Angelici, el mejor asesor de Cristina

El presidente de Boca, Daniel Angelici, tomó la peor decisión desde que asumió en diciembre de 2011: despedir a Carlos Bianchi. Es algo que no aprendió de su jefe Mauricio Macri, quien nunca echó a un DT por los fracasos deportivos. La única “víctima” del Jefe de Gobierno durante su estadía en las oficinas de Brandsen 805 fue Jorge “Chino” Benítez, quien escupió a un jugador rival en un partido de Copa Libertadores. Fue un reflejo disciplinario. El resto de los entrenadores de su gestión dorada completaron su contrato o renunciaron.

Cansado de los malos resultados, Angelici se levantó el jueves con la idea de pedirle a Bianchi la renuncia. Se reunieron, y el entrenador solicitó que le dieran un partido más. El plan cerraba. Si el “Virrey” lograba ganarle a Vélez de local iba a acallar las críticas y enderezar el rumbo en el campeonato. Caso contrario tenía previsto presentarse en la conferencia de prensa y decretar el “hasta siempre” que quería la Comisión Directiva. Sin embargo, algo cambió durante la tarde y eso no será gratis: ahora la institución xeneize deberá saldar el contrato millonario que tenía el DT. 

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La política se espanta de sí misma

El kirchnerismo intenta una jugada para acelerar los tiempos políticos y lograr una definición pública de Martín Insaurralde. El gobernador Daniel Scioli y el cristinismo puro ya saben que el ex intendente de Lomas de Zamora se sumará al partido de Sergio Massa en el 2015 y buscan que su estrategia quede al descubierto. No le perdonan la traición.

Carlos Kunkel y Elisa Carrió olvidaron sus diferencias políticas para avanzar en un acuerdo parlamentario. Los legisladores quieren evitar la proliferación de dirigentes con dos mandatos vigentes elegidos por el voto popular. El destinatario del proyecto es Insaurralde, tal como refleja esta nota de Infobae. Pero también afecta a otros dirigentes que fueron elegidos hace apenas pocos meses.

El borrador se enfrenta a algunas complejidades técnicas. En la Argentina las leyes no tienen efecto retroactivo y de la redacción de la norma dependerá el nombre de sus primeras víctimas. Sin embargo, más allá de los enfrentamientos políticos de ocasión, la idea surge como una brisa fresca para las pisoteadas instituciones de la República.

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