Corea del Norte: Los Juegos del Hambre

María Belén Chapur

Un gobierno todopoderoso que todo lo controla, un ejército fuerte tanto en número como en armas, obsecuente e incondicional, control total de los medios de comunicación, falta de libertades y un pueblo sometido a través del miedo y el hambre parecen ser las características que comparten algunos países con aquella trilogía tan taquillera estrenada hace un par de años y de la que aún resta ver la última parte en la cual seguramente triunfarán los buenos.

En la película de ficción, basada en el libro Los Juegos del hambre, de Suzanne Collins, quienes detentan el poder en la nación Panem, compuesta por 12 distritos, deciden castigar a sus habitantes por haberse levantado contra el gobierno, 70 años atrás, en un intento de golpe de Estado, como consecuencia del hambre, la represión y la falta de libertades a las que se encontraban sometidos.  Así establecen los “juegos del hambre”, que se realizan cada año. Los mismos cumplen una doble función: por un lado, entretener a la población que vive de manera inhumana pasando hambre, a fin de que olvide sus pesares; por el otro, someterlos  a través del régimen del terror. Se elige a dos participantes por cada distrito, un niño y una niña de entre 12 y 18 años quienes deberán aniquilarse unos a otros de la manera más sangrienta imaginable, quedando sólo dos vencedores, uno de cada sexo. La elección de las edades no es fortuita, ya que son los jóvenes los que traen nuevos bríos y suelen rebelarse contra los gobiernos frente a las injusticias. De esta manera exterminan a aquellos que representan el futuro y quienes son a la vez, su mayor amenaza.

Corea del Norte logra hacer de esta ficción una realidad. Su dictador, Kim Jong -un heredero del poder divino de su padre a una edad temprana, se presenta como un excéntrico cargado de  cierta locura. Amenaza constantemente la paz mundial lanzando proyectiles al mar, haciendo alarde de su capacidad militar.

En la madrugada del miércoles, desde el norte de Pyongyang, fueron lanzados dos misiles Rodong de alcance medio, en represalia a la reunión en La Haya realizada el martes, a puertas cerradas , entre  los líderes de Corea del Sur, Estados Unidos y Japón. El motivo de tal reunión fue precisamente discutir la amenaza nuclear que representa Corea del Norte para el mundo entero. Ambos misiles cayeron en el mar entre Corea del Norte y Japón.

A pesar de la oposición internacional, Corea del Norte ha amenazado con fortalecer sus armas nucleares y desarrollar misiles de largo alcance. Ya en febrero del 2013, Kim Jung- un llevó a cabo su tercera prueba nuclear. Desde entonces, las relaciones con Seúl no han hecho más que deteriorarse.  Si bien hubo un acercamiento entre las dos Coreas a comienzos de este año con ánimos de reducir tensiones, esa reunión parece haber quedado en la nada.  Corea del Norte escribe con la mano lo que luego borra con el codo. Su líder  inspira confianza cero.

En el párrafo 664 del informe presentado por la Comisión de Investigación de la ONU ( Organización de Naciones Unidas) dado a conocer recientemente,  figura la desopilante cifra de casi $ 646 millones de dólares dilapidada por el excéntrico mandatario norcoreano durante el año 2012, en bienes de lujo que incluyen entre otras cosas : cosméticos, carteras de marcas internacionales, productos de cuero, relojes , productos electrónicos , autos  de alta gama y las marcas de bebidas alcohólicas más caras.  ¿Se imagina usted gastando casi promedio $ 1.8 millones de dólares por día durante un año? Es impensable.  Es una amoralidad de  principio a fin, una falta total de sentido común, y denota una altísimo grado de irresponsabilidad frente a las urgentes necesidades de toda una población. Mientras sus ciudadanos mueren de hambre en decenas o quizás centenas por día este personaje desdeñable se dedica a quemar el dinero en semejantes delirios y extravagancias. Según la Organización de Naciones Unidas para Alimentos y Agricultura (FAO ), el 84% de la población norcoreana tuvo un pobre consumo de alimentos en el año 2013. Mientras tanto el gobierno gastó $ 1.300 millones de dólares en programas de misiles balísticos en el año 2012.

Su padre, su mejor ejemplo. Durante la gran hambruna, entre los años 1990 y 1997, cuando millones de norcoreanos murieron de hambre, destinó 6.000 millones de dólares del presupuesto anual al sector militar.

Bastión comunista en esencia pura, con todos sus vicios, priorizando programas de armas nucleares por sobre el hambre y la miseria de un pueblo.  Toda la información es distribuida desde y por el gobierno. No existe internet, hay censura de todo tipo, su población vive aislada del mundo, no pueden salir del país. La falta  de libertades es llevada al absurdo; sus ciudadanos son obligados a llevar el corte de pelo a imagen y semejanza de su líder, trayendo a la memoria la China de Mao. Cercados con alambre delimitando su territorio cual si fueran ganado, al igual que los habitantes de Panem. Los norcoreanos padecen un gobierno que lejos de proveerles bienestar y desarrollo, les proporciona la más pura de las miserias.

Moraleja: cualquier gobierno que se hace demasiado grande y todopoderoso se termina corrompiendo, convirtiéndose en una amenaza para su pueblo. Quienes gobiernan sin límites,  no tendrán límites.