Venezuela y Argentina: espejismos de democracia

Leandro Lobato

Según la conocida y cercana Wikipedia un espejismo es una ilusión óptica en la que los objetos lejanos aparecen reflejados en una superficie lisa como si se estuviera contemplando una superficie líquida que, en realidad, no existe.

Ese líquido, el agua que da vida, vendría a ser la democracia y el ejercicio pleno de las libertades. Esa tierra seca  y angustiosa es una crisis entre lo que debería existir y lo que realmente existe y existió.

Los trágicos sucesos que el pueblo de Venezuela está sufriendo ponen en evidencia lo real contra aquello que se decía con vehemencia y discurso heroico y salvador. Aquel discurso implicaba miles de voces calladas, aquel pensamiento único y dogmático se encontró con su mejor aliado: la violencia. Un pueblo perseguido, un Estado represor y torturador hizo que las sociedad no aguante el sufrimiento que le digan que no son venezolanos.

La juventud ha sido siempre la gran protagonista de las grandes transformaciones sociales y política de nuestra época, siempre tuvo como inercia al pensamiento crítico y superador para profundizar sobre lo que consideramos justo e igualitario. Los jóvenes en Venezuela son un ejemplo a lo largo de estos últimos años de una lucha constante contra el autoritarismo del chavismo tapado por retórica fanática, resabio de las últimas dictaduras militares, todavía sigue vigente en la región y Argentina no es la excepción.

Al igual que Venezuela, Argentina tiene su ley antiterrorista, herramienta para la criminalización de la protesta social que se suma a la manipulación mediática y reproducción del discurso oficial.

En los últimos tiempos un nuevo retroceso de la democracia se vive en la Argentina. Hoy las “las carpetas de Milani” dejan en claro que los militares vuelven a hablar de política y de militantes, de sus acciones, de sus pensamientos, de su vida, todo ello a partir de la incorporación de un sujeto proveniente de los servicios de inteligencia en las fuerzas armadas.

Esto significa un paso atrás de todo aquello que costó tanto recuperar con la vuelta de la democracia, y no solo es un retroceso para con nuestros logros del pasado sino también para con el futuro gobierno de nuestro país.

Oficialmente, el Gobierno Nacional se expidió a favor de un modelo que lógicamente ha hecho suyo en estos 10 años de kirchnerismo. Aquella Venezuela, que era la primera premisa para el populismo en la región fracasa y con ello la sociedad aprende y exige lo que le corresponde: la libertad.

Como todo, como diría el Indio Solari: “Pasará, ya pasará este espejismo pasará…”