Una vaquita para el Chino

El dirigente del Movimiento Evita Fernando “Chino” Navarro hablaba de la macroeconomía argentina, la grandeza del kirchnerismo, los fondos buitres, el Plan Procrear, los monopolios mediáticos y las debilidades de la oposición como de costumbre. Pero una inesperada pregunta en mi programa en FM Identidad lo descolocó: Cómo productor de Tochineki S.A. ¿cómo le fue con la película sobre Néstor Kirchner en un momento en que se han estrenado muchas películas argentinas pero el público, por lo general, termina eligiendo los tanques norteamericanos?

“…En términos económicos no nos fue bien pero nunca lo encaramos el proyecto pensando en ningún rédito económico. Era hacerle un homenaje a un presidente que fue un compañero, un militante, del cual yo me consideré su amigo. Así que el balance es positivo porque la película, luego de La historia oficial (SIC), perdón, de La República Perdida, el documental que se hizo en los últimos meses de la dictadura previos a la asunción de Alfonsín, es el documental que más gente vio. Estamos satisfechos, nos siguen invitando a festivales, se ve en locales, en plazas, los compañeros nos piden verla con un compañero y armar un debate, incluso tienen el CD. Incluso los manteros que venden películas ‘truchas’ la vendían”.

Más allá del sincericidio de hablar de “historia oficial”, Navarro demostró tener una gran memoria emocional pero no racional al no recordar, exactamente, cuánta plata perdió por el homenaje a Néstor Kirchner: “No recuerdo porque, en definitiva, hicimos dos películas y no tenemos el balance cerrado pero no ganamos dinero. Igual no soy yo el que me encargo de eso”

Extrañamente, según los documentos oficiales recapitulados en el blog Eliminando Variables, sólo 40 días Fernando Navarro perteneció a Tochineki S.A. Tras su ida, sólo quedó la otra parte del proyecto ideado, originalmente, para recapitular material para realizar una película homenaje al ex presidente de la Nación, Néstor Kirchner. La respuesta del dirigente del Movimiento Evita genera dudas sobre quién pasó a cobrar por las ventanillas de Telam, desde el 2009 al primer semestre del 2013, la millonaria suma de $1.331.000 en concepto de pauta publicitaria en afiches en vía pública: él o Jorge Héctor “El topo” Devoto, su socio creador desde el 27 de enero del 2011. Pero, como informaron en su momento, los periodistas Ignacio Montes de Oca y José Stella, el 11 de marzo de ese año, ambos dejaron sus lugares, en la presidencia de la empresa, para ser reemplazados por Rodolfo Atilio Pereyra y Héctor Alberto Fuente Buena. A propósito, los periodistas consultados aseguran que sus fuentes no son Buena, sino buenísimas, pues adjuntaron los papeles correspondientes.

Pereyra es empleado de la cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, cargo que ocupa tras su paso, por la municipalidad de Quilmes, distrito del que realizó su carrera política Navarro. Pereyra se inscribió en la AFIP pocos días antes de asumir como Presidente de Tochineki -siglas de Topo-Chino-Néstor-Kirchner por si le queda alguna duda al lector-. Fuente Buena fue candidato a concejal acompañando al Chino en las elecciones de octubre del 2013.

Si, a pesar de los cuantiosos fondos en pauta publicitaria más el subsidio del INCAA (su ex directora, Liliana Mazure, es la ex mujer de Devoto), la película fue un mal negocio económico, Navarro se debería agarrar la cabeza al contabilizar la cantidad de proyectos que encaró con “Néstor Para Todos”. Realizó una muestra itinerante, recapituló fotografías por todo el país, recibió material de alta calidad, a través de TELAM, a cambio de que figurase el isologo de la agencia de noticias -según publicó Eliminando Variables- y terminó en el Museo del Bicentenario. Es posible que los 968 mil pesos que le entregó el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, a los directivos de Tochineki en concepto de traslado y montaje de la muestra, no le haya alcanzado al Chino para llegar a fin de mes. El 6 de septiembre del 2012, fueron adquiridos 300 ejemplares del libro homónimo del film por el Congreso de la Nación, una ayudita que no todos los escritores ni historiadores lograron conseguir. Pero fueron sólo 90 mil pesitos. Timmerman no quería pasar por la librería y compró, para la Cancillería, unos cuántos ejemplares más por 49.800 pesos. Una ganga.

Pero como el proyecto de Adrián Caetano no gustó, el Chino y Devoto terminaron eligiendo a la directora Paula de Luque, casualmente, ex mujer del secretario de Cultura, el nominado al Martín Fierro por su programa cultural en Televisión y fanático de la muestra fotográfica de Kirchner diseñada junto a la otra promesa del cine argentino: Florencia Kirchner. Pero el film de Caetano terminó saliendo al aire en el canal Telefé, promediando los 8 puntos de rating. La emisora de Constitución no suele emitir documentales ni cine argentino pero, vaya a saber por qué, hizo una excepción en esta ocasión.

Es un misterio cuáles serán los próximos proyectos cinematográficos, televisivos, fotográficos y editoriales de Tochineki. Según la respuesta de su creador, Fernando “Chino” Navarro necesitará de otra pequeña ayuda de sus amigos, como cantaba Ringo Star, para no tener que pasar hambre. Raro no? Formalmente ni Devoto ni Navarro tienen relación con Tochineki pero siguen preocupándose por la empresa como si fuese propia.

Lo que Capitanich no puede explicar de Sueños Compartidos

En junio del 2011, pocas semanas después de que estallase el escándalo Schoklender, viajé a Resistencia, Chaco, a conocer las obras de Sueños Compartidos, el programa de construcción de viviendas e inclusión social, que dirigió la Fundación Madres de Plaza de Mayo con fondos públicos, nacionales y provinciales. “Pero claro que hubo choreo, acá lo hubo, íbamos mitá y mitá“, me confesó con honestidad brutal el alto funcionario del entonces gobernador chaqueño, Jorge Milton Capitanich. En una entrevista personal para mi libro, El negocio de los derechos humanos, el “Coqui”, en cambio, explicaba el desfalco porque “Sergio Schoklender era un loco, estaba enviciado”. Así justificaba el desvío de fondos públicos por la supuesta obsesión al juego del ex apoderado de la Fundación. Pero el hijo putativo de Hebe de Bonafini se alojaba en el hotel más caro y prestigioso de Resistencia, Amerian, pero jamás nadie lo vio jugando a las fichitas en su casino.

En noviembre del 2012, una semana antes de la publicación de mi libro, Sergio Schoklender se ofuscó cuando le pregunté por las tasas de retorno que se pagaban a funcionarios nacionales y provinciales para realizar las obras y esquivar los controles correspondientes. “No le saqué un peso a nadie” me dijo en la puerta del juzgado de Norberto Oyarbide, en la época en que el polémico juez estaba a cargo de la investigación. La información fue chequeada por dos fuentes dentro de la Fundación, por un arquitecto que se desempeñaba en el Chaco y, meses después, por uno de los implicados que me contó, con lujo de detalles, cómo era el manejo de dinero. Desde ya, Hebe de Bonafini autorizaba los pagos, Sergio “arreglaba” y los funcionarios recibían. Sueños Compartidos era una pantalla ideal para publicitar la gestión del gobierno nacional. Todos ganaban. Cristina construía casas con las Madres de Plaza de Mayo, símbolo de la resistencia a la última dictadura militar y al menemismo. Bonafini sentía que influía en el poder y Sergio Schoklender hacía sus propios negocios privados a través de su empresa constructora Meldorek. Los gobernadores e intendentes como Sergio Massa, Alejandro Granados y Darío Giustozzi, recibían a la Fundación con los brazos abiertos. Tenían la prensa asegurada a través de la consultora de Doris Capurro, otra socia clave en la ensalada de fondos públicos manejados como si fuesen privados. Jorge Milton Capitanich fue más allá y firmó más convenios que ningún otro gobernador para estar bien con la Casa Rosada. Los empresarios constructores chaqueños denunciaron que la competencia era desleal y que no había controles. Las advertencias fueron desoídas.

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Sueños Compartidos: ¿qué implica el apartamiento de Oyarbide?

Agosto arrancó movido en los Tribunales de Comodoro Py. Los jueces de la Sala I de la Cámara Federal, Jorge Ballesteros y Eduardo Farah, decidieron apartar al Juez Federal Norberto Oyarbide de la causa que investigaba el supuesto lavado de dinero, desvío de fondos y asociación ilícita de los hermanos Schoklender y del contador Alejandro Gotkin. A su vez, dictó el desprocesamiento de los implicados y la nulidad de las declaraciones de los 66 imputados. La causa volvió a foja cero y la retomará otro Juez, afín al gobierno, Marcelo Martínez Di Giorgi.

Un mes atrás, el menor de los Schoklender suponía que las cartas estaban echadas y que, luego de la feria judicial, tendría motivos
para festejar. Así fue. Ahora bien, ¿el gobierno nacional tiene motivos para también hacerlo? Por ahora sí, el tiempo dirá si es
definitivo. Con la medida de la Cámara, en parte, hoy por hoy, todos ganaron, menos los denunciantes y los estafados.

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