El sueño de Capitanich

Luis Gasulla

La flamante designación del gobernador del Chaco, Jorge Milton Capitanich, como jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, abre varios interrogantes. ¿Quién es realmente el hombre que supo ocupar ese mismo cargo durante el momento más difícil de la presidencia de Eduardo Duhalde? ¿Cómo hará Cristina para vender entre sus fieles, que el Coqui es un revolucionario nac & pop siendo un político del ala más conservadora del peronismo? La respuesta está clara: una infinidad de recursos económicos, la versatilidad del “pensamiento nacional” y el antecedente de Amado Boudou. ¿Alcanzará? Por ahora, Jorge Capitanich sueña con ser el heredero natural de CFK.

En las últimas elecciones, Jorge Capitanich pudo entregarle una de las pocas buenas noticias a la presidenta, a quien conoce desde sus tiempos en el Senado de la Nación, donde los dos trabajaban en conjunto en sus respectivas bancas. En octubre, en el Chaco, el Frente para la Victoria, superó el 60% de los votos. A fines de los noventa, ella y él afianzaron una relación muy cercana. Padre de dos hijas, junto con su ex mujer, la ex ministra de Salud de su gobierno, Sandra Mendoza, el Coqui había llegado a la gobernación en el 2007, tras un reñido escrutinio con el radicalismo. Pocos recuerdan su pasado como jefe de Gabinete duhaldista durante la devaluación asimétrica y sus anteriores relaciones con el menemismo en la extraña privatización del banco de Formosa.

Como gobernador aguantó disputas internas, un vicegobernador crítico de su gestión, paros docentes y conflictos sociales. Fue uno de los ideólogos de la nacionalización del proyecto de construcción de viviendas ”Sueños Compartidos“, que desembarcó en la suya como en ninguna otra provincia, con más de 425 millones de pesos, centros de salud y viviendas. En el 2009, un enfrentamiento entre un puntero local, Emerenciano Sena, y el ex apoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo casi termina a los tiros. Sergio Schoklender regresó a Buenos Aires sin el obrador “Campo de Tiro” pero mantuvo la relación directa con su amigo “Coqui”.

Las relaciones de Jorge Capitanich con el mundo de la aviación son al menos, curiosas, como la de otros tantos gobernadores. Por ejemplo, en el 2011 la gobernación del Chaco le concedió a Baires Fly 176 mil dólares para mantener su flota cuando, según un piloto de la compañía, la empresa “no está en condiciones de reparar ni siquiera una hélice”. Su dueño era Luis Grande, quien pertenecía al grupo de pilotos de Macair Jet, propiedad de Franco Macri y vinculado con su hijo Mauricio. La provincia del Chaco, en 2007, fue  el único distrito en que el FpV convivió con el PRO. En octubre del 2008, el gobernador Capitanich lanzó, en sociedad con la empresa de Macri Aerochaco y le pagó a Macair Jet más de 15 millones de dólares, al año siguiente, en concepto de compensaciones y compra de horas de vuelo.

Uno de los aviones –Lear Jet N786YA– era utilizado asiduamente por el ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime. Su dueño, según Carlos Colunga, era Manuel Vázquez, muy cercano a Jaime. Por ese lujoso avión, Ricardo Jaime fue investigado por el juez Norberto Oyarbide por supuesto enriquecimiento ilícito. Por otra parte y, según la revista Noticias, Gastón Miret, el piloto del caso de narcotráfico por el cual los hermanos Juliá habían sido detenidos en España, había trabajado para Baires Fly.

A comienzos del 2012, Jorge Capitanich soportó otro escándalo nacional cuando su ex mujer se quejó en las redes sociales que el gobernador se había llevado a sus hijas, sin su autorización, a Panamá en un avión de la provincia. Oficialmente, dirían que se trataba de un viaje oficial por una entrevista con el presidente haitiano. Otro escándalo tapó al hecho. Las apariciones de Capitanich en los medios oficiales, en especial en el programa ultra K 678, los domingos por la noche, día de mayor encendido, alimentaron el rumor de que el Coqui estaba por desembarcar en el Gabinete nacional.

Desde la Jefatura de Gabinete manejará la pauta oficial, hasta ahora, utilizada como premio y castigo por las anteriores gestiones. Los escasos periodistas independientes del Chaco aseguran que nada indica que el sistema cambie con la llegada de Jorge Capitanich. Un hombre que no dudó en enviarle una carta documento a un colega, Javier Smaldone, simplemente por escribir en Twitter una información que a él no le gustó.