera teníamos derecho a una ciudadanía plena con el acceso al voto, que no era universal porque no nos incluía.

Las palabras del ministro pampeano fueron pronunciadas en la Semana Mundial del Parto Respetado y atrasan un siglo; se apoyan en un modelo de sociedad y de escuela que hace ya mucho tiempo fue superado por los avances en los derechos de las mujeres y de las trabajadoras de la educación, después de décadas de luchas reivindicativas. De hecho, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) o el gremio docente Unión de Trabajadores de la Educación de La Pampa (UTELPa), que cuestionaron duramente los dichos del ministro, hoy plantean políticas parentales que amplían derechos para que los varones tengan acceso a licencias más prolongadas por nacimiento, con un modelo de cuidado compartido de hijos entre varones y mujeres. Continuar leyendo

Lenta respuesta oficial a la emergencia por dengue

Laura López era maestra en un distrito escolar del sur de la ciudad de Buenos Aires, tenía cuarenta y siete años, dos hijas adolescentes. Demasiado parecidas, podría haber sido yo misma, podría haber sido cualquiera de nosotros. Laura López tenía diabetes y por eso el dengue la mató, porque el contagio de la más común de las enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes aegypti terminó en descompensación al combinarse con una patología preexistente, también bastante común. La diabetes, la obesidad, la insuficiencia renal o cardíaca, o la hipertensión, como fue el caso del hombre de 49 años cuyo nombre no conocemos pero que murió hace dos semanas, son factores de riesgo que pueden agravar severamente el cuadro de dengue.

Sin embargo aun para quien sufre un cuadro leve, el contagio posterior con otro serotipo también es de alto riesgo, ya que aumenta las posibilidades de muerte por dengue hemorrágico.

El mismo día que a Laura López la lloraban su familia, sus compañeras, sus alumnos de segundo grado, llegó a mi casa la respuesta del Ministerio de Salud de la Ciudad a un pedido de acceso a la información pública que realicé como ciudadana a través de la ley 104. Ese informe data del 7 de marzo, tiene casi un mes y registra 3.041 casos sospechosos en la ciudad, de los cuales se confirmaron 622 (267 autóctonos), se descartaron sólo noventa y el resto continúa en estudio. En ese informe no está Laura López. Tampoco están decenas de casos que se declararon en pleno pico de la epidemia en la Villa 20 de Lugano. Continuar leyendo