Carta abierta a Gabriel, el librero que no quería subir los precios

Marcelo Duclos

Gabriel:

Antes que nada me gustaría pedirte un favor, que puedas leer estas líneas desde la buena intención. Es decir, que pienses que del otro lado hay otro argentino que sufre a la par tuya las problemáticas que nos tocan vivir. Si te sirve de algo, yo ya hice ese ejercicio. Yo no pienso que tu spot tuvo alguna “retribución oficial” y te pido que consideres que yo tampoco estoy a sueldo de ningún político opositor.

Cuando vi tu spot en Fútbol para Todos me pasó lo mismo que cuando vi todos los demás, como el de la Justicia que sabe a priori por quien fallar o el del jubilado que resultó ser actor porno. Sentí la indignación de saber que por esas cosas hay inflación. Seguro que estás pensando que estoy loco, que los culpables de la inflación -y de que hoy estés con problemas financieros- son, entre otros, tus proveedores y no las propagandas del Estado. No estoy loco, déjame que te explique.

El gobierno argentino gasta más de la cuenta. Otro debate sería en qué debe gastar, pero lo cierto es que se excede más allá de cualquier opinión ideológica. Se me podría objetar que esto no es así ya que, según la perspectiva política podemos determinar el nivel del gasto público, pero no. Se excede y es objetivo. ¿Cómo lo sabemos? Simple, gasta más de lo que recauda y cubre el faltante emitiendo billetes de 100 Pesos que ya no alcanzan para vivir un día si tenemos que salir a trabajar. Alguien puede decir que no deberían existir los impuestos, por lo que no debería haber Estado. Otros que solo se debería gastar en seguridad y justicia. Otros agregarán salud y educación. Otros sumarán algunas empresas de servicios públicos y seguros sociales. Otros serán populistas y agregarán tantas cosas que tendrán que recurrir al Banco Central para poder pagarlas.

Ahí es cuando tu spot, como todos los demás, como el FPT, como Aerolíneas, como el Estado como bolsa de trabajo, como el Automovilismo para Todos, como los nuevos ministerios, como los sueldos políticos de actores, músicos, periodistas y medios de comunicación gubernamentales  crean inflación.

Esta diferencia entre recaudación y gasto financiada con emisión deprecia el valor de cada peso. Imaginate que tenés un stock constante de 10 carpetas, porque vendés aproximadamente una día por medio y vas renovando frecuentemente. Un día abrís tu local y ves que en lugar de 10, tenés 100. No gastaste para tenerlas, simplemente aparecieron. Ahora tu stock es de 110, pero se continúan vendiendo al mismo ritmo (misma demanda). Muy probablemente aproveches para bajarlas de precio, ya que con los recursos que pagaste 10, hay  110 y las tenés archivadas. Los modelos cambian de moda y tranquilamente podés despachar a mitad de precio. Es decir, incrementaste gratuitamente y de forma artificial la oferta, se mantuvo la demanda y bajaste los precios. Ahora pensá qué pasa con el peso si se multiplica la oferta monetaria (emisión) mientras todos los que laburamos tenemos los mismos ingresos para demandar bienes y servicios. Según la titular del BCRA al momento de tu spot… no pasa nada. Mercedes Marcó del Pont dijo cuando asumió y en varias oportunidades que debemos “desterrar el mito neoliberal” de que la emisión genera inflación.

Es una lástima que haya estado equivocada. Si hubiese tenido razón el Banco Central podría facilitarnos impresoras domésticas de pesos para no tener que ir a trabajar.

Resumiendo, Gaby, el problema no está en tus proveedores ni en las empresas. Está en los pesos que devalúa el gobierno con su política monetaria.

Sé que habrás pensado que te estaban robando cada vez que reponías stock más caro y que probablemente hayas notado que algunos precios inclusive superaban los otros aumentos. Detrás de esto está la incertidumbre de no poder volver a generar stock ya que el próximo proceso productivo tendrá otros precios que hoy se desconocen. ¿Puede existir algún proveedor que se aproveche de esta situación? Probablemente, pero esto solo puede pasar en la vorágine inflacionaria. ¿Te imaginás si uno o dos empresarios se comportaran así  en países con precios estables (la mayoría)? ¿Nunca te preguntaste por qué nuestros vecinos como Chile o Uruguay no tienen empresarios codiciosos que aumenten los precios todos los meses ni gobiernos con cepos cambiarios, ni “Precios Cuidados”? Pensalo.

Sé que no es fácil admitir que uno estaba equivocado, menos si lo engañaron. Me pasó más de una vez en varios aspectos de la vida. A veces nos resulta más fácil mantener la postura equivocada que asumir que lo que pensábamos está mal. No me imagino el agravante de que la equivocación haya sido pública. Pero te aseguro que como tus vecinos te bancaron en ésta, lo van a hacer cuando tengas que actualizar los precios, cosa que es preferible a tener que dejar el local. Y si te preocupa tu ciudad, tus vecinos y tu gente, cerrar no es bueno para nadie. Ni para ellos ni para vos.

Ojalá un día podamos charlar de todo esto personalmente.

Un cordial saludo.