Rubro 59: del papel al mundo virtual

El “rubro 59” siempre fue conocido como aquélla parte del diario en la cual se ofrecían servicios sexuales de lo más variados. Todos conocíamos su existencia y de algún modo la aceptábamos como una parte más de los avisos clasificados, sin hacernos muchas preguntas sobre cómo funcionaba. Sin embargo, detrás de cada publicación, existía una historia de vida diferente: mujeres que ejercían por cuenta propia la prostitución, otras que eran explotadas por terceros para obtener un provecho económico a través del comercio sexual y algunas que eran víctimas de trata de personas. Estas simples páginas de un diario a la vista de todos no eran otra cosa que un gran portal de ingreso a un negocio para pocos y un gran padecimiento para muchos otros como lo es la explotación sexual.

Con el paso del tiempo y el avance de las normas internacionales orientadas a combatir la trata sexual (ver leyes 23.179, 24.632 y 23.849), en el año 2011 en nuestro país se dictó el decreto 936 orientado a la protección integral de las mujeres, que tuvo como objetivo principal erradicar la difusión de mensajes y de imágenes que estimularan o fomentaran la explotación sexual. Este decreto fue una respuesta a las medidas de prevención contempladas en la ley 26.364 (actualizada por ley 26.842) de Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus víctimas que buscaban evitar la proliferación del comercio sexual y la trata de personas. También fue un reflejo de los derechos protegidos por la ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, a través de la cual se intentó eliminar los patrones socioculturales que reproducen la desigualdad de género y todo tipo de situación de violencia contra la mujer.

Pero concretamente, ¿qué establece el decreto 936? Prohíbe los avisos que promocionan la oferta sexual o de algún modo solicitan personas para el comercio sexual ¿Cuál es el objetivo de esa prohibición? Eliminar todo tipo de difusión en medios masivos de comunicación; en especial en medios gráficos, que facilite la captación de posibles víctimas de trata de personas y fomente la explotación sexual. La idea es reducir este tipo de prácticas que son la puerta hacia el delito de trata de personas ¿Cuál es el ámbito de aplicación del decreto? Es aplicable a toda la Argentina. Entonces, para prevenir este tipo de hechos contamos con las leyes adecuadas. Esta parecería ser la ecuación perfecta. Si estuviéramos en una partida de truco podríamos decir que tenemos las mejores cartas: el ancho de espada, el de basto y el siete de espadas. Y aún así no podemos ganar el partido ¿Dónde está la falla? En la vida cotidiana.

Los avisos de oferta sexual en los medios gráficos casi han desaparecido. Eso es un gran avance. Sin embargo, una mirada más profunda nos demuestra que se produjo una metamorfosis de esos avisos. Y es que migraron de las páginas de papel al mundo virtual, con muchísimas publicaciones con fotos, características físicas y hasta detalle de las experiencias sexuales vividas ¿Cómo funcionan las páginas de internet que ofrecen servicios sexuales? Si hacemos una simple búsqueda de mujeres o de “escorts”, por ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires, aparecen en la web muchísimas páginas ofreciendo el comercio sexual. Hay teléfonos para contactarse y poder publicar, precios que deben abonar las mujeres y en casi todos los casos un estudio fotográfico que por otra “módica” suma de dinero saca la foto de rigor.

Pero aquí hay otro negocio ¿Cuál es? Cobra por sacar las fotos, por las publicaciones y se enriquece mediante las prácticas que el decreto 934/11 combate. A veces, además poseen un “privado” para canalizar la oferta sexual de su página. Una rápida recorrida por la red es ilustrativa: si tomamos como precio promedio de publicación la suma de $550 y lo multiplicamos por la cantidad de mujeres que suelen recurrir a este tipo de páginas (alrededor de 200), nos encontramos frente a la suma de $110.000 mensuales, o sea, $1.320.000 anuales. Claro que estos números son sólo aproximaciones ¿Negocio redondo? Es difícil pensar en el fin. Pero un paso necesario seria extender los alcances del decreto 936 a la red, para seguir peleando contra las prácticas que fomentan la explotación sexual, violando la dignidad humana y el valor del ser humano, y renuevan la trata de personas.