Cuba: el as bajo la manga de Francisco

Y se dio nomás. La bandera cubana flamea en Washington y la estadounidense en la isla rebelde. Impresionantes imágenes que llegan desde La Habana. El secretario de Estado de los Estados Unidos John Kerry, presidiendo la ceremonia de izado de la star spangled banner en la nueva embajada, tarea a cargo de los mismos tres marines que hace 54 años la arriaron para siempre desde lo alto del mástil. Miles de cubanos sorprendidos e ilusionados por que este deshielo les traiga prosperidad y más libertad. El mundo preguntándose si este logro indica la llegada del verano o se trata simplemente de una tímida golondrina desorientada. Los Castro, moviendo una pieza clave en el tablero del poder real. Eso sí, también mucho más viejos. El tiempo pasa para todos, para los soldados del norte y para los comandantes revolucionarios.

El gran interrogante es si hacían falta tantos años para que esto sucediera. Peleas y desencuentros entendibles durante la Guerra Fría, aunque muchas veces no justificables, necesitaron casi dos décadas y media adicionales a la caída del muro de Berlín para ser superados. Mientras tanto, generaciones enteras de cubanos que sufrían en silencio a un régimen que, por acorralado, cada vez se ponía más paranoico y autoritario. Los logros de la revolución se iban asfixiando al ritmo de las libertades individuales, los derechos humanos, la posibilidad de disidencia, el respeto por el que piensa diferente y una economía raquítica que languidecía. Continuar leyendo